La COP 15 en montreal fija objetivos hasta 2030, sin definir bien qué significa la palabra “Proteger”
JORDI GISPERT (23-12-2022)
Muchas COP y pocas nueces, que diría aquél. No hace falta redundar en los artículos concretos, más abajo pueden verse los enlaces si se quiere bucear en ellos. Basta constatar que no existe todavía ningún órgano específico que a escala internacional, y a imagen y semejanza de la OMS en la materia de salud, unifique los criterios y propague decisiones en lo que hace referencia al medio ambiente. Bajo forma del Convenio Marco de las Naciones Unidas para la Biodiversidad, respaldado por 198 estados y en vigor desde diciembre del 93, es la ONU quien con periodicidad y desde entonces organiza conferencias multitudinarias que alcanzan acuerdos que son pautas pero no vinculan.
Las metas que se han propuesto ahora en esta cumbre organizada simultáneamente por la China y por el Canadá son notablemente ambiciosas, y poner de acuerdo a los 190 estados que estuvieron ahí representados (188 de los cuales pertenecen a la convención, además del Vaticano y Estados Unidos) es tarea más compleja que hallar un pendiente en una selva tropical. Dijo sin embargo Winston Churchill, exprimer ministro de la Gran Bretaña (1940-1945 / 1951-1955) que si lo que se desea es posponer un tema, lo ideal es crear comisiones. Y la ONU, efectivamente, ha perdido su poder. El G-20 toma aquellas decisiones importantes en su nombre, y acaricia a las empresas poderosas cuyos intereses mayormente no coinciden con la salvaguarda de derechos, emsiones, animales, o recursos.
¿Acuerdo histórico?
Lo que más ha transcendido estos días en los medios es satisfacción por un consenso pionero, objetivo perseguido de hace tiempo por científicos y ongs que al final se ha consumado y da esperanza a la supervivencia de la humanidad. Puesto que la fauna, la temperatura y la desertificación no son partes separadas como así las estipulan los convenios existentes, sino un todo que se retroalimenta y crece negativamente y de manera acelerada meramente por la acción del ser humano.
Ciertamente las medidas, todas ellas con objetivos concretos a aplicar antes de 2030 (proteger un 30% del océano y la tierra, restaurar una tercera parte de los hábitats dañados, reducir a la mitad las subvenciones a empresas contaminantes, rebajar un 50% la excesiva fertilización y el empleo generalizado de los pesticidas, acabar con las especies invasoras y frenar la trata de animales, tercer gran negocio tras las drogas y las armas, además de reinvertir anualmente 20 billones de euros para la conservación…) son enormemente estimulantes. Sin embargo, y aunque se han propuesto revisiones, y se ha instado a los estados a reportar resultados anualmente, queda todo un poco a la merced y voluntad de cada uno, porque no habrá auditorías, ni órganos estrictos de control, ni menos castigos en caso de incumplimiento.
¿Qué significa proteger?
El estado español, para poner un ejemplo entre los muchos que reclaman, destina recursos los últimos años para conseguir que 500.000 kilómetros cuadrados submarinos de aguas del estrecho y del Atlántico sean reconocidos como territorio oficialmente propio. Es el mismo espacio que ocupa su superficie en tierra, la prolongación del lecho continental que yace escondido en zonas muy profundas y alejadas donde ni siquiera se conocen los ecosistemas ni el relieve. Proteger dos tercios de esta plataforma ambigua sería suficiente con tal de cumplir los objetivos del 30%.
Islas Galápagos (Ecuador)
De otro lado, el modelo de las zonas ZEC (Zonas de Especial Conservación) y ZEPA (Zonas de Especial Protección para las Aves), obligadas por la Directiva Hábitats de la Unión Europea que suponen gran parte del repertorio conservacionista del marco peninsular, son en sí la mayoría documentos cortos con escasas recomendaciones y con nula obligatoriedad ni acción concreta requerida. ¿Será este el modelo que se seguirá para anunciar que se conserva un tercio de la biodiversidad ibérica?
¿Interés o activismo?
El texto final surgido de esta COP, batallado es cierto largo tiempo por muchas personas persistentes, insta a cambiar los subsidios más perjudiciales y a mudar completamente la producción agroganadera y las actividades extractivas, ámbitos que tienen gran responsabilidad en el asunto. Mientras se difunde con gran bombo el documento sellado en tiempo añadido, el estado español mata cada año más de 200 millones de animales, vende al extranjero el 60% de la carne que elabora, da total respaldo a magnos grupos industriales que acaparan la parte más suculenta del pastel, y acumula 3 demandas sin respuesta del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, por inacción ante la contaminación grave por nitratos y amoníaco. No hay ningún indicio de un giro completo. No hay propuesta, o absolutamente escasa, de subsidios a la trashumancia, a la pesca artesanal o al cultivo regenerativo.
¿Nos tiramos desde el puente de Vallcarca? No es tan negro. Pero el cambio ha de venir por normativas consistentes. Por lo menos hay un texto que propone lo que jamás se había visto anteriormente. No obstante, sin la presión efectiva, incansable y continuada de los ciudadanos, el capitalismo más salvaje seguirá su rumbo que es contrario a cualquier límite o cuidado con los mares, bosques, plantas, ríos o animales.
ENLACES DE INTERÉS:
- PÁGINA OFICIAL DE LA CONVECIÓN SOBRE DIVERSIDAD BIOLÓGICA, CON EL RESUMEN DEL ACUERDO FINAL DE LA COP 15: https://www.cbd.int/article/cop15-cbd-press-release-final-19dec2022
- TEXTO DEL CONVENIO MARCO DE NACIONES UNIDAS SOBRE DIVERSIDAD BIOLÓGICA, EN VIGOR DESDE EL 29 DE DICIEMBRE DE 1993: https://www.cbd.int/doc/legal/cbd-es.pdf