La Agroecología se abre paso para cuidar a las personas y al planeta

JORDI GISPERT (23/02/2022)

La agricultura ecológica u orgánica parte de una base muy sencilla. Se trata de volver a la era previa de la mal llamada “Revolución Verde” y producir al ritmo que nuestros ancestros más lejanos del neolítico ya habían comprobado con respecto al tempo que requiere la naturaleza. Suprimir los pesticidas y dejar aparte las alteraciones génicas y los fertilizantes y escuchar lo que la tierra pide. Esa es la receta, en la que es imprescindible, no obstante, añadir el grueso del conocimiento actual. Una base práctica y científica situada a años luz de aquella que regía hace un siglo, y que es fruto de investigaciones y de esfuerzos a los cuales todavía falta sin embargo mucho recorrido.

El suelo como reservorio de CO2

Los suelos tienen una increíble capacidad para almacenar carbono. Carbono en forma de elementos orgánicos, derivados de desechos o de restos de organismos vivos, e inorgánicos, en combinaciones que acontecen con los minerales y que originan sales más estables como pueden ser el carbonato de calcio o de sodio. Se calcula que, en condiciones aeróbicas, con oxígeno preciso y suficiente, sólo un 1% del carbono que ingresa en la tierra acaba acumulándose en la fracción húmica y permanece ahí fijado largo tiempo. La materia orgánica es consumida y remineralizada por bacterias y hongos, que por medio de procesos químicos y metabólicos complejos, se encargan de oxidarla y de convertirla en compuestos que como el amonio o los nitritos y nitratos, sirven como base nutritiva y aprovechable para la vegetación. Una incesante tarea que es indispensable para el crecimiento de cultivos, y que sin embargo y de otro lado tiene como subproducto al CO2 y al agua.

La capacidad fotosintética

El equilibrio entre la captación y la liberación es pues el punto clave de los múltiples estudios que se desarrollan. Consta de una ecuación compleja, y juega en ella como siempre un papel fundamental la fotosíntesis. Porque cuanto más tejido vegetal se crea, más CO2 es absorbido y más oxígeno emitido nuevamente. La diversidad biológica es aquí imprescindible. Si la micro y la macrobiota, términos que se refieren al conjunto de organismos vivos, invisibles o más grandes, que pueblan los suelos, es más elevada, las composiciones químicas que sirven de nutriente permanecerán en mayor número a disposición de los cultivos, que incrementarán la masa orgánica y por ende el volumen de carbono que podrá ser resguardado. Varios métodos y técnicas tratan de profundizar en la investigación e incentivar esta capacidad de almacenaje, que posee un potencial enorme.

Las cifras de los sumideros

Hablar de petagramos, mil millones de toneladas, puede quedar lejos de nuestra imaginación, pero es útil y preciso cuando hay que cuantificar las altas cantidades de un elemento omnipresente calculadas a nivel mundial. A escala planetaria, la mayor reserva de carbono existente son los fondos oceánicos, que se estima que contienen 38.000 petagramos de este elemento, en forma simple o combinada. Los terrenos agrícolas y forestales ocupan la segunda posición, con 2.500 petagramos en la zona más superficial y 5.000 abajo, en las capas más profundas. No en vano, el potencial de unos y otros es más elevado, y ganar terreno en este campo es fundamental para suavizar o incluso revertir la grave situación climática que afrontamos.

El Proyecto “Guardianes de la Biodiversidad”

Es en este ámbito que hace más de un año comenzó a funcionar en Castilla y León un programa innovador de investigación, financiado por la Fundación Caja Segovia y Caixa Bank. Lo lidera Escuelas Campesinas de Segovia, una asociación cultural nacida en el seno de la Unión de Campesinos hace justo 30 años, con el objetivo básico de asesorar y de ampliar la oferta formativa a la comunidad rural; fomentando siempre prácticas respetuosas con el medio natural. “Guardianes de la Biodiversidad” cuenta con la colaboración de 20 agricultores, entre voluntarios y profesionales. El terreno agrícola en el que se desarrolla tiene 200 metros cuadrados, divididos entre 8 campos o parcelas de secano y 12 de regadío. Cada una de ellas sigue métodos y técnicas distintas que se estudian y comparan con el fin de constatar efectos, positivos o nocivos, que derivan de su aplicación. Se cultivan en total 18 especies, entre cereales y hortícolas tradicionales, cuidadosamente custodiadas en los bancos de semillas de la zona. Variedades propias de una comarca amenazada por la pérdida de suelo (un 13% de la superficie provincial, 88.000 hectáreas, corre actualmente riesgo grave o muy grave de erosión). Un lugar que desgraciadamente sigue el patrón más generalizado de especialización en los cultivos y de pérdida de biodiversidad.

Mediciones y algunos resultados

Revertir la situación citada no es sencillo y mucho menos matemático. Se ha empezado con análisis de la composición del suelo (arena, arcilla o limo) en cada punto. El grosor y propiedades de estos materiales determinarán de entrada el potencial de captación del agua en la medida justa, una condición que es básica para favorecer la acción de los microorganismos y la nutrición de los cultivos. Se han cedido igualmente sondas y aparatos que han medido otras aspectos asimismo elementales para dirimir fertilidad y productividad, como lo son el PH (óptimo en un rango de entre 6 y 7 en la escala de 14) o la conductividad eléctrica en la savia de las plantas, que permite observar si captan sales y nutrientes suficientes para su correcto crecimiento. En el primer año de monitorización, se ha observado que en los puntos en los que se ha plantado flora adicional, en aquellos en los que se ha minimizado la labranza y allá donde se han introducido abonos naturales, ha aumentado la biodiversidad (el número de lombrices, los obreros que modelan la porosidad del suelo, ha alcanzado por ejemplo cifras de entre 23 y 43 individuos por metro cuadrado en los campos menos arenosos). Su acción beneficiosa ha dado como consecuencia el crecimiento del cultivo y la acumulación de la materia orgánica en el sustrato, el volumen de la cual se ha incrementado en 15 de los 20 campos monitoreados, y lo ha hecho en un 0,71%.

¿Como se calcula el carbono almacenado?

Para calcular la huella o retención del carbono, se ha considerado que un 58% del total de la materia orgánica almacenada lo es en alguna de sus formas. Se ha podido deducir de esta manera un aumento del 0,41% en el secuestro de este elemento de promedio. No obstante, los valores de tres cuartas partes de los suelos estudiados continúan por debajo de 1,5% en contenido de carbono. A partir de investigaciones en ambiente agrícola templado, algunos autores han fijado como óptimo un umbral del 2%. Por debajo de este, consideran que aún pueden producirse importantes pérdidas en calidad.

Toxicidad: ecológico frente a industrial

Así las cosas, la agricultura ecológica representa todavía una parte mínima en un mundo global que sigue confiando en los monocultivos y en el método industrial. De las 6.000 plantas que se usan en agricultura, sólo 9 ocupan dos terceras partes de la producción de alimentos a nivel mundial. Múltiples legumbres, cereales, frutas u hortalizas que comemos traen asociada una alta huella de carbono por transporte, y unos elevados índices de tóxicos que afectan la salud humana, en una proporción que alarma si la comparamos con el nulo o escaso rastro que de ellos hay en alimentos cultivados a través de prácticas orgánicas que no emplean pesticidas ni fertilizantes químicos. Es recomendable consultar en este ámbito los trabajos al respecto que se citan más abajo, realizados por el pediatra y doctor Juan Antonio Ortega, responsable máximo en Medicina Ambiental del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia). Aquí, de modo de ejemplo, su comparación de tóxicos entre agricultura intensiva y orgánica:

En la Unión Europea	Agricultura Industrial	Agricultura Ecológica
Número de sustancias aprobadas	389	35
Alguna toxicidad aguda	102	3
Sospecha de carcinógeno humano	28	0
Mutagénico Células Germinales	2	0
Tóxico para la reproducción	29	0
Candidatos a los que se buscan substituto	87	1

Redes de contacto y consumo de productos ecológicos que fructifican de manera especial en Catalunya

LA CITA DE UN GENIO (A tener presente)

“Todo sale del gran libro de la naturaleza”: Antoni Gaudí i Cornet.

QUÉ PUEDO HACER YO?

* Participar en las cooperativas, mercados y redes que van surgiendo.
* Adquirir productos provenientes de agricultura ecológica.
* Comprar directamente de un productor cercano.
* Profundizar en las consecuencias que un tipo de cultivo u otro generan para la salud humana y para el medio natural.
* Difundir los conocimientos adquiridos.
* Facilitar a otra gente el acceso a los productos ecológicos.
* Presionar para que la agroecología gane espacio en las ciudades.
* Pedir y atreverse a cultivar pequeños trozos de parcela siguiendo siempre el ciclo orgánico y respetando el entorno natural.