“Frente a la crisis económica, imaginación”. Así de claro lo ha expresado el alcalde de Barcelona. En base a un estudio concienzudo de una consultora americana el consistorio barcelonés ha tomado una decisión histórica que revolucionará la movilidad sostenible del planeta: suprimir el transporte público de autobuses y metro para dejar paso exclusivamente al desarrollo de la llamada bicicleta pública (el popular bicing). Tras analizar la realidad socioeconómica se ha visto que la implantación del bicing ha llegado a todos los barrios de la ciudad y que con más de 6.000 bicis y 400 estaciones esta es la red de bicicleta más extensa del mundo en comparación al territorio que cubre y que todavía puede densificarse más.
Mapa de distribución de las estaciones del bicing en Barcelona. Con la ampliación el transporte público motorizado será innecesario.
Los datos presentados por el alcalde de Barcelona, según su entender: demuestran que el transporte público motorizado es una sangría implanteable en tiempos de crisis. Trasladarse con un autobús ya sea de gas, gasóleo o biodiesel consume recursos naturales no renovables y la velocidad comercial del mismo no superó en el 2009 los 12 km/h (o sea inferior a la de la bicicleta). La flota de autobuses es de 1.080 vehículos, con 4.197 empleados, que transportan 196 millones de viajeros pero consumen 27 millones de litros en combustible fósil y tiene un coste de 1,3 euros por viajero transportado.
En cuanto al transporte ferroviario subterráneo, las cifras de su explotación advierten que funciona con una plantilla de más de 5.100 empleados (Metro +FGC), y transporta 390 millones de viajeros en casi 200 comboyes y tiene un coste menor que el autobús, de casi 0,90 euros por viajero transportado y la velocidad comercial media de las diferentes líneas es también superior a la el bus: de 26,5 km/h (aunque sólo un 20% más de la velocidad de paseo de una bicicleta).
El metro de Barcelona tiene más de 100 km de red.
Con esta contundente exposición de datos el alcalde de Barcelona dejaba claro que: “la única solución es la bicicleta pública cuyo coste es tan sólo de 0,20 euros por viajero transportado”. Con este contundente dato argumentaba la sorprendente decisión de liquidar más de 100 años de transporte público motorizado. A partir de ahora, todo el transporte público será no motorizado. Con esta inapelable sentencia, única en el mundo el mundo, el joven alcalde de Barcelona situaba nuevamente a esta ciudad en el epicentro del mundo. “Ya no se trata de tener el mejor equipo de fútbol del mundo, ni la Rambla más visitada, ahora hay que dar un salto y demostrar al mundo que su ciudadanía se implicará de verdad en la lucha contra el cambio climático” declaraba eufórico.
Triciclo usable como bicicleta pública para personas con movilidad reducida.
La supresión del transporte público convencional, autobús y metro tendrá dos efectos muy positivos. De golpe y porrazo, toda la red de carriles buses (122 km) podrá ser para la bicicleta con lo que de entrada se duplicaría la actual red de carriles bici, pero ya que en breve se señalizarían hasta alcanzar los 950 km de recorridos efectuados hasta ahora por los buses se ampliaría notablemente la red ciclista con bajo coste. El segundo efecto es —tal y como ha apuntado el teniente de alcalde de movilidad de Barcelona, un hombre que es un forofo de la bicicleta y que en todos los años de estar en el gobierno municipal nunca se ha subido ni a coches oficiales ni taxis— “que se ha abierto la posibilidad de que la actual red de metro de algo más de 100 km sea adaptada para el uso de la bicicleta recuperando además todo el cable de cobre eléctrico y los raíles metálicos que por lo bajo supondría recuperar otros 3.000 millones de euros”. La mayoría de las estaciones disponen de ascensor y para las largas distancias la red de metro sería ideal, porque además permitiría más volumen de bicicletas según este político barcelonés.
El alcalde de Barcelona reconoció que “la supresión del transporte público sólo tiene un problema y es para las personas que tienen problemas físicos para andar o pedalear”. Sin embargo, aclaró que “para estas personas, ya se han puesto los primeros modelos experimentales de bicicletas con asistencia al pedaleo eléctricas así como triciclos para quienes no aprendieron a montar en bicicleta”. Por esto señaló también que “a todos los usuarios de las tarjetas rosas (jubilados, etc.) y a todas las personas con problemas de salud que así lo acrediten con un informe médico tendrán acceso a las bicicletas especiales eléctricas”. Para el resto, indicó que en estos duros tiempos de crisis es una oportunidad pedalear o andar. Finalmente, el alcalde también indicó que “las últimas mejoras en el software, anclajes, etc. del bicing así como la inminente ampliación de la flota de bicicletas y las estaciones en un 30% dará la cobertura necesaria para la sustitución total del transporte público motorizado”.
Un autobús de Barcelona alimentado con biodiesel que es menos contaminante.
La medida ha sido muy aplaudida por el Colegio de Médicos quien a través de su decano ha argumentado que “la eliminación del transporte público motorizado supone un gran avance en cuanto a mejorar los escenarios de futuro para la salud pública, pues en las ciudades sus habitantes adolecen de falta de ejercicio lo cual conlleva patologías cardiovasculares asociadas y que es una medida más trascendente que prohibir el tabaco”.
Los grupos ecologistas de la ciudad tienen sus dudas, o mejor dicho han sido sorprendidos por este alcalde al que ya todos daban por desahuciado de cara a las próximas elecciones. Algunos de estos colectivos estaban claramente contra el bicing porque advertían que era dumping ambiental respecto al transporte público motorizado. Sin embargo, con la supresión de este, cae su principal argumentación. Respecto a la realidad que el bicing no había contribuido a sacar ni un solo coche de circulación y que se había hecho hueco quitando volúmen al transporte público motorizado, aquí está por ver como la medida afectará definitivamente a la percepción ciudadana cuando la bicicleta sea el único sistema de movilidad "público".
Los carriles bus podrían ser convertidos en carriles bicicleta, como ya se da en otras ciudades.
Por el momento, preguntado el alcalde sobre el futuro del coche en el asfalto barcelonés, ha mareado la perdiz, pero ha dejado entrever que se estaban estudiando peajes disuasorios a la entrada de la ciudad de 10 euros al día. Otros colectivos antisistema argumentan que el alcalde se ha vendido a las multinacionales que operan los servicios de bicicleta pública y siguen en sus trece de que de pública no tiene nada, que no es diferente que el carsharing al que no se considera transporte público (aunque participe la administración en su gestión). Por su parte los responsables de la empresa concesionaria, una corporación multinacional con sede en Texas que está implantando servicios de bicicleta pública por todo el mundo, han comentado que “simplemente están operando su red con la máxima calidad igual que lo haría cualquier empresa de transporte responsable”. El subdirector en España ha señalado, dando la razón al alcalde de Barcelona, que “el transporte público motorizado ha llegado a su fin y que es una suerte que ellos se avanzaran promoviendo una alternativa que sea útil para el ciudadano en estos momentos de dura crisis… y que la bicicleta pública es el futuro tanto en los países desarrollados como en los que no lo son tanto”. Su implantación en México DF, por ejemplo, es ya una realidad; conocida como ecobici se anuncia como “el nuevo sistema de transporte urbano individual para desplazarse de manera cómoda, divertida y ecológica en trayectos cortos, en fin, la manera inteligente de moverse”.
Otros colectivos sociales han quedado también desconcertados; así la Asociación de Ayuda a la Pobreza indicaba que “al ser un servicio mucho más barato daba más oportunidades a los colectivos excluidos" y reiteraban su alegría "ya que tan sólo un 5% de las bicicletas quedan inutilizadas por actos vandálicos, algo que demuestra que los sin techo no son los vándalos”. El portavoz de la Policia Nacional avanzó también que el vandalismo quedará minimizado con la próxima medida anunciada por el Ministro de Interior del Gobierno de España que elevará a muy grave el delito de robo y tráfico de bicis (pues se ha convertido en un negocio mafioso y uno de los principales frenos para el desarrollo de la bicicleta y al que las redes internacionales llevan tiempo parasitando). Sobre este tema el Secretario del Ministerio del Interior reconoció que “es inadmisible que las iconográficas bicicletas del bicing barcelonés circulen con absoluta impunidad al sur del Peñón de Gibraltar”.
Efectos del vandalismo sobre las bicicletas del bicing de Barcelona.
Los sindicatos se han quedado boquiabiertos y sin argumentos pues el alcalde barcelonés anunció igualmente que los conductores y personal de todos los transportes urbanos motorizados (Autobuses y Metro, exceptuando los del FGC) con algo más de 8.500 trabajadores serían reubicados en servicios municipales de interés social y sin perder ninguna de las prestaciones laborales adquiridas por el colectivo.
El ecobici, bicicleta pública en México DF.
La jugada según diversos expertos en movilidad de Naciones Unidas que casualmente estaban reunidos en Barcelona han comentado que “es una decisión para la HISTORIA en mayúsculas y que cambiará radicalmente la nueva visión que tendrán que tener las ciudades respecto al transporte público, de la misma forma que las ceremonias olímpicas barcelonesas cambiaron el estilo de las mismas para siempre”. Como sucede siempre, en Barcelona, la ciudad sabe responder con ingenio a los nuevos retos y se reinventa a golpes de efecto. Las Olimpiadas del 92 situó la ciudad en el globo terráqueo y hoy es el destino turístico de 7 millones por lo que ahora “esta valiente medida eliminando el transporte público motorizado de Barcelona la pone desde ya en los libros de historia del siglo XXI de todo el planeta”, así se ha expresado el exalcalde que inventó las Olimpiadas barcelonesas en apoyo de su sucesor. La medida será efectiva antes del 21 de diciembre 2012.
En cualquier caso, si has llegado hasta aquí debes saber que este reportaje es totalmente ficticio; sin embargo, todos los datos detallados en este reportaje se basan en las cifras estadísticas publicadas por las fuentes oficiales.
El objetivo de este reportaje no es otro que ser una reflexión más sobre los límites de las corporaciones multinacionales ocupando los espacios de lo público. Un transporte individual público es cómo lo del desarrollo sostenible, un oximorón. Recordemos que casi al 100% de los servicios de bicicleta compartida (que es el término realista y apropiado) son concesiones a empresas publicitarias que atesoran una cantidad de datos sobre costumbres de la ciudadanía como ninguna empresa tiene. Hemos publicado ya otras críticas no tanto a que la bicicleta pueda ser compartida como que sea una concesión administrativa o gestionada por empresas de publicidad multinacionales y con recursos del erario público directos o indirectos. El supuesto éxito del bicing en Barcelona y otras ciudades se basa en el concepto low cost que siempre triunfa, pero otra cosa es lo que pagamos entre todos. Lo mismo sucede con los vuelos low cost, aunque nadie quiere saber lo que la administración paga a estas compañías. O sea que individualmente nos sale barato, pero caro colectivamente.
Este reportaje ficticio pretende ser también una reflexión sobre los límites de las libertades, usando como tapadera la única máquina que tiene el ser humano para moverse en libertad: la bicicleta.
Hay datos objetivos que no podemos olvidar: el coste real del Bicing (sin contar la reposición por los abonos de los usuarios) podría subvencionar con 150 euros al año a cada uno de los abonados para que tuviera su propia bici. La llamada bicicleta pública es un "club" de usuarios que comparten bicicletas.
Para entrar en cualquier transporte público en todo el mundo sólo se paga una tarifa, pero no se precisa estar "apuntado". La gestión, ya sea como concesión explotando publicidad o extrayendo los recursos de tasas municipales, es un caramelo envenado que deberíamos reconsiderar. No nos llevemos a engaño; los números lo evidencian. Desde su inicio en mayo 2007, el Ayuntamiento de Barcelona ha invertido más de 50 millones de euros (diciembre 2009).
El servicio de mantenimiento cuesta anualmente casi 3.000 euros por bicicleta (2009). En este mismo ejercicio el coste total ascendió a casi 20 millones de euros de los cuales los usuarios aportaron 4,3 millones de euros por los abonos anuales, pero sólo en reposición de bicicletas inservibles o robadas se consumieron 3,5 millones de euros, (un 20% de la flota fue robada en el 2009). En julio 2010 el número de abonados era sólo de cerca de 130.000, lejos de los 190.000 alcanzados en diciembre 2009. Los datos de utilización también se han desplomado. De una media mensual de 800.000 realizando nada menos que una media de 2 millones de km se ha pasado a menos 500.000 servicios y poco más de 1 millón de km.
Una última certeza: la empresa concesionaria, hasta la fecha, ha acumulado datos personales de casi 200.000 ciudadanos. Esto es un patrimonio que en un futuro les permite ofrecer numerosas opciones publicitarias de valor económico incalculable. Todo a su tiempo.