Para muchos aún es un descubrimiento saber qué es ese artilugio de aluminio tomando el sol cuando lo ven por primera vez. Cuando alguien ve el artilugio con una olla de agua humeando intuye que tiene que ver con cocinar. Sin embargo, entonces todos buscan dónde está el enchufe. Otros, aparentemente más expertos comentan, que las placas almacenan el calor, y todos, insisto todos, tocan la olla y se queman.
Estos, entenderán para siempre que las cocinas solares parabólicas, cuando hay sol, funcionan y muy bien. Las cocinas parabólicas concentran los rayos del sol que llegan a la superficie reflectante hacia un punto focal que es donde se coloca el recipiente de cocción, preferiblemente de color oscuro y mate. Según la intensidad de la radiación solar y la orientación de la cocina, se consigue más o menos temperatura, pero con sol se puede cocinar todo el año alcanzando una temperatura de 200 ºC que permite freír y cocinar como si de una cocina convencional se tratara.
Una campo de cocinas solares parabólicas en pleno funcionamiento para preparar una comida solar comunitaria.
Los hornos solares o cocinas de acumulación son diferentes, son más lentos en cocinar y ocupan menos espacio. Aquí tampoco se encuentran cables eléctricos. Con los hornos solares se pueden elaborar madalenas, pizzas, carnes estofadas o lentejas. Su trabajo es más discreto pero no por eso menos intenso como puede observarse del termómetro a 150 ºC, sin trampa, claro está. Sea como sea, al final de este primer contacto con la energía solar culinaria se acostumbra a oír: ¡qué buena idea!
Escépticos hasta que no se demuestre lo contrario
Algunos han oído hablar de las cocinas solares y se imaginan un panel con un huevo encima, o ven fotografías de una evento con cocinas solares y piensan que es más bien anecdótico. Es evidente que no todo el mundo dispone, desgraciadamente, de un espacio exterior soleado mínimo para disponer de una cocina solar. Un horno solar cabe hasta en un balcón bien orientado, pero una cocina parabólica potente requiere algo más espacio. Pero también es cierto que sí que hay muchas personas que tienen un espacio adecuado para gozar de la cocción solar, en casa o en el campo, en el camping, en la asociación, en la escuela, etc.
Veamos, cada día una persona utilizan de media 1.500 Wh para cocinar. Esta energía si proviene de la red eléctrica, supone 0,34 kg de CO2 al día, y al año implica 125,9 kg de CO2. Si la energía utilizada es el gas, las emisiones anuales equivalen a 219 kg de CO2.
Los convencidos, se atreven, y triunfan
Pero los que han tenido el placer de cocinar con el Sol tienen otra visión. Saben que es inteligente aprovechar esa fuente de energía libre siempre que se puede, y que es transformador comer unos garbanzos y unos pinchos cocinados sin pagar facturas ambientales ni a las compañías energéticas. Se trata de libertad, autonomía, y cooperación con la naturaleza, de conexión con sus ritmos y horarios. Y de trabajar y actuar para otro modelo de mundo más solidario y justo.
Con la pretensión de llegar al máximo de gente, instituciones y ciudadanos, surgen ideas revolucionarias. Como las paellas solares y otros cáterings solares que llevan a cabo dentro de su oferta de servicios ambientales Fundación Tierra e Intiam Ruai.
Una de las paellas solares en proceso sobre el foco de la cocina solar parabólica.
Se trata de comidas comunitarias solares para cubrir actos sociales, ambientales y divulgativos para 300 personas o incluso más. Algunos ayuntamientos y entidades sociales ya han confiado en la innovadora propuesta, y no han quedado defraudados. Las dos entidades organizadoras tienen una larga experiencia en el uso y manejo de los sistemas de cocción solar y pueden garantizar un servicio de alta calidad para un gran número de comensales.
El equipo de profesionales de la actividad preparando los alimentos.
La actividad no se plantea simplemente como un catering, sino que es una actividad divulgativa i coherente en un bajo impacto ambiental. Se trata de una actividad de alta visibilidad que ocupa una buena superficie de espacio exterior y soleado con distintos sectores.
Un sector de preparación de alimentos, un sector de cocción solar (un campo solar con ocho o más cocinas solares parabólicas trabajando a la vez mirando al Sol), un sector de reparto de alimentos, pero también un sector de exposición sobre sistemas de cocción solar y los motivos por los que usarlos.
Unos paneles explican la crisis de la leña en el mundo, las opciones de cocción solar, pero también formas de ahorrar energía en la cocina convencional. Estos paneles se acompañan de una muestra de elementos que se pueden ver, tocar y que los monitores pueden explicar. Elementos de coción solar que no son habituales de encontrar, pero que descubren a los vistantes un nuevo mundo de posibilidades.
Los riesgos de un día nublado están resueltos con una alternativa de barbacoas con ecobrasa. El equipo solar lleva consigo una batería de barbacoas que utilizan una brasa elaborada con cáscaras de coco (deshechos de biomasa), de alto poder calorífico que producen una mínima cantidad de ceniza y humo. Porque en la naturaleza triunfan los que saben adaptarse y aprovechar las mejores opciones en cada momento.
El campo solar trabajando. Cada día el Sol nos manda cinco mil veces más energía de la que utilizamos. Aprovecharla es inteligente.
Una paella comunitaria con compromiso ecológico
La paella solar, por sus características, representa una forma comprometida de celebrar un acto festivo y divulgativo por parte de administraciones, instituciones o empresas. Es un evento para un gran público (puede preveerse para 300 comensales o más) que verá que no se opta por compromisos convencionales, sino que la organización ha escogido algo más.
Años de trabajo divulgativo y de acción solar por parte de las entidades organizadoras, les ha permitido dotarse de infraestructura de calidad para resolver un reto de este tipo. Los espacios de preparación de alimentos y reparto están protegidos con la sombra de unas carpas. Los cocineros y ayudantes cumplen todos los requisitos de la normativa legal de higiene y limpieza y van vestidos impecablemente para trabajar, y dotados de las medidas de protección necesarias para seguridad en el trabajo (guantes, manoplas, gafas de sol, etc.).
La exposición divulgativa permite que los comensales vayan entendiendo algunas de las razones ecológicas que hay detrás de la comida que luego van a degustar con todas sus implicaciones.
Los comensales pueden esperar la comida visitando la exposición y entendiendo como ha sido la elaboración de la comida colectiva en la que van a participar. Una comida que sigue un modelo poco habitual: comida sana, de calidad y local; cocinada a su tiempo, sin energías contaminantes y preparada con amor y con ilusión. Realmente, una comida así se digiere muy bien.
Sirviendo a los comensales la comida ecológica y cocinada sin emisiones.
La paella solar básica se elabora sólo con ingredientes de origen vegetal y procedentes de la agricultura ecológica. Así pues a los comensales degustan comida prepara con sistemas energéticamente limpios que se sirve en vajillas y con cubiertos compostables. Toda la información sobre los criterios ecológicos adoptados se comunica al visitante y comensal por medio de diferentes carteles. Se trata que cuando el participante recoja su plato con su buena ración humeando de delicioso arroz con verduras, setas y seitán tenga claro que se nutrirá con algo especial, y que lo mínimo que puede hacer es colaborar en depositar el plato vacío en el punto de recogida de material orgánica. La paella solar puede personalizarse en otros formatos, variando algunos ingredientes, añadiendo servicio de postres con fruta, pan y bebida ecológica u otras peticiones pactadas previamente con la organización.
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Se acabó lo que se daba, La paella se terminó y la vajilla y los cubiertos, que son compostables también, las digerirá la naturaleza hasta convertirse en rica fertilidad.
Reportaje: Redacción Terra.org, Fotos: Fundación Tierra.