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No se puede negar que Fast Food Nation ha hecho un esfuerzo para que la sensibilidad del espectador no sea herida de muerte. Quizás en este sentido la película se adapta a los cánones de un producto de entretenimiento de Hollywood aunque está claro que la persona sensible puede verse afectada. Y a pesar de que puedan sonar a tópico las diferentes escenas está claro que los guionistas han pretendido advertir que la dieta en base a la proteína animal está llena de destrucción. La carne de res destruye ilusiones, destruye un sistema racional de alimentación, mutila a trabajadores en régimen de esclavitud, destruye ecosistemas. La carne picada de las hamburguesas del fast food constituyen un lucrativo negocio que a la postre ha cambiado algo más que un estilo de vida de toda una generación.
El personaje de Pete en manos de Ethan Hawke, como tío de la angelical Amber, protagonizado por Ashley Johnson es en este sentido un contrapunto para recordarnos que el poder de detener tanto sufrimiento está en la actitud de cada uno de nosotros. Como afirma el personaje "donde quiera que tengamos un cambio de perspectiva o veamos las cosas desde un ángulo nuevo, hay alguien que es quien lo provoca”, de ahí que anime a la joven Amber a reaccionar y dejar de trabajar en la hamburguesería. Y es que la solución a los problemas que plantea Fast Food Nation está en cada uno de nosotros. Pero para ello debemos empezar a tomar nuestras deicisiones. Hay un punto de asquerosidad en toda la película ya que en la narración de la misma no deja casi títere con cabeza. El trabajador mexicano que toma drogas para soportar la dureza del trabajo y que queda malherido. El que afila un cuchillo en un rincón pero sin la mano que ya perdió. El pinche de la hamburguesería que añade su escupitajo a los aderezos de mahonesa y ketchup del producto cárnico en el establecimiento de Big One. O que sea Don Henderson (Greg Kinnear), el ejecutivo de marketing de la cadena de restaurantes de comida rápida Mickey’s Fast Food Restaurant, el hogar de la célebre “Big One,” quien se zampa su super hamburguesa con escupitajo incluido con todo el placer mientras se toma un respiro en su investigación sobre “calidad” del producto que ofrece su empresa. Fast Food Nation es también un alegato contra las duras condiciones laborales de los trabajadores mexicanos, muchos de ellos sin papeles y sin cobertura médica.
El sufrimiento humano que acompaña la carne de los fast food
Una de las protagonistas es precisamente una trabajadora mexicana del matadero interpretada por Catalina Sandino que acaba aceptando con lágrimas su condición de prostituta de la carne. Al otro lado se encuentran los llamados burger flippers, estadounidenses sin cualificación que trabajan por 7 dólares la hora, que debaten si las cámaras que los controlan están realmente controladas por alguien o que sueñan con atracar su propia recaudación. Mientras, el intermediario entre la empaquetadora y Mickey’s interpretado por un Bruce Willis inquietante lo deja claro “el problema no es la mierda en la hamburguesa pues basta con freirla bien”.
Recomendamos poner atención a la cínica intervención de Bruce Willis defendiendo el máximo beneficio. Así que quizás al salir del cine uno seguro va a tener sus dudas si pretende tomarse una hamburguesa en el típico sandwitch que caracteriza a estos establecimientos de comida rápida. Claro que esto no es nada frente a las escenas de muerte y descuartizamiento dentro del terrorífico matadero de la UMP (Uniglobe Meat Packing) en Colorado. Para estas escenas hay que tener estómago, aunque por suerte las mismas ponen la guinda por si todavía al espectador le queda algún resquicio de que la carne para los fast food va acompañada de sufrimiento. En este sentido, el film lleva pues una fuerte carga ofensiva contra la comida rápida.
No podemos olvidar algo más: cómo es el impacto ambiental causado por la desforestación de selva para convertirla en pastos para el ganado bovino en plena Amazonia. Y aunque uno pueda pensar que es todo ficción, el guión de la película se basa en hechos reales y fue rodada en escenarios reales como el caso del matadero. El trabajo de Sylvia en el matadero, encarnada por la actriz Catalina Sandino admitía que “Estar en un matadero cuando matan una res, con la sangre y ese hedor horrible... No estaba preparada para eso, pero estoy satisfecha de que se rodara en un auténtico matadero y no en un estudio. Eran intestinos auténticos los que estábamos tocando, por lo que ello contribuyó a una mayor autenticidad.”
Algunas curiosidades
La película está inspirada en el célebre libro de Eric Schlosser, "Fast Food. El lado oscuro de la comida basura" del cual vendió 1,4 millones de ejemplares en todo el mundo. El film es una adaptación realizada por el independiente Richard Linklater. La película ha sido producida por un reivindicativo Jeff Skoll fundador de Ebay y que ya produjo Syriana y Una verdad incómoda. A su vez, la película coincide con el centenario de la novela de Upton Sinclair, La Selva, en la cual se denunciaba la explotación de los carniceros de Chicago.
Algunos datos estremecedores:
- La cabaña mundial crece a una velocidad mayor que la del parque automovilístico. Según un recuento reciente de la FAO, el planeta alberga unos 17 mil millones de pollos, 1,8 mil millones de cabras y ovejas, unos 1,4 mil millones de bovinos, mil millones de cerdos y patos.
- Cada día uno de cada cuatro americanos entra en un establecimiento de Fast Food y los ingresos de estos locales ha pasado de los 3 mil millones de dólares en 1972 a los 110 mil millones actuales. Uno de cada 8 ocho trabajadores lo ha hecho una vez en un McDonald’s.
- A finales de los 90 el Ministerio de Agricultura americano ha comprobado que un 7,5 % de las muestras de carne de res de las industrias de transformación han estado contaminado por Salmonella, un 11,7 % por Listeria y un 30 % por el Staphylococus aureus.