Conservando y reconstruyendo suelos



Conservando y reconstruyendo suelos
Alerta 7 - 2007
Repasando la literatura sobre erosión del suelo, las referencias a la "pérdida de vegetación protectora" se suceden repetidas veces. Durante la última mitad del siglo pasado, hemos eliminado tanta cubierta protectora por deforestación, sobrepastoreo y sobrearado que estamos perdiendo rápidamente el excedente de suelo acumulado a lo largo del tiempo geológico. La eliminación de estos excesos sobre el suelo y de la disminución resultante en la productividad biológica de la tierra depende de un esfuerzo mundial por restaurar la cubierta vegetal de la tierra, un esfuerzo que ahora está en marcha en algunos países.


Campo en periodo de barbecho


Vegetación de dunas


El sobrepastoreo es una de las principales amenazas para la conservación del suelo


El cultivo de alfalfa permitiría alimentar a la ganadería lechera reduciendo el pastoreo


El avance de la erosión provoca el abandono de grandes extensiones de cultivo.

10 de Julio, 2007. El “Dust Bowl” de los años 30 que amenazó en convertir las grandes llanuras de Estados Unidos en un extenso desierto fue una traumática experiencia que condujo a cambios revolucionarios en las prácticas agrícolas americanas, incluyendo plantar cinturones de árboles, -hileras de árboles plantados al lado de campos de cultivo para frenar el viento y reducir la erosión-, y el cultivo por tiras en barbecho, -plantar trigo en tiras alternas con barbecho de la tierra cada año. El cultivo por tiras en barbecho favorece que la humedad del suelo se acumule en las áreas en barbecho, mientras que la alternanza con áreas plantadas reduce la velocidad del viento y su erosión en las tierras no cultivadas. 

Técnicas tradicionales de conservación del suelo
En 1985, el Congreso de Estados Unidos, con un fuerte soporte por parte de la comunidad ambiental, creó el Conservation Reserve Program (CRP) para reducir la erosión del suelo y controlar la sobreproducción de productos básicos. Hacia de 1990 había cerca de 14 millones de hectáreas de tierra altamente erosionable bajo una cubierta vegetal permanente con contratos de diez años. Bajo este programa, se pagó a los granjeros por plantar  pasto o árboles en terreno frágil. La retirada de 14 millones de hectáreas bajo el CRP, junto con el uso de prácticas de conservación en el 37 por ciento del área total de cultivo, redujo la erosión del suelo de Estados Unidos de 3.100 millones toneladas a 1.900 millones toneladas durante 15 años a partir de 1982 hasta 1997. El enfoque de los Estados Unidos para el control de la erosión del suelo, convirtiendo de nuevo el terreno de cultivo altamente erosionable, a prados o árboles, y adoptando prácticas de conservación del suelo, proveen un modelo para el resto del mundo.

La conversión del terreno de cultivo a aplicaciones no agrícolas está a menudo más allá del control de los agricultores, pero las pérdidas por la severa erosión del suelo y de la tierra no lo están. Reducir las pérdidas del suelo causadas por la erosión del viento y del agua por debajo de los aumentos en suelo de nueva formación por procesos naturales, tomará un esfuerzo mundial enorme. Preservar la productividad biológica de las áreas de cultivo altamente erosionables depende de la plantación de herbáceas o árboles antes de que se convierta en páramo. El primer paso para parar la disminución de la fertilidad inherente de la tierra es cubrir este margen de rápido deterioro.

La terrazas, un método probado a lo largo del tiempo para frenar la erosión del agua, es común en los campos de arroz en medio de las regiones montañosas de Asia. En terrenos inclinados menos escarpados, el cultivo por tiras siguiendo el contorno del relieve, según la experiencia en el oeste de los Estados Unidos, funciona bien.

La labranza para la conservación del suelo
Otra herramienta en la caja de herramientas para la conservación del suelo, -y una relativamente nueva-, es la labranza de conservación, que incluye el no-arado y la labranza mínima. Además de reducir la erosión, esta práctica ayuda a conservar el agua, incrementa el contenido de carbono del suelo, y reduce la energía necesitada para el cultivo. En vez de arar la tierra para prepararla como lecho de las semillas y después usar un cultivador mecánico para controlar las malas hierbas, los granjeros simplemente siembran las semillas directamente a través de los residuos de la cosecha en el suelo imperturbado, controlando las malas hierbas con herbicidas. La única afectación al suelo es una tira estrecha en la superficie del suelo donde se insertan las semillas, dejando el resto del suelo casi sin tocar, cubierto por los residuos de la cosecha y resistente al agua y a la erosión del viento.

En los Estados Unidos, donde se requirió a los granjeros durante los años 90 implantar un plan de conservación del suelo de cultivo para ser aptos a optar por una ayuda en los precios de los alimentos básicos, el área no labrada creció a partir de 7 millones de hectáreas en 1990 a 25 millones de hectáreas en 2004. Ahora, utilizada extensamente en la producción del maíz y de soja en los Estados Unidos, la tierra no-labrada se ha extendido rápidamente en el hemisferio occidental, cubriendo 24 millones de hectáreas en 2004 en Brasil, 18 millones de hectáreas en Argentina, y 13 millones en Canadá. Australia, con 9 millones de hectáreas, redondea a los cinco países principales que lideran las superficies con terrenos de no-labranza.

Una vez que los granjeros dominan la práctica de la no-labranza, su uso pueden extenderse rápidamente, especialmente si los gobiernos proporcionan incentivos económicos o requieren planes de conservación del suelo agrícola para que los granjeros sean elegibles para recibir subsidios a la cosecha. Los informes recientes de la FAO de Naciones Unidas describen el reciente crecimiento del cultivo de no-labranza durante los últimos años en Europa, África y Asia.

Programas de conservación del suelo
Argelia, intentando frenar el avance hacia el norte del desierto del Sáhara, anunció en diciembre del 2000 que está concentrando sus huertas y viñedos hacia la parte meridional del país, esperando que estas plantaciones perennes pararán la desertificación de sus terrenos de cultivo. En julio de 2005, el gobierno marroquí, respondiendo a la severa sequía, anunció que asignaba 778 millones de US$ para cancelar las deudas de los granjeros y convertir las áreas con plantaciones de cereales en huertas menos vulnerables con plantaciones aceituna y fruta.

También hay preocupaciones similares por la expansión del Sáhara en el borde meridional del desierto. El presidente de Nigeria Olusegun Obasanjo ha propuesto plantar una gran pared verde de árboles, una larga franja de cinco kilómetros de ancho y 7.000 kilómetros a través de África, en un esfuerzo por parar el avance del desierto. Senegal, que está en el extremo occidental de esta pared propuesta y está perdiendo 50.000 hectáreas de tierra productiva cada año, apoya fuertemente la idea. Nadie sabe cuánto tiempo tomaría la realización de este proyecto, pero el ministro de medio ambiente senegalés Modou Fada Diagne apunta, "La pobreza y la desertificación crean un ciclo vicioso... En vez de esperar a que el desierto venga a por nosotros, necesitamos atacarlo."

China también está intentando parar el avance de los desiertos con su propia gran muralla verde. Además, está pagando a granjeros en las provincias amenazadas para plantar árboles en sus áreas de cultivo. La meta es plantar árboles en 10 millones de hectáreas de tierras productoras de grano, cerca de una décima parte del área actual del cultivo de grano de China.

En Mongolia interior, los esfuerzos para parar el desierto que avanza y recuperar la tierra para aplicaciones productivas, confían en plantar arbustos del desierto para estabilizar las dunas de arena. Y en muchas áreas, el pastoreo de ovejas y cabras se ha prohibido totalmente. En el condado de Helin, el sur de la capital provincial de Hohhot, la plantación de arbustos del desierto en áreas de cultivo abandonadas ha estabilizado el suelo en las primeras 7.000 héctareas de área recuperada. Gracias a este éxito, se está ampliando el esfuerzo de recuperación de suelo.

La amenaza del sobrepastoreo
La estrategia del condado de Helin se centra en substituir el gran número de ovejas y cabras por ganado lechero, aumentando el número de animales lecheros desde 30.000 en 2002 a 150.000 en el 2007. El ganado se mantiene en áreas cerradas, alimentado con tallos de maiz, paja de trigo, y la cosecha de plantas forrajeras tolerantes a la sequía, como la alfalfa, que se produce en tierras recuperadas. Los funcionarios locales estiman que este programa doblará las rentas dentro del condado durante esta década.

Para frenar la presión en las praderas del país, Beijing está pidiendo a los ganaderos reducir sus manadas de ovejas y de cabras un 40 por ciento. Pero en las comunidades donde la abundancia se mide en cabezas de ganado y donde la mayoría de las familias están viviendo en la pobreza, tales recortes no son fáciles o, de hecho, ni probables, a menos que los sustentos alternativos se ofrezcan de forma similar a las líneas propuestas en el condado de Helin.

La única manera viable de eliminar el sobrepastoreo en las dos quintas partes de la superficie de la tierra clasificada como pradera es reducir el tamaño de las manadas. Los números excesivos de ganado y, particularmente de ovejas y de cabras, quitan no sólo la vegetación, sino que sus pezuñas pulverizan la corteza protectora del suelo, formada por la precipitación y que controla la erosión del viento. En algunas situaciones, la única opción viable es mantener a los animales en los recintos, llevándoles el forraje. India, que ha adoptado con éxito esta práctica para su próspero sector lechero, es el modelo para otros países.

Evitar la deforestación
La protección de la vegetación restante de la Tierra también justificaría una prohibición en la tala de bosques a favor de cosechas selectivas, simplemente porque con cada proceso de deforestación hay grandes pérdidas del suelo hasta que el bosque se regenera. Así con cada tala subsecuente, la productividad desciende más. La restauración de la cubierta arbórea y de hierba del suelo protege la tierra contra la erosión, reduce las inundaciones, y secuestra el carbono. Existe un camino para que podamos restaurar la tierra de modo que pueda sustentar a nuestros niños y nietos.



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Este artículo es una continuación de la anterior Alerta del planeta "Perdiendo suelo".

Adaptado y traducido del capítulo 8, "Restoring the Earth" en Lester R. Brown, "Plan B 2.0: Rescuing a Planet Under Stress and a Civilization in Trouble" (New York: W.W. Norton & Company, 2006).

Lester R. Brown - Earth Policy Institute
www.earth-policy.org



Canviat
09/02/2017

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