Sin duda que te regalen experiencias es mejor opción que añadir un objeto material a la ya pesada mochila que acarreamos.
Hace poco más de dos lustros nacieron las empresas de cofres o cajas regalo de experiencias. Su misión era la de facilitar "regalar momentos inolvidables, experiencias, las cuales no sólo nos hacen felices sino que pueden acercarnos a quién regalamos”. La idea fue un éxito y se extendió rápidamente por toda Europa.
Algunas de estas iniciativas de cajas o cofres regalo presumen de acumular decenas de miles de experiencias sólo en nuestro país. Entre estas, se ofrecen desde momentos mágicos, estancias románticas, placeres culinarios, hasta tratamientos de belleza o bienestar, aventuras diversas, etc.
La cajita regalo se compone de un librito donde se ilustran estas experiencias por temáticas y del código para canjear. Quién regala, escoge la opción según el precio que puede o desea pagar por la caja de experiencias. Hay cofres desde 20 euros hasta 200 euros, según las empresas ofertantes. En principio, todas las iniciativas dan facilidades para cambiar la opción una vez se ha recibido el regalo o ampliar el plazo a través de un registro en la página web correspondiente.
Experiencia fallida
Desde un punto de vista ecológico, ofrecer una experiencia es un regalo de bajo impacto. Pero hace tiempo que recibimos advertencias sobre los problemas con las cajas o cofres regalo. Así que recopilamos algunas de las quejas y reflexiones de diferentes usuarios.
La primera queja es que todas las empresas que ofrecen el servicio deben contactarse por teléfonos 902 en España (salvo excepciones), o sea para comunicar debes pasar por la opción más cara en la telefonía actual. Por mail te enfrentarás a la retórica en la cual la poesía o la palabrería te deja paralizado.
La segunda queja tiene que ver con la supuesta ley de Murphy: uno acaba seleccionando del catálogo que le han regaldo, tras una agotadora inspeción, una opción no disponible puesto que el proveedor “ya no ofrece los servicios para el cofre regalo”. ¿Será mala suerte?
La tercera queja es que la experiencia real no tiene nada que ver con la descrita en el catálogo. Un usuario comenta que le regalaron una experiencia de las 1000 y una noche. Prometían “Escapadas rurales o urbanas de una y dos noches con desayuno, cena con bodega o acceso spa. ¡Vive un cuento hecho realidad!”. Tardaron meses en encontrar una opción pues siempre estaba lleno. Al final, la cosa es que varios de los hoteles los rechazaban de forma políticamente correcta, “está lleno”, porque no quieren acoger clientes con “cajas regalo” pues pierden dinero.
Una última queja es que, cuando la experiencia seleccionada por el catálogo ya no es operativa, entonces hay que mirarlo a la fuerza por la web. Varios usuarios advierten de que no es nada fácil encontrar una alternativa. Claramente, todas ellas están pensadas para que “ENCUENTRES UNA IDEA DE REGALO ÚNICA Y ORIGINAL PARA LOS QUE MÁS QUIERES”, no para buscar como SUSTITUIR una experiencia que ya NO ES OPERATIVA.
El regalo a una multinacional
Los gestores de experiencias fuerzan a las empresas a que aceptan estar en el catálogo y entonces trabajar con precios por debajo de los que ofrecen de forma directa por el servicio. Algunas de las empresas de servicios aceptan ser incluidas en el catálogo de un cofre de experiencia por aquello de que todo cliente “es bienvenido”, aunque luego en la intimidad confiesan que no les sale a cuenta realmente.
Varios usuarios se quejan también de que “te dan una habitación de menos prestaciones", o que se trataba de "un menú con platos menos elaborados", o incluso que su aventura o su masaje "eran de tiempo más reducido a lo publicitado”. En todos ellos, la excusa del proveedor era que estaba equivocado en el catálogo y que el editor no lo cambia a pesar de que se lo han notificado.
En realidad, pasar una noche en un hotelillo con encanto no tiene nada que ver si la estancia es a través de un cupón de regalo o de una reserva directa. No es una observación empírica sino vivencial.
El que regala se convierte, sin saberlo, y con la mejor intención, en cómplice de una explotación comercial. En realidad, regalas una “experiencia” menos feliz de lo prometido en el cofre.
La cuestión de fondo es que, como sucede en el negocio de la alimentación y otros, estas empresas que ofrecen una caja regalo temática que contiene una guía y un cheque-regalo, canjeable por la actividad elegida, se han abierto hueco como intermediarios, es decir, en la opción de los ganadores habituales.
Una última reflexión clave de un usuario, nos dió la clave para entender el floreciente negocio. Desde la fecha en que le entregaron la caja regalo, tardó más de nueve meses en seleccionar y gozar de la experiencia. O sea que es dinero en cash que estas empresas reciben y retienen a su favor y luego el pago a las empresas que realmente ofrecen las experiencias tampoco es inmediato.
En definitiva, el verdadero regalo cuando regalas una caja de experiencias, en realidad es un suculento regalo a la empresa propietaria del catálogo. La experiencia que supuestamente darías a elegir al ser querido, vaya por delante que seguro le conllevará un quebradero de cabeza.
No regales cajas o cofres regalo
El anzuelo de estas iniciativas es que ante la imposibilidad de tener tiempo para pensar un regalo para un ser querido, le compras un catálogo con opciones para que esta persona escoja. La supuesta libertad de elegir que te ofrecen es la que limitará a quien se la regales. Puede que le vas a abrir una expectativa que luego presuntamente no se cumpla.
En fin, hay otras posibilidades para regalar experiencias, y muchas empresas ya ofrecen directamente la posibilidad de “prepagos”. Evidentemente, no son canjeables, pero al escogerla previamente nos aseguraremos de que le pueda gustar a quien se la regalamos y en el peor de los casos tendremos un buen tema de conversación.
Curiosamente, varios usuarios comentan que si la opción sale “rana” piensa que no supo seleccionar entre tantos centenares. Algunos aseguran que no dieron feedback al autor de la caja regalo. Otros que fueron políticamente correctos.
Las empresas de cajas regalo florecen por doquier. Cobras hoy y pagas muchos meses después. Los usuarios no están satisfechos, pero el negocio continúa. Pocos se quejan de las sanguijuelas que limitaron la felicidad prometida. Esta es sólo una sucinta recopilación.
Fotos: Fundación Tierra.