La vida secreta de los árboles

En los bosques se expresa la plenitud de la vida, con miles de especies entrelazadas y que dependen unas de otras. A menudo pensamos que los bosques son un conjunto de árboles, pero en realidad, aunque estos se nos muestran como los más visibles, estos seres son la excusa de La vida secreta de los árboles para adentrarnos en los misterios y las maravillas de estos seres vivos. Su autor, Peter Wohlleben (1964) ingeniero forestal en Alemanía pasó más de viente años trabajando en los bosques de aquel país. De su curiosidad, de sus observaciones e investigaciones nos llega esta obra que no sólo nos adentra en los últimos descubrimientos científicos sobre los árboles y los bosques sino también en insospechadas habilidades de estos seres. Esta es la propuesta que nos ofrece La vida secreta de los árboles de Peter Wohlleben (1964-) guarda forestal primero e ingeniero después pasó más de viente años en la conservación de los bosques de su país, Alemania y que ahora trabaja en un proyecto para recuperar los bosques primigenios.

Portada del libro publicado por Ediciones Obelisco.

Los seres humanos tenemos poco interiorizado que los árboles son seres vivos. De hecho, reconocemos que los animales tienen derechos y en la mayor parte de las legislaciones europeas así está establecido. Sin embargo, no sucede lo mismo con las plantas. Nos imaginamos que porque no se mueven, no emiten sonidos y no tienen ojos para mirarnos que no sienten o piensan.Por eso, cuando ponemos unos troncos en el fuego para calentarnos o leemos un libro en papel no vemos el cadaver de un ser vivo, ya sea un abedul, una haya, un roble o un pino.

Utilizamos a los seres vivos para nuestro beneficio. Hoy el movimiento vegano cuestiona la alimentación con animales, como si alimentarse de plantas no fuera un ser vivo al que matamos para comer. Está claro que formando parte de la naturaleza nuestro cuerpo depende de las sustancias orgánicas de otros seres vivos, sean plantas o animales. De ahí que la cuestión sea ante todo un planteamiento consciente y de respeto por este uso de la naturaleza.

La vida secreta de los árboles argumenta que de la misma forma que por ética debemos causar el mínimo sufrimiento a los animales, lo mismo debería ser con la madera de los árboles. Esto implica permitir que los árboles también puedan cumplir con sus necesidades sociales, que crezcan en un verdadero ambiente forestal con un suelo intacto y puedan transmitir sus conocimientos a las generaciones futuras. Como mínimo un parte de los árboles de los bosques deberían poder alcanzar una edad digna y morir de muerte natural y de ahí que se plantee la llamada silvicultura ecológica.

Cuando se conocen las características de la vegetación, sus sensaciones y sus necesidades, es inevitable cambiar nuestra relación con las plantas. Los bosques no son sólo fábricas de madera, ni almacenes de materias primas, sino complejos hábitats de miles de especies. La vida secreta de los árboles explora cada una de estas muchas desconocidas relaciones, desde el papel de los hongos que entrelazados en las raíces constituyen una red de comunicación entre los árboles como la fibra óptica del internet actual con el que los humanos nos comunicamos . Los árboles se comunican a través de los olores, visual y electricamente por medio de una especie de células nerviosas que se encuentran en la punta de las raíces. Diversos experimentos de laboratorio demuestran que las raíces reaccionan frente a la frecuencia de 220 Herz, aunque estas investigaciones son todavía incipientes. Pero los científicos van cada vez más allá para dilucidar si realmente hay alguna posibilidad de percibir que las plantas piensan y aprenden además de comunicarse.

Divulgar la fisiología de los árboles es una de las funciones de La vida secreta de los árboles, pero su objetivo no es tanto darnos datos como si de una clase de ciencias naturales se tratara sino de incitarnos a observar la vida de los árboles desde una visión más holística. Por ejemplo, sabemos perfectamente que los árboles aumentan el perímetro de su tronco con los años. Sabemos que hay árboles de crecimiento más lento y otro más rápido y que algunos de estos árboles milenarios no son precisamente gigantes en altura. Un caso extremo es el tejo, un árbol considerado sagrado en la cultura celta que es la quintaesencia de la sobreidad y la paciencia y por eso concentra su esfuerzo en la formación de sus raíces más que ninguna otra parte. En ellas almacena nutrientes y gracias a ello es capaz de sobrevivir siglos bajo la sombra de los hayedos, pero sin aspirar a las alturas. En este sentido, detrás de cada estrategia vital de una especie de árbol hay una verdadera inteligencia que se expresa en la oscuridad del suelo.

Sin duda, uno de los temas polémicos que aborda el libro de Peter Wohelleben son los experimentos realizados por científicos como Frantisek Baluska del Instituto de Botánica Celular y Molecular de la Universidad de Bonn midiendo las señales eléctricas que se aprecian en las puntas de las raíces en las que existen estructuras similares al cerebro animal, así como estructuras y moléculas que también pueden encontrarse en los animales. Evidentemente, quizás por que como animales nos consideramos superiores a las plantas nos irrita que nos describan pruebas científicas que nos iniciten a pensar que existe inteligencia, memoria y emociones en el mundo vegetal. Pero lo cierto es que quizás vaya siendo hora de aceptar humildemente que la vida, como característica principal, es su inteligencia. En este sentido, el autor del libro reflexiona “en ocasiones me asalta la convicción de que debería prestarse más atención a los árboles y otros vegetales si se determina sin lugar a discusión lo similares que son a muchos animales”.

La lectura de La vida secreta de los árboles constituye un verdadero oasis para quiénes tengan la curiosidad por abrir su mente frente al mundo vegetal y dejar los esterotipos aprendidos como que los árboles viejos ya no crecen porqué en realidad los árboles viejos son más productivos que los jóvenes y en relación con el cambio climático, los bosques maduros son un importante aliado de la humanidad; o como acaptar que los árboles emiten sustancias volátiles medicinales o fitoncidas y otras para comunicarse que permiten sanar algunas enfermedades como advierten los partidarios de los baños o paseos terapéuticos por los bosques.

Al final de esta lectura apasionante en todos los sentidos sobre la vida de los árboles, una conclusión es clara; el factor decisivo para garantizar la solidez del ecosistema de nuestros bosques autóctonos frente a los cambios que estamos experimentando es que permanezcan inalterados. Cuanto más intacta sea la comunidad social de los árboles forestales, más equilibrado será su microclima y tanto más beneficios obtendremos de estos seres que producen oxígeno, conservan el agua, mitigan el clima y nos proveen de buenas materias primas.

Entre las plantas y los animales nos separa un larga historia de evolución, pero gracias a ellas los animales poblamos este planeta vivo. De ahí que el respeto por el mundo vegetal es una condición imprescindible para nuestra supervivencia futura. La vida secreta de los árboles es un antídoto para comprender esta coevolución y la inteligencia común que compartimos.

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Artiículo elaborado por la redacción de terra.org. Fotos: Fundación Tierra

Canviat
09/02/2017

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