JORDI GISPERT (05-04-2022)
Una treintena de participantes se reunieron con motivo y alrededor del sol para festejar y celebrar el éxito de una iniciativa que empezó a desarrollarse en el año 2007. Partícipes, políticos, técnicos e impulsores del primer campo solar fotovoltaico de inversión ciudadana compartieron acto la mañana del pasado martes, 5 de abril, en las instalaciones del Mercat del Carmel, la colina majestuosa que preside la ciudad de Barcelona. La Fundació Terra, que nació en 1994 ocupada en el desarrollo y la divulgación de la ecología práctica, y que ahora se presenta reforzada y con aires y proyectos renovados, coordinó un encuentro que empezó frente a los paradistas y que concluyó entre brindis y paneles de silicio monocristalino, a los que aún quedan, por lo menos, 10 años de vida útil.
143 vecinos adquirieron hace ya década y media unos bonos valorados entre 1.000 y 3.000 euros, un dinero que hizo posible financiar la parte más costosa, 287.680 euros, que conllevó en este caso la instalación, monitorización y posterior mantenimiento de un campo solar de producción eléctrica. Nunca antes la ciudadanía había sido parte, y tras 15 años vuelve a constatarse que el cuidado del entorno, del planeta, de los otros seres y de la supervivencia humana en general, no es meramente una cuestión de aquellos que deciden, sino sobre todo y también voluntad e interés del conjunto de los habitantes.
Transcurrido este tiempo, los 243 módulos controlados por la empresa Renowat, situados a una altura de 134 metros, orientados en dirección sur, y divididos en cuadrados más pequeños que cobijan entre 60 y 72 células, han podido generar ya una potencia superior a los 880.000 Kw/hora, y un ahorro en emisiones de carbono de 230.000kg de CO2, una cifra calculada en concepto de los gases de efecto invernadero que derivarían de la producción de la energía equivalente en las centrales más convencionales que utilizan todavía mayormente combustibles fósiles.
Los inversores han recuperado por completo el capital, que además ha generado un beneficio neto de entre un 4 y un 6% cada año. Ganancia derivada de la producción fotovoltaica, maravilla de la ciencia ya descrita en 1905 por el genio del pasado siglo XX, el físico judío de origen alemán Albert Einstein. La luz limpia de la estrella guía mueve en los metales semiconductores electrones, que se redirigen hacia un campo de transformadores que convierten el flujo continuo en alterno y lo vierten a la red para su inmediato o posterior uso.
Durante los 25 años en los que se alargará la vida de esta instalación (2007 – 2032) se generará energía absolutamente limpia. La extracción de la materia prima, el silicio en este caso, su transformación, purificación, y transporte, es lo que acarrea todavía un coste en emisiones, aunque sean estas compensadas suficiente y holgadamente por la producción que sigue. Como fuere, la ciencia nos sorprende a diario, y genera en su continuo e incansable flujo nuevas soluciones y adelantos que permiten mejorar lo que ya está disponible. Los ciudadanos; Terra y sus colaboradores, pueden sentirse orgullosos de haber puesto el primer granito en un camino colaborativo con un potencial enorme de expansión. Una idea materializada exitosamente, y más allá de eso, eficiente tanto económica como ecológicamente hablando.
ENLACE AL ARTÍCULO MÁS DETALLADO SOBRE LA TECNOLOGÍA Y LA INSTALACIÓN FOTOVOLTAICA DEL CARMEL:
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