El precio del agua está aumentando en todo el mundo



El precio del agua está aumentando en todo el mundo
Alerta 3 - 2007

El precio de agua aumenta, -dramáticamente en algunos casos-, en todo el mundo. Durante los pasados cinco años, las facturas municipales del agua han aumentado un promedio del 27 % en Estados Unidos, 32 % en el Reino Unido, 45 % en Australia, 50 % en África del Sur, y 58 % en Canadá. En Tunisia, el precio de agua de regadío se multiplicado por cuatro en una década.


El precio del agua está aumentando drmáticamente en todo el mundo.


Los agricultores en el valle central de California usan casi 1/5 del agua del estado y pagan por término medio algo más de 1 ¢ por metro cúbico


El agua se administra como si fuera algo sin valor en lugar de tratarse como el recurso sustentador de vida, valioso y escaso que es.




Bombear agua o elevarla a emplazamientos a mayor altitud son procesos con un uso intensivo de la energía.




Marzo, 2007. Una encuesta reciente de 14 países indica que los precios del agua común en los municipios oscila entre los 66 ¢ de US$ por metro cúbico en los Estados Unidos hasta los US$ 2.25 en Dinamarca y Alemania. Pero los consumidores raramente pagan el coste real del agua. De hecho, muchos gobiernos prácticamente (y algunas veces literalmente) regalan agua por nada.

El hogar familiar americano común consume aproximadamente 480 metros cúbicos de agua durante un año. Los propietarios de una casa en Washington, DC, pagan cerca de US$ 350 (72 ¢ por el metro cúbico) por ese volumen. La adquisición de la misma cantidad de agua a un vendedor en los barrios de chabolas de Ciudad de Guatemala costaría más de US$ 1.700.

El precio que las personas pagan por el agua está fundamentalmente determinado por tres factores: el coste del transporte desde la fuente al usuario, la demanda total de agua, y los subsidios al precio final. El tratamiento para eliminar los contaminantes también puede incrementar su coste.

El transporte del agua
El coste del transporte del agua está determinado mayormente por lo lejos que debe ser trasladada y a qué altura debe llevarse. Las ciudades y los pueblos en crecimiento pueden tener que recorrer centenares de kilómetros para encontrar el agua que necesitan para satisfacer su sed cada vez mayor.  Las ciudades de California durante mucho tiempo han importado agua desde centenares de kilómetros a lo lejos. Y China construye tres canales de 1.156 kilómetros, 1.267 kilómetros y 260 kilómetros de largo para trasladar agua del río Yangtzé hasta Beijing y hacia otras áreas de crecimiento rápido en las provincias del norte.

Bombear agua desde el interior de la tierra o elevarla a emplazamientos a mayor altitud son procesos con un uso intensivo de la energía. Bombear 480 metros cúbicos de agua una altura de 100 metros precisa cerca de 200 kWh de electricidad. A un precio de 10 ¢ por kWh, el coste es de US$20 – sin incluir el coste de la bomba, el pozo y el sistema de tuberías. Cien metros no es una altura inusual para los pozos que extraen agua subterránea. En Beijing y otras áreas del norte de China, por ejemplo, algunas veces es necesario elevar el agua hasta 1.000 metros.

En la ciudad de México, situada a una altura de 2.239 metros por encima del nivel del mar, tiene que bombear parte de su abastecimiento de agua más de 1.000 metros arriba de la montaña. Los costes operativos por sí solos alcanzan los US$ 128,5 millones anualmente. Bombear este volumen de agua precisa más energía que la que es consumida en toda la cercana ciudad de Puebla, hogar de 8,3 millones de personas. Amman, en Jordania, se enfrenta a un problema similar para suministrar agua a emplazamientos situados superiores.

La compraventa de agua
En la mayoría de lugares el agua no se compra ni es intercambiada en un mercado. Pero se han desarrollado mercados formales de agua en las áreas occidentales de Estados Unidos, Australia y Chile. Allí donde existen mercados de agua, se identifican ejemplos de cómo se valora la escasez del agua, - es decir la cantidad que otros usuarios potenciales estarían dispuestos a pagar por ella. Los precios de agua en los mercados de Australia alcanzaron un máximo de cerca de 75 ¢ por metro cúbico en diciembre del 2006, incrementándose 20 veces en un año, en parte debido a la larga sequía. En el oeste de Estados Unidos, los precios del agua habitualmente están entre 3 ¢ y 10 ¢ por metro cúbico. Éste es sólo el coste del agua misma y no incluye el gasto de tratamiento o transporte.  En algunas ciudades occidentales de USA, el agua es tan escasa que las ciudades venden los efluentes de las aguas residuales por valor de hasta US$ 1 el metro cúbico para que sea usada en regadío de jardines.

En India, la escasez de agua ha provocado que algunos agricultores saquen más beneficio de vender su agua en lugar de cultivar. El agua que antiguamente usaban para irrigar sus cultivos es bombeada de sus pozos y transportada en camión hacia ciudades cercanas. Los agricultores están cosechando agua en vez de comida y al mismo tiempo provocando una rápida caída de las capas freáticas subterráneas.

Los subsidios del agua
El factor último que afecta a cuánto pagan las personas por el agua es la cantidad que se subvenciona. Los subsidios al agua pueden ser muy grandes. Por ejemplo, los ingresos de agua en la ciudad de Delhi están a menos del 20% de lo que realmente se gasta cada año para proveer agua. Por término medio, en todo el mundo, casi el 40% de los proveedores municipales no cargan suficiente el precio del agua para cubrir su funcionamiento básico y los costes de mantenimiento.

Los subsidios a menudo benefician sólo a las familias de ingresos más altos. A menudo, los residentes de los barrios de chabolas urbanas en países en vías de desarrollo no tienen acceso al abastecimiento de agua municipal y en lugar de eso compran agua a los suministradores privados que la traen en camión. En parte porque habitualmente vendedores sin escrúpulos controlan esta distribución, los precios están por las nubes, excediendo el US$1 el metro cúbico. En varias ciudades asiáticas, por ejemplo, las familias forzadas a comprar el agua de un vendedor privado pagan 10 veces más que familias de ingresos medios que tienen sus hogares conectados al sistema de distribución del municipio. Los grupos familiares más pobres en Uganda gastan el 22% de sus ingresos en agua, mientras que en El Salvador y Jamaica emplean más del 10% de sus ingresos para satisfacer sus necesidades de agua.

Los subsidios de agua no están limitados al mundo en vías de desarrollo. Los agricultores en el valle central de California, por ejemplo, usan casi una quinta parte del agua del estado y pagan por término medio algo más de 1 ¢ por metro cúbico, sólo un 2% de lo que en Los Angeles se paga por el agua potable y sólo un 10% su valor de reemplazo.  Un análisis de un nuevo proyecto estadounidense en el centro de Utah descubrió que el agua que proveirá costará cerca de 40 veces más que lo que pagan los irrigadores por ella.

La gestión del agua
Actualmente el agua se administra como si fuera algo sin valor en lugar de tratarse como el recurso sustentador de vida, valioso y progresivamente cada vez más escaso que es. Un paso crucial para avanzar hacia una gestión más racional de agua es establecer un precio del agua que refleje su valor y su escasez. Esto puede, claro está, provocar aumentos de precio sustanciales que afecten particularmente a las familias de ingresos bajos. La mejor forma para evitar este problema es usar un sistema de precios por rangos, donde un nivel bajo de consumo – necesario para satisfacer necesidades básicas – es muy barato, mientras que los precios aumentan en los niveles más altos de consumo. En Osaka, Japón, por ejemplo, los usuarios pagan un impuesto mensual que incluye 10 metros cúbicos de agua; más allá de este volumen los precios se incrementan en franjas de 82 ¢ por metro cúbico hasta alcanzar los US$ 3 o más para usuarios de altos volúmenes del líquido. Además, asegurar que los grupos familiares más pobres están conectados a un abastecimiento de agua seguro les puede proteger de los precios abusivos de los vendedores privados.

Aunque valorar el coste del agua de forma razonable puede generar problemas políticos a corto plazo, también puede conducir a eficiencias sustanciales a largo término y puede eliminar un escape en los presupuestos del gobierno. Los precios superiores obligarán a los agricultores y a las industrias a usarla o regar más eficazmente, y animará a las familias a comprar aparatos más eficientes en agua y reducir la cantidad de agua que desaprovechan. Muchas mejoras de eficiencia son relativamente baratas, y la mayoría de ellas se pagan por sí mismas. Cualquier mejora que reduzca el uso de agua caliente, por ejemplo, puede costearse fácilmente con el tiempo porque ahorra tanto energía como agua.

Ciertamente, hay muchas relaciones entre la energía y el agua. No sólo son sustanciales las cantidades de energía requerida para extraer, transportar y tratar el agua, sino tal y como las sacudidas en el precio del petróleo de los 1970s estimularon el ahorro de energía, también el valor del agua podría reflejar mejor su coste real estimulando esfuerzos similares de ahorro por parte de industrias, agricultores y familias.

Edwin H. Clark - Earth Policy Institute
www.earth-policy.org



Canviat
09/02/2017

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