|
|
Acaba
junio y llego por cuestiones laborales, a la ciudad que tiene por
nombre el de una de las frutas más fascinantes de las que gusto
disfrutarme. Antes de Granada se llamó por parte de los íberos Ihverir, y cuando llegaron los romanos la llamaron Iliberis, y en latín tuvo nombre fértil, Florentia. Elvira es como la llamaron los musulmanes. Y en el siglo XI, los zíries acabaron por denominarla Medina Garnata, en honor a la sabrosona fruta que abundaba por la región.
Un primer vistazo a la ciudad me ha dejao la impresión de una gran
extensión poblada ocupando cada vez más la plana fértil, más de
lo esperado. Desde el cochecillo cargado hasta la bandera viento en
morro a medio gas por la circunvalación, Sierra Nevada impone, lo más
alto mira desde sus redondeos a la ciudad milenaria. En ella, la joya
de la corona, la Alhambra despunta por el franco este y una torre como
con una barcaza en su parte alta, me indica que ya estoy llegando al
Parque de las Ciencias.
Me he instalao en un piso de estudiantes, por economía y por poca
huella ecológica, ya que en cada habitación, por los menos nos ubicamos
un humano con sus cosillas, se comparten los gastos generales y es un
lujo para la convivencia ser recibido por un colectivo variopinto y
diverso en geografías de origen.
Están todos con los exámenes liaos, y lo cierto es que para uno que ha
estudiao bastante menos de lo necesario, es grato compartir las
inquietudes y las vivencias con compañeros de especie a los que casi
doblo por edad.
Hace calor, creo que más de lo que toca. El año pasado, el 7 de agosto
cayeron sobre la afrutada city 41,8º, una de las máximas medidas en
mucho tiempo. Yo estos días, con mi inseparable bicicleta haciendo
recaos y traslados me he dao cuenta de que somos una especie que lo
único que hacemos con el clima es calentarlo sin parar. Con mas de 30
grados encima, circular por una ciudad saturada en tramos por la
máquina explosiva automóvil que no para se sumar calor aparte de CO2
saliendo de vomitosos tubos de escape, hay que añadirle y a saco el
calor que cuesta que ahora ya casi todos los potes con cuatro ruedas
permitan ir pasando frío en su interior gracias a tirar calor fuera,
que no es otra cosa que más consumo de petróleo y que no es más que más
contribución a un cambio climático que a esta paso quién se atreve a
pensar que igual no nos achicharra.
En fin, cada kilómetro que hago con la bici me siento mejor, más
contento, más a gusto con mis principios y más ágil. Pero bueno, vamos
al grano granadino, lo que te cuento es que la oficina donde trabajo me
ha mandao a Granada para hacer tareas relacionadas precisamente con los
servicios energéticos que brinda ese mismo sol que cada vez pega más
caña a todo lo vivo que pulula por la perpendicular de sus rayos. Y es
que una semana solar que me espera a mi, a mis colegas, y a muchos que
no conocemos, o a ti si te sumas.
Si venir a Granada vale un viaje, mejor en transporte público o coche
compartido conducido claro está, de la forma más eficiente posible,
venir a la Solar Conference
y al Encuentro Solar 2006, también puede valer otro y remato la cuenta
con el viaje que hay que sumar por si solo, la visita a uno de los
espacios de cultura y ciencia más fascinantes que un menda ha pisao, el
Parque de las Ciencias de Granada. Bien, pues la semana del 12 al 16 de
julio, que está al caer, me tiene aquí de avanzadilla…, pero para ti,
si no tienes toda la semana pues piensa en las posibilidades de un fin de semana inolvidable.
|
|