Papá Noel es chino



Papá Noel es chino. O por qué China está creciendo y Estados Unidos está declinando
Alerta 15 - 2006

Sé que Papá Noel es chino porque cada mañana de Navidad después de que se desempaqueten todos los regalos y las cosas vuelven a su sitio, sistemáticamente miro todos los regalos para ver dónde se han fabricado. Los resultados son casi siempre iguales: cerca del 70% son de China. Después de cierta investigación, parece que mi encuesta familar es representativa del país en su totalidad.


Ocho de cada 10 árboles de Navidad artificiales vendidos en Estados Unidos se hacen en China. 




Este año los americanos gastarán unos mil millones de US$ en ornamentos de Navidad de China.


Los pagos de intereses cada vez mayores de nuestra deuda a China y a otros países, generará una casi imposible carga impositiva en la siguiente generación, -algo por lo cual podrían no perdonarnos nunca.


Hoy en día la Navidad se celebra tanto en EEUU como en China, pero por razones distintas y con consecuencias económicas muy diferentes.


Cerca del 80% de los juguetes vendidos en Estados Unidos se hacen en China.

Diciembre, 2006. Comencemos con los juguetes. Cerca del 80% de los juguetes vendidos en Estados Unidos, - desde las muñecas Barbie hasta los vídeojuegos- se hacen en China. Los juguetes que hablan inglés aprendieron esa lengua de trabajadores chinos. Bienes electrónicos,  -del iPod de Apple a la Xbox de Microsoft-, se producen en China. La ropa, -desde los más modernos suéters de cachemira hasta los chándals-, probablemente también llevarán la etiqueta “Made in China”.

El propio árbol de Navidad viene de China. Mientras que los árboles de Navidad verdaderos crecen en cada estado de los Estados Unidos y se venden localmente, actualmente muchas familias se reúnen alrededor de árboles de Navidad artificiales. Ocho de cada 10 árboles de Navidad artificiales vendidos en Estados Unidos se hacen en China. El año pasado los americanos gastaron cerca de 130 millones de US$ en árboles de Navidad de plástico chinos.

Este año los americanos gastarán unos mil millones de US$ en ornamentos de Navidad de China. Y, quizás la ironía más grande de todas, incluso las escenas de la natividad, se hacen en China. El año pasado los americanos gastaron más de 39 millones de US$ comprando escenas de la natividad enviadas desde Oriente. El éxito de China en atraer inversión de capital extranjero y movilizar su enorme mano de obra la ha convertido en el taller del mundo.

La deuda de Navidad de Estados Unidos
Que la Navidad de Estados Unidos es made in China es una metáfora de un sistema económico con implicaciones mucho más profundas que están afectando a los Estados Unidos. Hoy en día la Navidad se celebra tanto en Estados Unidos como en China, -pero por razones distintas y con consecuencias económicas muy diferentes. Para el chino, la bonanza en la producción se traduce en beneficios excepcionales, un incremento de ingresos y, en una sociedad donde la gente ahorra cerca del 40% de su renta, en un notable salto en sus ahorros. En los Estados Unidos, los gastos de las compras de Navidad, encabezados por otro pico récord este año, contribuyen a la deuda creciente de la tarjeta de crédito y a un déficit comercial altísimo.

Por debajo del espíritu navideño americano y el buen brindis está una sociedad de cargada de deudas que parece haber perdido su camino, estropeada por la arena movediza del consumismo. Como sociedad, parece que hemos olvidado cómo ahorrar para poder invertir en un futuro mejor. En vez de dejar a nuestros niños un futuro económico prometedor, les estamos legando la deuda más grande de cualquier generación en toda la historia.

En el nivel personal, la deuda de la tarjeta de crédito no para de subir, y a nivel del gobierno, tenemos el déficit más grande en la historia. A nivel internacional, tenemos un déficit comercial que alcanza un nuevo record mes tras mes.

La deuda nacional, el déficit fiscal y el déficit comercial de EEUU
Lo más preocupante no es el hecho de que nuestra Navidad esté fabricada en China, sino el pensamiento que nos ha conducido a esto. Deseamos consumir no importa qué. Deseamos gastar ahora y dejar que nuestros hijos paguen. Es esta misma forma de pensamiento la que introduce las reducciones de impuestos mientras emprende una costosa guerra. El sacrificio económico ya no forma parte de nuestro vocabulario. Después del ataque japonés contra Pearl Harbor, el presidente Roosevelt prohibió la venta de coches privados para movilizar la capacidad de fabricación y las habilidades de ingeniería de la industria de automóvil de Estados Unidos para construir tanques y aviones. En contraste, después del 11 de septiembre, el presidente Bush nos impulsó a ir de compras.

En Estados Unidos estamos tan abocados a consumir que los ahorros personales han, virtualmente, desaparecido. Tenemos un promedio de cinco tarjetas de crédito por cada hombre, mujer y niño. De 145 millones de titulares de tarjeta, solamente 55 millones saldan sus deudas cada mes. Los otros 90 millones parece que no pueden alcanzar la cuota y están pagando altos tipos de interés por el restante de su deuda. Millones de personas están tan endeudadas que lo estarán de por vida.

La deuda nacional oficial, producto de años de déficit fiscal, ahora suma 8.500 billones de US$ - cerca de 64.000 US$ por contribuyente. Al final de la administración Bush en 2008, se proyecta que esta figura alcance los 9.400 billones de US$. Estamos cavando un agujero negro fiscal y nos estamos hundiendo más y más profundamente en él.

Cada mes Hacienda cubre el déficit fiscal subastando valores. Los dos compradores internacionales principales de los valores de la Hacienda de Estados Unidos son Japón y China. De esta forma, China ahora también se está convirtiendo en nuestro banquero. Este país en vías de desarrollo, donde los ingresos son una sexta parte de los niveles de ingresos en Estados Unidos, está financiando los excesos de una opulenta sociedad industrial. ¿Hay algo incorrecto en esta situación?

En épocas pasadas, cuando nuestro déficit fiscal era cubierto en gran parte por los prestamistas de Estados Unidos, los pagos de interés de la deuda fueron reinvertidos en Estados Unidos. Ahora están fluyendo al extranjero, a Japón, a China y a otros titulares extranjeros de la deuda de Estados Unidos.

Mientras el déficit fiscal de Estados Unidos, conducido en parte por la guerra en Iraq, se eleva a niveles estratosféricos, el país está haciendo frente a un desafío fiscal sin precedentes a medida que la generación del baby-boom se retira, empujando al alza los costes de la Seguridad Social, Medicaid (1) y Medicare (2). Esto, combinado con los pagos de intereses cada vez mayores de nuestra deuda a China y a otros países, generará una casi imposible carga impositiva en la siguiente generación, -algo por lo cual podrían no perdonarnos nunca.

El déficit comercial de Estados Unidos está creciendo a saltos superando todos los límites, casi doblando los 452.000 millones de US$ en 2000 a 850.000 millones de US$ estimados para el 2006. Las crecientes importaciones de petróleo y el déficit comercial con China explican más de la mitad de este déficit.

La falta de estrategia política
Las fallidas de la política nacional tales como no dar soporte adecuado al uso de tecnologías de energía renovable han contribuido al déficit comercial creciente de Estados Unidos. Por ejemplo, Estados Unidos deberían ser fabricantes y exportadores principales de celdas solares y de turbinas eólicas, pero han caído por detrás de Europa y de Japón. La celda solar, inventada en los laboratorios Bell en 1954, es una tecnología americana. Pero el esfuerzo de Estados Unidos de desarrollar la energía solar era tan débil y esporádico que Alemania y Japón se avanzaron y desarrollaron industrias robustas de fabricación y exportación de celdas solares.

La situación es similar con el viento. Aunque la industria eólica moderna nació en California a principios de los años 80, el fallo de Estados Unidos de sostener la ayuda para el desarrollo de la tecnología permitió que los países europeos se apoderaran de gran parte de esta industria.

Aunque las crecientes importaciones de petróleo están incrementando nuestro déficit comercial, consumimos petróleo con despreocupación, debilitando la economía y minando nuestra independencia política.

La necesidad de un cambio de rumbo y de valores
Hemos perdido influencia en los mercados financieros del mundo simplemente debido a nuestra deuda creciente, gran parte de ella sostenida por otros países. Si los líderes de China nunca se convencieran de que el dólar está continuamente a la baja y decidieran deshacerse de sus tenencias en dólares, el dólar podría derrumbarse.

Estando en deuda con otros países por el petróleo y para financiar nuestra deuda, Estados Unidos está perdiendo rápidamente su rol de director del mundo. La pregunta que hacemos no es simplemente si nuestra Navidad es made in China, sinó una de más fundamental: si podemos restaurar la disciplina y los valores que nos hicieron una gran nación, -una nación que el mundo admiraba, respetaba y emulaba. Esto no es algo que Papá Noel puede traernos, ni tan siquiera un Papá Noel chino. Esto es algo que solamente nosotros podemos hacer.


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Nota de la traductora:

(1) Medicaid: programa de atención médica federal financiado por el estado destinado a los necesitados
(2) Medicare: sistema de seguro de salud destinado a personas de 65 años o más de administración federal
Evolución de la deuda nacional de Estados Unidos desde 1930 a 2006. En miles de millones de US dólares. Fuente: U.S. Treasury (Departamento del Tesoro de Estados Unidos).

Balance comercial en bienes en Estados Unidos, evolución de 1960 a 2006. En miles de millones de US dólares. Fuente: U.S. Census Bureau (Oficina del Censo de EEUU)
Lester R. Brown - Earth Policy Institute
www.earth-policy.org



Canviat
09/02/2017

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