Ir al Ecocentro Más Lluerna y
empaparme de sabiduría campera sostenible, es algo que necesito hacer
periódicamente. Los lluernas, Isel y Ricard, cuidadores de este
proyecto de vida sostenible, tienen una parte de su frugal economía
depositada en unos aliados vegetales, los membrilleros. Cuando el año
es bueno y la cosecha deseada por el ecomercado, se les nota el
agradecimiento al ciclo de la vida y al consumidor consciente. Durante
la última visita, allá por septiembre, tocó repasar la cultura
culinaria del apreciado fruto que dan sus apreciados y laboriosos
árboles.
Pues bien, aprovecho y te presento al rey dorado, que comparte tan
honorable titulo vegetal con el limón y algunas variedades de melón.
Este fruto estrella es el membrillo, que en catalán se llama codony, en francés coing, en ingles quince, y en alemán quitte,
Me dijeron los lluernas que el membrillero es un árbol originario
del Próximo Oriente. Llegó a la Península Ibérica con las primeras
colonizaciones de la costa mediterránea. Los griegos ya utilizaban los
membrillos en forma de carne de membrillo y jaleas con miel.
El
uso principal es alimentario. También se ha utilizado como aromatizante
(se conserva durante meses entre la ropa) y en aplicaciones cutáneas. Su sabor cuando está cocido es entre ácido y dulce, con un especial aroma. La
composición de minerales y vitaminas del membrillo por 100 gramos tiene
el siguiente balance: Hidratos de carbono (8,3); Potasio (199); Sodio
(3); Calcio (11); Fósforo (19); Magnesio (8); Vitamina A (6); Vitamina
C (14) y en inferior cantidad, ácido tartárico, pectina y propectina.
Mis
amigos, además de obsequiarme con unos kilos de ecomembrillo, y para
que pudiese disfrutármelos, me pasaron una receta tradicional de la
comarca de la Noguera (Lleida), la del Alioli de membrillo,
y esta ha sido la que me he disfrutado preparando hoy, aprovechando los
15 minutos de cocción solar. Una cocción que ha estado exenta de
emisiones de CO2, y repleta de alegría pues he agradecido el cielo
limpio invernal regalado esta mañana. Y como me gusta compartir
placeres, aquí la recetilla: Es una salsa suave y saludable que puede acompañar, verduras y féculas. Debido a las propiedades emulsionantes el membrillo proporciona una textura cremosa y facilita la digestión del aceite. Los
ingredientes se indican para dos comensales. Con la experiencia se
pueden adaptar las cantidades según las preferencias y añadir algunas
hierbas secas o frescas como la albahaca, el perejil, la mejorana...
Para tomar nota: - 150 gr de membrillo crudo - 50 gr de aceite de oliva - 4 dientes de ajo - 1/2 cucharita de sal
Se
lava y cepilla el membrillo, sacándole esa pelusilla marrón tan
curiosa, pero esto solo si los coges del árbol. Se corta en trozos con
piel y se hierve en un dedo de agua durante 15 minutos. Aquí una
maravillosa central solar de concentración energética, la Ksol 14, por ejemplo, dará un servicio ejemplar y lógicamente sin emisiones.
Cuando
los ingredientes están a temperatura ambiente, se mezclan con la
batidora bien triturados hasta que el “alioli”
queda hecho. Con las proporciones sugeridas se obtiene la salsa
que cabe en un vaso de agua. Se puede guardar en la nevera una semana
como máximo.
Para mi el membrillo siempre pasó desapercibido más allá de
esporádicos bocaos del dulce de membrillo. Pero hoy con el alioli sobre
las patatas cocidas también con el sol, he compartido con mis colegas
una delicatassen suprema, a modo de comida festiva. Ha sido un disfrute
frugal ideal para despedir el año tan convulso global que ya termina y
recibir al incierto y emocionante 2005. |