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El bodegón de luminosos componentes. |
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Detalle del montaje.
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Cable manguera conexionado al foco. |
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Tabal, foco, soporte y cable ensamblados. |
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Base de trípode para cámaras, sustituído su tornillo por uno de métrica con una tuerca palometa.
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Montado rápido sobre trípode del sistema.
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Súper ecofoco en acción. |
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Precisaba
de un foco de iluminación para realizar un reportage de fotos en
interior y no tenía nada a mano. Lo que sigue explica criterios
valorados para llegar a un foco elegante optando por caminos simples y
responsables.
Para hacerme con el foco me pregunté: 1º Acudo a alguien que lo tenga y me lo preste. No conozco a nadie que tenga uno 2º Alquilo uno. No encontré cerca donde hacerlo 3º Me compro uno. No va a ser herramienta de trabajo continuado 4º Le doy vueltas y me lo monto. Esto siempre es una oportunidad para crear
Me quedé con la 4º pregunta, busqué respuesta aproximada y pasé a la acción.
Criterios a seguir que me impuse:
-mínima inversión en materiales nuevos -gran calidad de materiales -sobre todo, un foco de bajo consumo energético -máxima reutilización y aplicaciones para los componentes empleados -aprovechamiento de materiales que ya tenía a disposición
El
trípode lleva conmigo 10 años, está como nuevo y poco usado, el
trípode me parece uno de los desarrollos más extraordinario de la tecno
humana para mover partes con mínimo esfuerzo y rotaciones totales. Me
iba a ir bien para poder disponer de una peana de 1,5 metros de altura
que además y con mínimo trabajo me permite dirigir el foco en infinidad
de ángulos.
El foco lo compré pensando en una aplicación futura
en una cocina in process en la que participo dentro de una mínima
edificación. Para ello falta un año, por lo tanto, tengo un año de
utilización en otras aplicaciones. Dos bombillas de 22 watios aportan
casi 200 watios de potencia lumínica, suficiente para mis trabajos de
interior de amateur fotográfico. Una inversión de 20 euros ha sido la
hecha.
Disponía de un trozo de cable bipolar en manguera
recuperado de una instalación, sus cinco metros me van de perlas,
incluso para llegar sin alargos a la toma más cercana.
Un trozo
de tabla contrachapada, por supuesto recuperada de un container y una
sierra han sido suficientes para darle asiento al foco y su
estructura de enganche a techos. También sobre ella y con
unos tornillos pasantes he utilizado dos escuadras de unión de
carpinteria y a una de ellas, en la base, le he pasado una
borca de metal de 6,5 mm.
He tenido que sacar y guardar el
tornillo original de la pieza de apoyo para cámaras y sustituirlo por
uno simple de métrica 6. La tuerca que permite un sacar y poner cómodo
se denomina de palometa, y listos. Unas vez colocado el sistema sobre el
trípode, un foco elegante y práctico está a disposición para el mejor
de los reportajes fotográficos a los que me he enfrentado en mi corta
vida de aprendiz.
Con una inversión específica de 1,5 euros y
una reutilización de valiosos componentes sacados de cajón de
recursos, junto a la inversión de 20 euros del foco, dispongo de la
utilidad que me hará falta durante esta temporada.
Después del uso,
el foco espera ir al techo de la cocina, el trípode queda en standby
para usos videofotográficos del copón y con los recursos ahorrados, me
hago un fiesta moral íntima.
Ecobricolaje al poder, sostenible primavera.
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