Nuclear, no gracias. El lobby nuclear confunde
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El lobby nuclear busca confundir a la opinión pública y miente con descaro |
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Julio 2007.
El incremento de emisiones con efecto invernadero ha sido vista por el
foro nuclear mundial como medio para lanzar sus últimos pataleos antes de dejar de
existir. Sin embargo, hay que denunciar que está invirtiendo mucho
dinero para que los medios de comunicación se hagan eco de sus ideas,
basadas en mentiras para que la gente crea que la energía atómica es la
salvación de la humanidad en cuanto a suministro energético. Hemos
reiteradamente defendido que no hay opción para la energía nuclear, ya
que sólo en residuos dejamos una herencia peligrosa para miles de años.
Pero sin duda hay muchas más razones. Algunos periódicos insisten
incluso en sus editoriales en dar por supuesta la necesidad nuclear.
Recogen noticias de dudosa realidad, como que según el Eurobarómetro de
la Comisión Europea, en la actualidad un 24% se declara a favor de las
nucleares, frente al 16% existente hace tres años y aseguran que esta
tendencia al alza se ratifica en el conjunto de la Unión europea, debido
a la creencia de que esta fuente energética es viable para combatir el
tan temido cambio climático por su baja emisión de CO2 y constituye una
eficaz alternativa para reducir la dependencia respecto al consumo de
petróleo. Lo mismo sucede con los partidos políticos. Pero está claro
que los avances y progresos se hacen invirtiendo en renovables. La
termosolar eléctrica en el sur de España tiene rendimientos superiores
a las centrales térmicas convencionales. Sin embargo, dada la situación
de intoxicación mediática por parte del lobby nuclear, creemos
importante recopilar algunas opiniones ilustradas que no debemos
olvidar. Mario Gaviria (Profesor de la Universidad Pública de Navarra y de las universidades de Pensilvania y Los Ángeles. Premio Nacional de Medio Ambiente 2005), publicó en La Vanguardia del día 6 de juliol 2008 un artículo titulado: LA ENERGÍA IRRESPONSABLE. En éste destacaba que “ningún holding de seguros del mundo garantiza el riesgo de una central nuclear" y que "la energía nuclear es el mayor fracaso de tecnología energética de la historia”. La energía irresponsable Existen pocas empresas más persuasivas que las que venden seguros. Pues bien, ningún holding de seguros del mundo garantiza el riesgo de una central nuclear. En Chernobil, la Unión Europea tuvo que pagar nada menos que 20.000 millones de euros para que cerraran las tres nucleares que todavía no habían explotado. El mejor consorcio de seguros del mundo, el del Estado español, tampoco cubre el riesgo nuclear. Los pronucleares pretenden, como mínimo, prolongar hasta los 60 años las centrales nucleares envejecidas. Escribí, en el año 1973, el primer artículo antinuclear en España y fundamos los primeros comités. Explicamos a la ciudadanía, que lo entendió perfectamente, que la radioactividad es parecida al Espíritu Santo, en cutre: ni se ve, ni huele, ni se nota de pronto, pero los defectos genéticos entran en el alma, en el ADN de nuestros descendientes. La energía nuclear ha sido el mayor fracaso de tecnología energética de la historia. No ha cubierto los riesgos, no ha cubierto los costes externos ni se responsabiliza del almacenamiento de los residuos. Hace 35 años, nos decían que sin las centrales nucleares no se podría cubrir la demanda eléctrica y este argumento ha resultado ser falso. Ahora, con la central nuclear de Ascó parada, hay días y horas en los que la silenciada eólica produce más electricidad que la nuclear en esta España milagrosa del Zapatero prodigioso y de los enanitos jugones. El sector eléctrico español hace como Cesc Fábregas, que mira hacia un lado y envía la pelota hacia el otro. Las eléctricas hablan de nucleares, pero llevan cinco años como locas invirtiendo en eólica y ciclos combinados de gas. CEREMONIA DE LA CONFUSIÓN. Se trata de una tremenda ceremonia de la confusión, para que no se les metan empresarios intrusos en el sector eólico: definitivo, estable, rentable y competitivo. Las eléctricas pasan los riesgos de la radioactividad al Estado, el CO2 al Planeta y se quedan con las nuevas empresas renovables. Es imposible que haya municipios o comunidades autónomas que pidan o acepten en su territorio una nueva central nuclear. A titulo personal yo diría que, si llegan las centrales, vayamos a por todas: que España retire su firma del Tratado de no proliferación de armas nucleares y fabriquemos nuestras bombas para garantizarnos el gas y el petróleo argelino. Hace una semana, en Mora d´Ebre, junto a Ascó, nos reunimos una docena de viejos rockeros antinucleares. La comarca está asustada y subdesarrollada. Sus ciudadanos están tristes, deprimidos y huyendo sin decirlo, al igual que las empresas. Hoy en día, el sur de Catalunya, las Terres de l´Ebre, no es "un país para jóvenes". Carta al Director de La Vanguardia por los errores en este periódico Por su parte, Marcel Coderch (Conseller, Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible, Generalitat de Catalunya; Secretari, Associació per l’Estudi dels Recursos Energètics (AEREN- Aspo Spain) advertía en una carta al Director de La Vanguardia de no difundir tergiversaciones sobre el tema. Transcribimos la misma, pues ofrece informaciones relavantes para combatir las mentiras nucleares. “Le escribo la presente en relación al editorial y al artículo principal del suplemento Dinero que hoy publica su periódico sobre El Debate Nuclear, porque como lector, suscriptor y experto en energía nuclear me parecen ambos un despropósito. En el debate nuclear es posible mantener posiciones a favor, como las de su periódico, y en contra, como la que yo sostengo, pero supongo que estará de acuerdo conmigo en que lo que no deberían caber son las informaciones erróneas, las afirmaciones no veraces y las tergiversaciones. Desgraciadamente, tanto en el editorial como en el artículo se dan varias de estas circunstancias. Permítame que le indique cuáles son, en mi opinión: 1. El reactor Olkiluoto-3 que se está construyendo en Finlandia y al que se refiere su editorial no entrará en funcionamiento en el 2009, como erróneamente afirma el editorialista. Esa era la fecha inicialmente prevista, pero debido a innumerables contratiempos, ahora se espera que esté listo para 2011 con un sobrecoste del 50% sobre los 3.000 millones de euros inicialmente presupuestados. Son de sobra conocidas las dificultades de este proyecto, que se suponía iba a ser el botón de muestra del renacimiento nuclear en Europa. Lejos de serlo, se ha convertido en un ejemplo más de la distancia que existe entre las promesas y las realidades de la industria nuclear. En los últimos años, la prensa internacional se ha hecho eco de esta circunstancia en repetidas ocasiones (New York Times, Wall Street Journal, etc.), pero que yo sepa su periódico no las ha mencionado ni una sola vez. 2. China no tiene planteada la construcción de 50 centrales como afirma su editorialista. Los planes de China son pasar del 2% de cuota de generación eléctrica actual al 4% en 2020, lo cual significaría pasar de los 8,6 GWe actuales a unos 40 Gwe en el 2020, es decir, construir unos 31GWe, que suponen unas 20 centrales tipo EPR francés. 3. Citar a Felipe González cuando dice que “no se puede decir no a la nuclear para comprarla 100 Km más allá”, como dice su editorialista; o decir que “resulta ridículo no querer nucleares en España y alimentarse de la electricidad producida en un 95% con nucleares a pocos kilómetros de la frontera”, como afirman M. Guindal y M. Díaz Varela, sólo demuestra la falta de información de quienes esto dicen o escriben. En primer lugar, porque el porcentaje de generación eléctrica nuclear en Francia es inferior al 78%, lejos por tanto del 95% que se cita. Y esa electricidad no se produce a pocos kilómetros de la frontera, ya que no hay reactores franceses cerca de la frontera. Los dos más cercanos están en Marcoule, a más de 300 Km de la frontera y en Golftech, a más de 250 Km. Por otra parte, es ROTUNDAMENTE FALSO que España se alimente de electricidad producida en Francia, ya que el saldo neto de las interconexiones eléctricas entre España, Francia, Portugal y Marruecos es negativo. Es decir, en los últimos cuatro años España EXPORTA electricidad y en cantidades importantes. Por tanto, difícilmente podemos alimentarnos de electricidad foránea cuando somos exportadores netos. 4. Decir, como dice su editorialista, que “de todos es sabido que la nuclear es una energía más limpia que la que procede de los hidrocarburos, más rentable y de rápida implementación”, raya en lo absurdo. La energía nuclear genera unos residuos que mantienen su radiotoxicidad durante centenares de miles de años y en el minado del uranio se generan todo tipo de contaminaciones, CO2 incluido. La energía nuclear fracasó en los años 70 precisamente por no ser rentable y hoy no se construyen centrales nucleares, por ejemplo en EE.UU., a pesar de todas las subvenciones y avales estatales de la Energy Policy Act de 2005, porque el mundo financiero no confía en esa rentabilidad que su editorialista califica de sabida. Añadir, además, que es de rápida implementación es de chiste, cuando son precisamente los dilatados plazos de construcción (no menos de 10 años entre planificación y puesta en marcha) en comparación con el gas, por ejemplo, lo que más perjudica a la opción nuclear. 5. Pero todo eso, con ser relevante y erróneo, palidece ante la afirmación de que las centrales que han tenido incidentes (hemos de suponer que se refiere a Ascó y Vandellós) responden a un “modelo de generación superado: el de calentamiento de agua por la descomposición nuclear”, dando a entender que existen otras formas de generar electricidad nuclear. Todas las centrales eléctricas térmicas (y la nuclear siempre será térmica porque no hay otra forma de convertir la energía de fisión en energía utilizable) funcionan y funcionarán calentando agua. Esa afirmación demuestra la absoluta ignorancia del editorialista en relación a las cuestiones sobre las que opina. Un periódico que demuestra este nivel de ignorancia en sus editoriales pierde toda credibilidad. 6. Que los expertos hablen de centrales de nuevo tipo que se supone superarán todos los problemas de las actuales es irrelevante, puesto que nadie dice que las centrales que proponen construir ahora serían de este tipo, ya que en el mejor de los casos no estarían disponibles antes de 2040 (IV Generación) o del 2080 (fusión). Las centrales que habría que construir en las próximas décadas serían del todo similares a las actuales. La industria nuclear siempre ha prometido futuros espléndidos a cambio de presentes inciertos, pero un periódico serio no puede caer en la trampa de no distinguir entre promesas y realidades. 7. Su editorial da a entender que en España existe una moratoria nuclear, cuando dice “en el caso hipotético de que se suspendiera la moratoria nuclear”, siendo esta caracterización de la situación totalmente contraria a los hechos. En España no existe moratoria nuclear alguna. La Ley 54/1997 del Sector Eléctrico dice que “en la generación eléctrica, se reconoce el derecho a la libre instalación y se organiza su funcionamiento bajo el principio de libre competencia” y, por tanto, cualquiera es libre de instalar una nuclear. No hay nada en el entramado jurídico español que pueda calificarse de moratoria nuclear. Es más, nunca ha existido disposición alguna que no permita la instalación de una nuclear. La moratoria de 1983 se limitaba a cinco grupos nucleares entonces en construcción. Las razones de esta moratoria las explica muy bien Juan Manuel Eguiegaray, exministro de Industria y Energía, cuando dice que: “Es conocido que en pleno proceso de transición democrática el sector público tuvo que rescatar financieramente a las empresas eléctricas del país, que se habían embarcado en un proceso de inversión faraónico, derivado de una planificación delirante, en absoluta contradicción con las necesidades constatadas de la demanda eléctrica en España. La preferencia por la energía nuclear contenida en aquellos planes puso en marcha la construcción de más grupos nucleares de los razonablemente necesarios, lo que llevó, por razones mucho más financieras que de cualquier otro tipo, a la llamada moratoria nuclear a partir de 1983. Los costes de la paralización de proyectos de construcción en curso, así como el saneamiento financiero de las empresas, recayeron sobre los consumidores durante largos años, mediante recargos pagados en el recibo de la luz”, Reflexiones sobre la incertidumbre energética, Cuadernos de Energía, nº 21, junio 2008, Club Español de la Energía. Esconder esta realidad, dando a entender que en España existe una moratoria que supuestamente no permitiría a las eléctricas construir nucleares no se sabe muy bien por qué, no puede sino calificarse de engaño para sus lectores. (Vean la manipulación gráfica de la portada de este monográfico publicado por La Vanguardia el día 6 de julio 2008). |
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Canviat
09/02/2017