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Las emisiones de dióxido de carbono alcanzaron la cifra de los 383 ppm en el 2007 y en el último año se han incrementado.
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No hay duda que las emisiones más altas de los últimos 20 millones de años son de causa antropogénica.
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La correlación entre las emisiones, el aumento de la población y el desarrollo económico siguen la misma pauta.
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Estas
imágenes de la Nasa muestran el deshielo durante el verano del océano
entre 1979 y el 2003. Este deshielo ha sido todavía mayor en el
2007.
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En
Barcelona, a pesar de la sequía pertinaz, algunas fuentes públicas
fueron amnistiadas para que pudieran deleitar a los turistas. El
problema es que no tiene un verdadero sistema de recirculación con
regeneración y por tanto cada tantos días se cambia toda y todos
felices.
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La sequía para el 2100 en España puede ser total, con un déficit hidríco del 40 % respecto a los niveles del año 90.
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La
Vida es una sucesión de acontecimientos que, guiados por el azar, nos
transmuta toda su esencia. Uno empieza a balbucear y luego juega con
los vecinos y más tarde va adquiriendo sus propias amistades. Hablaré de uno de
esos vecinos de mi infancia con el que años más tarde compartí la
misma carrera universitaria, aunque él, por ser algo más joven, la hizo
posteriormente. Con el tiempo cada cual escoge su camino, el mío el del
activismo ecológico, el suyo el de la ciencia ecológica. Pero
continuamos en la misma senda, aunque diversos eventos nos acercaron y
otros nos alejaron. El Dr. Josep Canadell se fue primero a los Estados
Unidos y luego a Australia. Yo, en cambio, he permanecido siempre en el
mismo lugar, aunque el Dr. Canadell, en algunos de sus viajes a nuestro
país, permitió que nos reencontrarámos. Hoy he asistido a un acto
doblemente motivador. La primera razón era la presentación de la
llamada Declaración de Barcelona 2008: retos y vías hacia la
sostenibilidad de la Tierrra, una iniciativa del Centre de Recerca
Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF), que cumplía 20 años buscando
soluciones adecuadas para el futuro sostenible de la sociedad. El
segundo es que la presentación de esta importante alerta que constituye
la Declaración de Barcelona 2008 corría a cargo de mi exvecino de
infancia, el Dr. Josep Canadell.
Mientras yo utilizo mi ingenio para hacer llegar la ecología práctica
como herramienta para adaptarnos a un estilo de vida menos lesivo para
la biosfera, el Dr. Canadell ha centrado su vida en el estudio del
ciclo del carbono a nivel global, como director ejecutivo del Global
Carbon Project de la Organización de Investigación Científica e
Industrial de la Commonwalth (CSIRO) de Australia y como investigador del
Panel on Climate Change (IPCC). Por tanto, aunque parezca insólito,
este catalán es uno de los expertos más relevantes en el estudio de las
regiones vulnerables a los cambios del clima y de los usos del suelo y
el desarrollo de estrategias para estabilizar el CO2 atmosférico. Por
el puesto que ocupa, es una persona que conoce como pocas los datos de
la generación de CO2 por parte de nuestra civilización y de cómo este
gas de efecto invernadero puede afectar a nuestra existencia.
Hoy, en la presentación de la Declaración de Barcelona 2008 y junto con
otros expertos mundiales sobre el clima -como son Meinrat Andreae, Lidia
Brito, Kristie Ebi, Jane Lubchenco, Harold Mooney, Ian Noble, Carlos
Nobre, Josep Peñuelas, Bob Scholes y Keith Weibe-, el Dr. Canadell nos
ha lanzado unos datos para poner los pelos de punta al más insensible.
Unos datos que demuestran que la civilización humana está ya, con los
datos científicos más recientes, en el peor escenario imaginado por
Naciones Unidas de cambio global. Para un ecologista convencido, los
datos que nos ha aportado son algo que debería hacernos plantear un cambio
radical, pero lo cierto es que, mientras los científicos obtienen la
certeza, el resto de los humanos seguimos como si nada. La Declaración
de Barcelona 2008: retos y vías hacia la sostenibilidad de la Tierra se
propone instar a los gobiernos a tomar decisiones, cuando todavía
estamos a tiempo. Los cambios están siendo tan rápidos que es necesario
un nuevo paradigma sobre la sostenibilidad de la Tierra.
El Dr. Canadell -con un catalán de acento anglosajón, pues lleva casi 30
años fuera del país- lo ha dejado claro: a finales del 2007 alcanzamos
la cifra de 383 partes por millón de CO2 en la atmósfera (la cifra más
alta en los últimos 20 millones de años), y nos ha recordado que España
ha superado el 65 % de incremento en gases de efecto invernadero
respecto a la base de 1990 cuando, según el Protocolo de Kyoto que ha
firmado nuestro país, no podía superar el 15%. Pero lo más alarmante es
la aceleración del cambio. En los últimos 8 años, el incremento de CO2
anual ha pasado de 1,5 ppm/año a 2 ppm/año. Esto se ha traducido en que
en los últimos 2 años el océano Ártico ha disminuido en 4,3 millones de
km2 su superficie de hielo en verano. Viendo los mapas, es para
ponérsele a uno los pelos de punta. Pero sus datos también se han
referido a la desforestación, que alcanza ya los 13 millones de
hectáreas al año; a que cada hora desaparecen 3 especies de la Tierra o
a que vamos camino de un mundo lleno de humanos ávidos de recursos.
Sólo 4 países -Estados Unidos, China, India y Rusia- se llevan la
mayor parte del pastel de las emisiones de efecto invernadero y les
importa un rábano el miserable compromiso de Kyoto. Pero lo peor es la
aceleración del cambio. Cuando empezamos con la advertencia climática
en el año 1992, las emisiones eran del 62 % para los países industrializados
contra el 38 % de los no desarrollados. Cuando se aprobó el Protocolo
de Kyoto eran del 57 % para los ricos y del 43 % para los no
desarrollados. Pero cuando entró en vigor el protocolo mencionado, en el
2005, estaban ya casi a la par. Está claro que las políticas contra el
cambio climático están siendo un fracaso, y el peor escenario ya se
cierne sobre nosotros. Se pueden consultar los datos científicos del
Global Carbon Project en sus estudios, especialmente el Carbon Budget 2007 (pdf de 1,5 Mb).
La presentación de los datos por parte del Dr. Canadell en Barcelona ha
sido posible porque, a pesar de su apretada agenda, como persona
excepcional pero enraizada en este país no sabe decir que no a
las invitaciones de sus compatriotas de la tierra donde se formó. La
relevancia de la actividad científica del Dr. Canadell le ha llevado a
Naciones Unidas y, a pesar de ello, nadie toma con la seriedad que
requiere la alerta planetaria que los científicos como él
advierten. Casi con poesía, ha instado a la necesidad de adoptar el
liderazgo político frente al cambio que se nos avecina. Para el 2100,
España tendrá un déficit del 40 % del agua disponible y nos ha
recordado que el 20 % de cada tonelada de las emisiones con efecto
invernadero permanecerá por un mínimo de 300 años.
La Declaración de Barcelona 2008: vías y retos hacia la sostenibilidad
de la Tierra es el mejor regalo que jamás podía ofrecer como cumpleaños
el CREAF a la Humanidad. La teniente de alcalde del Ayuntamiento de
Barcelona, Dña. Imma Mayol, ha dicho de forma sincera que admitía que
quizás la clase política no pueda estar a la altura de las
circunstancias, pero se ha comprometido a trabajar desde el gobierno
local de Barcelona al que representa. Sin embargo, es evidente que
estamos frente a una crisis planetaria que se queda corta con lo que
Hollywood ha planteado en algunos films. Los expertos como el Dr.
Canadell no pueden más que invertir su tiempo y su conocimiento para
legarnos su compromiso, pero a todos nos toca ser consecuentes.
A toda esta pléyade de científicos de renombre mundial reunidos en
Barcelona con motivo del aniversario del CREAF sólo nos queda
mostrarles nuestro agradecimiento por alertarnos de primera mano.
Lástima que los principales periódicos de este país ni se han
interesado por un evento científico que sólo un centro con el
compromiso del CREAF ha permitido. A mí no me queda más que, desde la
humildad de mi condición, ser el eco de esta alerta planetaria a la
que he asistido hoy en directo. A mi buen amigo el Dr. Pep Canadell,
uno de estos catalanes universales, sólo puedo agradecerle su amistad y
compromiso planetario.
Pero está claro que la advertencia que el equipo del Dr. Canadell
nos ha lanzado no debería caer en saco roto. Yo me aplico en la
reducción del consumo de energía en todos los ámbitos de mi vida. He
asistido con un colega al acto y, mientras éste me recomendaba bajar en
taxi, le he dicho: "lo haremos en metro, yo guío", y así ha
sido. Y es que el compromiso con los datos aportados por el estamento
científico merecen como mínimo ser coherentes y reducir las emisiones
de carbono con efecto invernadero en cada uno de nuestros actos
cotidianos. Con Pep, al final del acto, durante unos minutos hemos
podido hacer un repaso vital mútuo de los últimos años, que me han
parecido un regalo sin parangón; hemos recordado viejos tiempos y nos
hemos emplazado a otro encuentro, si él puede, durante los pocos días que
permanecerá en España, para poder recoger su testimonio en una
entrevista (veremos si es posible, porque me gustaría). En cualquier
caso, cada uno desde sus posibilidades, seguimos unidos por el
compromiso con la Tierra y me reconforta seguir compartiendo con Pep Canadell, a pesar
del paso de los años, la esencia por trabajar por
un planeta habitable antes de que sea tarde. Y creedme que los datos
que podéis consultar del Global Carbon Project son una verdadera alerta
planetaria.
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