¿Puede uno hacer un viaje sensorial dentro de un museo?. Eso mismo me preguntaba yo caundo entré en el Museo de Ciencias Naturales del CSIC en Madrid. Una persona que me acompañaba me altertaba sobre si valía el viaje una exposición de fotografías, aunque fuera un reputado profesional de la imagen de la naturaleza. Todas las dudas se desvanecieron al cruzar las puertas del museo. La Mirada Salvaje está compuesta por cuarenta y cinco espectaculares imágenes, pero diez paneles con veinte imágenes le dan ya a uno la bienvenida en el jardín de entrada al Museo Nacional de Ciencias Naturales, en una muestra diseñada para celebrar el Año Internacional de la Diversidad Biológica. En el interior del Museo, otras veinticinco imágenes de gran formato, barnizadas a mano y montadas en marcos de madera de roble proveniente de vigas de más de tres siglos de antigüedad, continúan el relato de naturaleza ibérica provocando nuevos encuentros del público con la apasionante vida salvaje de la Península. Tanto en el exterior como en el interior, las fichas explicativas que acompañan las fotos desvelan los lugares donde han sido tomadas, así como el estado de conservación de cada especie y su distribución en la Península Ibérica conformando un auténtico relato científico de naturaleza ibérica donde los protagonistas son los osos, linces, lobos, urogallos, zorros, quebrantahuesos...
La mirada salvaje, una imagen vale más que mil palabras.
Edward O. Wilson, reconocido entomólogo norteamericano, dijo en 1992: «La biodiversidad es una de las riquezas más grandes del planeta, y sin embargo, la menos reconocida como tal». Esta idea tiene muchos matices. Wilson se refería al gran valor intrínseco de la diversidad de especies y a sus innegables posibilidades científicas, productivas y económicas, que sin duda las tiene. Pero también existe otro valor, más espiritual, menos tangible, porque golpea la puerta más íntima de nuestro ser, esa parte animal que todos poseemos. Es la poderosa capacidad que tiene la vida salvaje para despertarnos emociones que vienen desde muy hondo, o quizás desde muy atrás, cuando ni siquiera éramos humanos. Para entender y disfrutar de algo así simplemente hay que vivirlo. Y para ello no es necesario ir de safari al África o a perseguir pingüinos a la Antártida. En la Península Ibérica tenemos la oportunidad de encontrar una cantidad sorprendente de especies animales que, día y noche, de la primavera al invierno, desde las montañas a las costas, se dedican sin desmayo a sus trajines cotidianos, basta sino con verlo en los documentales de la serie El Jardín Viviente, una verdadera joya de la filmografía española.
Andoni Candela, el autor de las fotografías de La mirada salvaje, es un monstruo de la fotografía naturalista, una eminencia en este arte, alguien con una sensibilidad especial. La frase que más le gusta repetir es una del naturalista británico David Attenborough, pionero de los documentales de naturaleza:“Yo, personalmente, estoy harto de la gente que sale por televisión diciendo ‘tú, vago, irresponsable e ignorante, que estás sentado en tu cómoda casa. ¿Por qué no te ocupas de esto, apoyas aquello o haces esto otro?’. De verdad creo que la mejor manera de transmitir un mensaje a la gente es hacer que lo pase bien. No es necesario decirle que tiene que hacer algo al respecto, sino decir: ‘Mire, ¿no es precioso? El resto vendrá por añadidura”.
El autor, Andoni Candela, junto a una de sus imágenes.
La Mirada Salvaje se ha realizada en colaboración de la Fundación Biodiversidad y es la primera gran exposición en España que celebra el Año Internacional de la Diversidad Biológica con el objetivo de acercar la belleza de naturaleza salvaje a los habitantes de las ciudades, para llamar la atención sobre la necesidad de su protección. Y, al mismo tiempo, constituye el proyecto más ambicioso en la carrera de Andoni Canela, un fotógrafo de naturaleza empeñado en desvelar la vida cotidiana de las múltiples especies de la fauna ibérica, a través de imágenes que al valor de su espectacularidad añaden el hecho de mostrar a los animales en sus hábitats y en estado de absoluta libertad. La Mirada Salvaje es el resultado de horas de espera; de años de trabajo; de innumerables salidas al campo en busca de sus esquivos habitantes; de múltiples ideas y artilugios para contemplar la vida salvaje sin ser visto, sin perturbar, sin alterar el paisaje. La exposición ya ha visitado Valencia y Zaragoza, Y continuará su andadura este año en Bilbao, Valladolid y Barcelona.
La Mirada Salvaje también está pensada y diseñada para despertar el interés del público infantil (niñas y niños a partir de 9 años), consciente de que la conservación del patrimonio natural depende de las nuevas generaciones. Uno de los objetivos de la muestra es estimular en los más pequeños el respeto, el amor y la defensa de la naturaleza a través de juegos, cuentos y un taller educativo.
El Dibujo a pie de naturaleza, dedicado a la expresión plástica, está dirigido por el dibujante Gusti, especializado en ilustración infantil y juvenil (gustillimpi.blogspot.com), y amante de la naturaleza, con muchos años de trabajo como colaborador en proyectos de conservación (el águila harpía y el cóndor de los Andes, por ejemplo). Con la ayuda de imágenes audiovisuales y recomendaciones prácticas, Gusti enseña a los niños cómo dibujar animales salvajes a pie de campo, empezando por saber esconderse bien camuflados para no ser vistos, destacando la importancia de la observación y de la memoria así como la rapidez de trazos, entre otras habilidades. Los pequeños expresarán plásticamente su particular visión de la fauna ibérica y sus hábitats.
El espacio exterior de la exposición nos da la bienvenida.
La Mirada Salvaje. Encuentros con la Fauna Ibérica estará expuesta entre el 13 de mayo y el 12 de septiembre de 2010 en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (c/ José Gutiérrez Abascal, 2. Madrid). La exposición cuenta con un libro editado por Blume que despliega a través de sus 344 páginas la vida privada de un centenar de especies de la Península Ibérica y es el resumen impreso de la exposición.
La biodiversidad en España
Según los datos del Ministerio de Medio Ambiente y la Fundación Biodiversidad, más del 75% de las aves y mamíferos de Europa se hallan dentro de las fronteras españolas. O lo que es lo mismo, España es uno de los países con mayor biodiversidad del Viejo Continente.
Las fotos magníficamente enmarcadas en viejas bigas de roble.
Las razones de tanta variedad hay que buscarlas en la orografía, la climatología, la extensión y la situación geográfica de la Península Ibérica y los archipiélagos.
Sin embargo, semejante riqueza faunística vive tiempos muy difíciles. Nubes negras oscurecen el futuro del 56% de las especies de mamíferos existentes, y algunas de ellas tan emblemáticas como el lince ibérico y el oso pardo son dos de los siete mamíferos más amenazados por la extinción en España.
Las aves no están mejor. 21 especies de aves reproductoras se encuentran en peligro de extinción y otras 262 padecen algún tipo de amenaza para su supervivencia. Sólo 54 especies no figuran, por el momento, en el Libro Rojo de la UICN, que marca los diversos grados de amenaza que se ciernen sobre la fauna.
En cuanto a anfibios y reptiles, de las 81 especies censadas en la Península, nada menos que el 30 y el 23%, respectivamente, padecen diversos problemas que afectan su supervivencia. Uno de ellos, la introducción de especies exóticas invasoras, es la principal amenaza que afecta a las 70 especies autóctonas de los peces continentales.
Fotos oficiales distribuidas por la organización para divulgar La mirada salvaje.