WALL-E. Pillado hasta las tuercas



 

 


El encuentro de una planta creciendo dentro de una vieja bota llena de tierra desencadenará la apasionante aventura de Wall-E y Eva.



Wall-E viaja hasta el espacio para recuperar el interés de Eva.


ficha técnica
WALL-E. Pillado hasta las tuercas

Director: Andrew Stanton
Guión: Andrew Stanton, Pete Docter, Jim Reardon
Música: Thomas Newman
Duración: 98 minutos
Género: Animación
Estreno en España en cines: agosto 2008
País: EE.UU.,Reino Unido
Distribuidora: Disney-Pixar



WALL-E. Pillado hasta las tuercas
Reciclar para hacer un mundo habitable

¿Otra película de robots animados? Definitivamente, no. Pixar va superándose a sí misma en cada creación cinematográfica, pero este nuevo film es un reto que pasa sobrado y que sigue dejando boquiabierto al espectador. Cabe destacar que buena parte del filme se sucede sin diálogos y, aún así, los personajes cautivan y se expresan de forma extraordinaria.

El universo que ha creado esta vez nos sitúa en un futuro 700 años adelante. En este futuro, los humanos han tenido que irse de la Tierra porque en ella sólo quedan basuras y residuos, montañas y rascacielos de desechos. Los humanos viven en un transbordador galáctico asistido por robots y máquinas de todo tipo “facilitándoles” la vida. Llevan en el transbordador siglos, esperando que la misión “Descontaminación de la Tierra” finalice y puedan volver. Pero con tantos años fuera del planeta casi no recuerdan de dónde provienen.

Mientras, en la Tierra, la operación “Descontaminación” se ha suspendido por resultar imposible, pero un robot quedó sin desconectar y desde allí sigue la titánica tarea de intentar comprimir y ordenar la basura acumulada. El viejo robot sigue una rutina diaria de recoger y comprimir basura y la va amontonando creando gigantescos rascacielos inertes, a modo de monumentos al orden. Wall-E se recarga cada mañana con sus placas solares y sigue pautadamente su jornada diaria; con el tiempo ha ido adquiriendo comportamientos y sensibilidades humanas que con gags y escenas entrañables nos presentan una vieja máquina como un ser encantador y cuya amiga la cucaracha constituye una pareja "de cine”. En la desértica Tierra ha construido su “casa” en un contendedor metálico y en ella va colocando con orden y cariño objetos que encuentra entre la basura que le atraen y colecciona como tesoros. Entre sus posesiones más queridas está un televisor y una cinta de vídeo de un famoso musical con el que Wall-E está fascinado y que intenta imitar.

Pero todo cambia el día que, por casualidad, descubre que dentro de una destartalada nevera ha conseguido nacer una planta, y la recoge dentro de una vieja bota. Sorprendido con el objeto que no sabe identificar lo lleva a su casa. Al poco tiempo, una gran nave deja en la Tierra un sofisticado robot mandado por el transbordador humano con la misión de descubrir si hay vida vegetal en la Tierra, Eva. Wall-E se presenta ante la nueva llegada y se enamora de ella, y al regalarle la planta encontrada se genera una alarma en la robot que la hace regresar hacia el mundo de los humanos. Sin dudarlo, Wall-E sigue a Eva en su viaje espacial hasta el transbordador y juntos conseguirán cambiar el destino de los humanos. Con la ayuda del Capitán de la nave, que entiende que ha llegado el momento de recolonizar la Tierra, despertarán las conciencias de la humanidad y apelarán a su responsabilidad en la misión de volver a la Tierra y hacer de ella un lugar para la vida.

Lo mismo hacen con los espectadores, que de forma inocente reciben el mensaje profundo que critica acerca de la vorágine depredadora de la alta tecnología y la falta de sentido común en un mundo que aleja a los humanos de sus sentidos y de sus capacidades. Fácil y contundente es la conclusión a la que llegan los humanos al plantearse cómo llegaron a tener que marcharse de la Tierra: “Sólo necesitabas que te cuidaran, eso es todo”.

La película, con un mensaje muy evidente, conmueve al ver que el destartalado robot posee más sensibilidad y amor que los propios humanos, y que es él es quien consigue hacerlos reaccionar y desear un mundo más responsable, más verde y en el que el esfuerzo se compensa con salud, belleza, creatividad, amor… Porque como dice el capitán del transbordador, no hay que sobrevivir, hay que vivir.

Toda la película es una clara denuncia sobre el maltrato de la naturaleza por parte de los seres humanos. Pero de alguna forma, este sentido ecológico de la película va más allá, cuando nos muestra este futuro supuestamente ideal en el que no trabajamos y todo está bajo el control de las máquinas para nuestra más absoluta felicidad, pero que a la vez nos convierte en seres holgazanes y desdichados. Resulta muy gráfico el repulsivo retrato que se hace de los habitantes de la estación espacial, convertidos en enormes babosas repugnantes que incluso toman la comida  líquida para no tener que masticar, un grupo de supervivientes que han perdido cualquier tipo de iniciativa y pensamiento propios. En este sentido, el film es una dura crítica a la necesidad de imponer la creatividad y la decisión para tener un mundo mejor. Así, cuando finalmente el capitán del transbordador asume que hay que volver a la Tierra y para ello luchará con decisión contra el ordenador central (una especie de Hal 9000 como el que aparece en 2001 Odisea en el Espacio y del que se toman los compases de la partitura Así habla Zaratrustra que se hicieron famosos con aquella película). En este sentido, la película, casi muda pero con una expresividad fuera de lo común, tiene o pretende transmitir un sentido de responsabilidad frente a lo que debe ser el destino de la humanidad, a pesar de que, como otras películas del momento, dibuja un mundo nada halagüeño.

Esperemos que en el presente podamos ser los humanos mismos los que reaccionemos a tiempo para seguir gozando de lo que tenemos. En todo caso, Wall-e, aun siendo un producto de animación de la industria cinematográfica más comercial, sin duda es un buen referente para instar a la reflexión ecológica a las futuras generaciones.


Curiosidades...
Son constantes las caricaturas y exageraciones de situaciones, así como las referencias a otras películas y personajes (desde Naves Silenciosas, pasando por Cortocircuito, ET o la Guerra de las Galaxias), pero todo está contado con una poesía visual y energía positiva extraordinarias. Todos los nombres que aparecen en el film son acrónimos, así WALL-E significa Waste Allocation Load Lifter-Earth-class (Levantador terrestre de carga ligera) y EVE responde a Extraterrestial Vegetation Evaluator (Evaluador de vegetación terrestre). Otros nombres son M-O (Microbe Obliterator, limpiador de microbios) o BNL. Además, está claro que EVE (en español Eva) se refiere a la mujer que dio comienzo a la vida en nuestro planeta. Asimismo, en cada uno de los cacharros que va coleccionando Wall-E hay un homenaje a algunos de los hitos tecnológicos del siglo XX.



Canviat
09/02/2017

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