Consume menos carne

El Ministerio de Agricultura y de la Protección del Consumidor alemán limitará drásticamente el uso de antibióticos en los animales de granja para el consumo humano y aumentará los controles. Alemania es el primer productor de la Unión Europea de carne de cerdo y el tercer productor de carne de pollo.

La medida surge cuando se ha detectado que en diez de veinte pruebas de carne de pollo realizadas en supermercados y tiendas de descuento en Berlín, Hamburgo, Colonia, Nurenberg y Stuttgart, fueron encontradas bacterias ESBL (Extended Spectrum Beta-Lactamase) y bacterias resistentes a la meticilina MRSA (Methicillin resistente Staphylococcus aureus). Transmitidas al ser humano, limitan el tratamiento médico. "Es la inquietante consecuencia del persistente abuso de antibióticos", indicó el presidente de la organización ecologista BUND, Hubert Weiger, quien criticó la cría masiva e industrial de animales que provoca resistencias bacteriológicas en detrimento de la salud de los consumidores. La organización destacó que los animales son sometidos a tratamientos prolongados con una combinación de distintos medicamentos.

explotación de ganadería intensiva

Las explotaciones de ganadería intensiva son una fuente de hacinamiento y enfermedades que deben ser contrarrestadas con ingentes cantidades de antibióticos. Las condiciones insalubres, las heridas y el estrés que padecen los animales  constituyen no sólo un riesgo para nuestra salud sino también una asignatura pendiente en cualquier sociedad que se considere civilizada. (Imágen vía: Treehugger)

Según Weiger, en la crianza avícola intensiva se mantienen entre 22 y 24 pollos por metro cuadrado. Y tener a un número cada vez mayor de animales en un espacio demasiado reducido sólo resulta posible utilizando grandes cantidades de antibióticos. La utilización de antibióticos en la cría de animales deberá ahora ser reducida al mínimo según las autoridades alemanas. En toda la UE ya está prohibido - al menos en en teoría - utilizar antibióticos para fomentar el crecimiento de los animales. Sin embargo, el líder del partido verde alemán subrayó que el ministerio alemán teme actuar en consecuencia ya que saben que la producción industrial de carne no funciona sin antibióticos.

El desenfrenado consumo de carne no solo es algo insostenible para el planeta ya que amenaza la producción de grano en el mundo sino que además supone un riesgo sanitario que ya afecta a la salud de las poblaciones debido a la creciente resistencia desarrollada a los antibióticos. Y los antibióticos siguen siendo un remedio fundamental de los sistemas sanitarios actuales para acabar con multitud de infecciones.

¿Necesitamos comer tanta carne?

Aquellos que tengan accesos a las videotecas para ver emisiones de televisión de hace 3 o 4 décadas podrán darse cuenta de la diferencia de aspecto que ha sucedido en buena parte de la población de países desarrollados como Estados Unidos o también España. Los índices de obesidad se han disparado hasta cotas alarmantes. Los gobiernos han mirado para otro lado dejando que las grandes corporaciones sigan fomentando un tipo de alimentación que ya no

Super Size Me

La película documental Super Size Me muestra un terrible pero real retrato de las implicaciones para la salud así como del negocio que mueve el descontrolado consumo de carne en las sociedades desarrolladas durante las últimas décadas.

tiene futuro económico ni sanitario. Si bien el descontrolado consumo de carne no es la única causa de esta situación (por grasas añadidas, azúcares, transgénicos, sedentarismo..) la aparición de la hamburguesa como icono de la nueva alimentación de las sociedades modernas ha estado presidiendo unos cambios nutricionales y de consumo que han dado lugar a problemas sanitarios y medioambientales.

El consumo de carne ha sido bendecido sin límite ni contención durante las últimas décadas. La era de los conservantes y aditivos y del procesado industrial de alimentos significó ciertas mejoras objetivas en la alimentación. Pero al aplicar esa cultura al tratamiento de los animales como simples objetos de producción intensiva, ha conllevado unos efectos a largo plazo que hoy se hacen visibles en la salud de los ciudadanos. Sin embargo, un nuevo salto evolutivo en la alimentación y la producción ya está en marcha para poder solucionar los errores cometidos. Millones de ciudadanos y miles de empresas están decididos a recuperar no sólo un trato digno a los animales, sino también nuestra salud y nuestra comida. Con ello se pretende reencontrar una relación más saludable y orgánica con los alimentos que consumimos y con nuestro planeta. 

Si la salud es un tema central en éste asunto, no lo es menos el medioambiental. Para conseguir un kilo de carne necesitaremos 16 de alimento en el caso de un buey, 7 si es un cerdo y 3 si es un pollo. Para conseguir 2.500 calorías hace falta alrededor de una hectárea y media de terreno al día. Estados Unidos dedica la mitad de su suelo cultivable a la producción de alimento para el ganado. También los desmanes en la deforestación de América de Sur con el cultivo de la soja tienen como objetivo alimentar al ganado mundial. Nuevos países como China o India se están sumando ahora al descontrolado consumo de proteína animal como un síntoma de una supuesta nueva riqueza.

Para perpetuar éste negocio sin salida, las grandes corporaciones han presionado a gobiernos hasta límites intolerables como ocurrió en el caso de de la soja en Argentina. No obstante, la imposición de esta cultura de la alimentación y de sus sistemas de producción no sólo no es necesario sino que además es contraproducente. La ONU reconoció lo que ha sido una verdad silenciada: que el modelo de producción agroecológico tiene un mayor rendimiento económico y es clave para frenar el cambio climático. La utilización de ésta producción en 20 países del África subsahariana logró aumentar los rendimientos en un 214%

Pero al márgen de las cifras la solución finalmente siempre pasa por cada uno de nosotros. No sólo para preservar el planeta sino también por la propia salud, debemos reducir el consumo de carne. El 87% de los ciudadanos de Holanda ya han dejado de consumir carne diariamente. Dos terceras partes de ellos lo consideran un producto de lujo más que una necesidad. Debemos recuperar el sentido común de nuestros padres y abuelos para dar un giro hacia los vegetales, fuente de salud y sostenibilidad planetaria. Los holandeses han sabido sacarse de encima los traumas de las sociedades de posguerra para encarar una alimentación más equilibrada. Renunciar a consumir tanta carne ya no es hoy un sinónimo de miseria sino al contrario de personas informadas y conscientes respecto a su salud y el planeta. Así mismo, las empresas deberían encarar rápidamente el futuro hacia un nuevo tipo de alimentación. En Holanda, este cambio de consumo ha impulsado el crecimiento de empresas con nuevos formatos de alimentación con productos vegetales con texturas similares a la carne. La empresa De Vegetarische Slager (La Carnicería Vegetariana), ha pasado en sólo un año de tener su primer establecimiento a disponer de más de treinta. Un crecimiento espectacular.

 

Consumir menos carne y de mejor calidad

La opción vegetariana tiene muchas motivaciones y es tan defendida por sus seguidores como discutida por sus detractores. Las personas que todavía opinen que el consumo de carne es necesario por lo menos algún día o para algunas edades, pueden de todos modos reducir ese consumo para así poder optar a consumir carne de verdadera calidad, y por tanto sin que se note en su presupuesto. Sabemos que el precio de la carne ecológica es superior. Esto no sólo se debe a los criterios productivos sino también a qué tipo de industria están favoreciendo las autoridades mediante sus directivas y sus ayudas.  En todo caso, al observar la diferencia de precio se debe ser consciente de que las condiciones de vida y alimentación de los animales no tienen comparación. Y eso es algo que repercute en nuestra propia salud.

Explotación de ganadería ecológica en Andalucía. En el website de esta empresa se ofrece una explicación de las diferencias que aporta la carne ecológica.

La resistencia a los antibióticos es sólo una parte de los riesgos del consumo de carne de baja calidad como la que solemos consumir. La búsqueda del "pollo más gordo" o de la carne con mejor color apenas significa nada en una era de sofisticación de la química, las hormonas y los aditivos. Independientemente del aspecto final del producto, las penosas condiciones de vida de los animales en explotación intensiva conllevan una mala alimentación y unas substancias que serán luego transmitidas a nuestro cuerpo en la cadena alimentaria.

certificaciones ecológicas

Las certificaciones ecológicas otorgadas por entidades públicas y privadas garantizan no sólo unas explotaciones responsables con el medio ambiente y los animales, sino además que los alimentos estén libres de elementos potencialmente nocivos para la salud, como transgénicos o antibióticos.

Esas condiciones de explotación intensiva suelen ser ocultadas a la vista del consumidor en los medios de comunicación, ya que suelen ser tan crueles que muchas personas concienciadas dejan de consumir carne por consideración hacia los animales.

Además, el consumo de productos derivados de la explotación animal ya implica un porcentaje de antibióticos y otras substancias difícil de evitar en la dieta común de muchos ciudadanos. Respecto a la calidad de esos productos, por ejemplo el último informe de la Organización de Consumidores y Usuarios analizando las principales marcas de leche en España resultó demoledor para descubrir la calidad real de los alimentos que estamos consumiendo.

Infórmate y procura dar un peso adecuado a la carne y a los derivados animales en tu dieta. Si decides comer más sano pero todavía quieres consumir carne de vez en cuando, entonces plantea reducir tu consumo: haz tus números y busca las etiquetas que identifican la carne de producción ecológica en tu comercio habitual.

La carne ecológica ya está presente en la mayoría de carnicerías y supermercados. También puedes utilizar internet para contactar directamente con granjas cerca de tu pueblo o ciudad. Muchas de estas explotaciones responsables tienen sistemas de reparto a domicilio o pueden informarte de los comercios en donde están presentes.

 

Referencias
Bombas bacteriológicas de supermercado
http://www.dw-world.de/dw/article/0,,15654884,00.html

Alemania quiere limitar uso de antibióticos en la ganadería
http://feeds.univision.com/feeds/article/2012-01-10/alemania-quiere-limitar-uso-de

Grain - La soja transgénica en América Latina - Una maquinaria de hambre, deforestación y devastación socioecológica
http://www.grain.org/article/entries/1090-la-soja-transgenica-en-america-latina-una-maquinaria-de-hambre-deforestacion-y-devastacion-socioecologica

EcoGaia - Ecoagricultura para alimentar al mundo
http://www.ecogaia.com/ecoagricultura-para-alimentar-al-mundo.html

OCU - Leche: grandes diferencias de calidad
http://www.ocu.org/leche/



De interés
Somos lo que comemos -  Mediante los alimentos controlamos nuestra apariencia, nuestra conducta y nuestra salud, a veces para toda nuestra vida e incluso afectando a la de las futuras generaciones.

Comer menos carne para proteger la Tierra - Comer carne no es bueno ni para la salud de las personas ni para la del planeta.

El aumento del consumo de carne amenaza las reservas de grano - El creciente consumo de carne desde 44 millones de toneladas en 1950 a 284 millones de toneladas en 2009, ha más que duplicado el consumo anual de carne por persona, ya por encima de los 40 kilos.

* Foto de la vaca: publicenergy en Flickr (Licencia CC)

 

Canviat
09/02/2017

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