Cultivar en la ciudad alimentos no dudo un pelo de que es loable
tarea y aunque parezca este el lugar menos apropiado para conocer la
digna ocupación de agricultor, hay formulas para ponerse al
laboreo. Es el aficionado o aspirante a horticultor/a urbana no
solo un aprendiz de cosas importantes sino también un cultivador muy
especial de experiencias, sensaciones, inquietudes, fracasillos los
menos y grandes satisfacciones. Eso sí, para garantizar el éxito
agrario siempre deben cumplirse y estar atentos a calendarios, riegos y
atenciones a esos otros seres vivos, los que trabajan en el sustrato y
los que se alimentan de el, del aire y del agua que les llega. Cuando
el ciclo culmina, los humanos nos alimentamos de la producción natural
que los elementos nos brindan, aunque estos provengan de la maceta de
balcón del 2º3ª.
Para celebrar y agradecer a la naturaleza sus regalos compartidos
para el cultivo de alimentos y promover el disfrute colectivo y
familiar de las virtudes de la agricultura ecológica made in casa,
hoy se ha inaugurado la primera siembra de calçots (cebollinos) urbanos
de la historia, o por lo menos así consta en nuestros ecoregistros.
Una charla técnico estimulante ha sembrado y nutrido de los
conocimientos básicos, consejos y hasta de plantel, cebollas blancas de
Lleida, a más de una treintena de activistas y seguidores del cultivo
en la ciudad y con la paleta en mano dispuestos a llenar sus espacios
de la sabrosa verdura invernal. Muchos de ellos disponen de una
terraza, balcón o patio soleado, con agua siempre a mano, y la mayoría
ostentan ya el simbólico titulo de cuidadores de la tierra y gestores
de gratificantes sensaciones, un poco largo pero bonito, no.
La Fundación Tierra, en colaboración con Tarpuna Iniciativas
Sostenibles, ha propuesto esta jornada formativa para amantes de la
agricultura urbana, animándonos a que este invierno cultivemos calçots
en abundancia. Y han invitado también a participar a las escuelas que
dispongan de huertos o jardines, seguro que de ilusiones deberían andar
llenos.
Se ha comentado que plantar "calçots" es una actividad divertida y
educativa, lo cual no dudo. También que su cultivo es muy sencillo; en
un metro cuadrado de tierra se pueden plantar hasta seis cebollas para
calçots. Además, resulta muy adecuado ahora su cultivo, dado que el
invierno es una época de poca actividad en el huerto. Para dar comienzo
a la primera gran “calçotada urbana” se plantarán los calçots a finales
de este mes de septiembre para cosecharlos durante la primera semana de
marzo. Y lo más sabroso de la jornada ha sido la propuesta de que con
todas las cosechas se organizará una "calçotada" popular. Y
mira si es riguroso el proyecto vegetal que los organizadores han
iniciado un control de ecourbihortelanos para de esta forma estimar la
producción en las cercanías de la próxima primavera. Han convocado a
otros interesados a inscribirse a esta innovadora revolución verde a
través de la web
Y
para que quedara inaugurada la fiesta del calçot se ha procedido
durante el día a la plantada oficial, donde hasta algún profesional de
los medios de comunicación ha llegado a preguntar como podía apuntarse
al tema.
Por si andas seducido con el tema, aquí el paso a paso como rápido para que te hagas calçoter@ mayor de tu reino: Dispóngase de maceta, bote grande recuperado, tiestos diversos, una espléndida bandeja de horturba
o cualquier otro espacio adecuado. Árese la tierra hasta que quede bien
mullida. Con la azadilla o a mano abrase agujero en la rica tierra
sustrato y a 10 cm de profundidad deposítese una cebolla blanca del
tipo Lleida con un corte transversal en su parte alta. Cúbrase por
completo y espérese con la calma típica del trabajador de la tierra a
que en esta despunten sus frutos. Váyase cubriendo con tierra el calçot
conforme va creciendo. Finalizando el invierno y cuando a la primavera
le quede poco para asomarse, prepárese el labriego para la cosecha
merecida. Ríndanse honores y agradecimiento a la madre tierra en el
momento de cortar de cuajo sus frutos calçots y elabórese mejor en
buena compañía de amigos y familia, con la recomendada y típica salsa y
sobre todo disfrútese del momento, como un frugal y poderoso premio de
la vida con sus vivos. Puede también brindarse, aunque sea con agua,
por la fertilidad de la tierra, por el respeto a ella, por la energía
de sol, por el ciclo del agua, por la lombriz oxigenadora, por el
compost madurado, por las magias de las plantas y por la bondadosa
tierra. |