He acompañado a Verónica, ambientóloga y encargada de un proyecto
diseñado desde la Fundación Tierra que me fascina por su alto interés
social y ambiental: el proyecto Ecocasa. Es algo que muchos
hemos pensado, pero nunca hemos realizado. Ahora, después de meses de
trabajo, Verónica llega a la casa de cualquier ciudadan@, maletín de
aparatos de medida ambiental en mano, junto a las tablas de recogida de
datos y un montón de conocimientos sobre eficiencia energética y vida
saludable. En un par de horas recoge todos los valores necesarios para
que la persona o familia interesada reciba al cabo de unos días una
receta ambiental y energética para aplicar en la vivienda, resultante
del proceso de auditoría.
Ecocasa pretende estimular que
los usuarios de las viviendas conozcan su realidad ambiental y esto les
permita valorar las medidas que pueden tomar para reducir su gasto
energético, ahorrar recursos naturales y vivir en entornos más
saludables. Todo ello a partir de medidas sencillas, accesibles y
al alcance de todas las economías.
Hemos estado haciendo unas
pruebas de medición de valores de algunos electrodomésticos habituales
y también hemos medido la presión y el caudal del grifo de una cocina.
El proyecto ya es una realidad y se han auditado varias viviendas, e
incluso algunos medios de comunicación ya lo han referenciado.
Verónica
mide el consumo energético de los electrodomésticos más habituales y
de los puntos de iluminación, chequea el aislamiento de los
cerramientos y ventanas, mide el ruido ambiental y la calidad del aire
interior, se apunta las características de algunos materiales de
construcción, de la temperatura y la humedad relativa de las estancias,
los campos electromagnéticos, y reconoce los hábitos en la gestión de
residuos y más cosas... La receta ambiental que se recibe viene cargada
de propuestas con soluciones sencillas que lo que incentivan son los
pequeños cambios para minimizar el impacto ambiental de la vivienda. El
objetivo es que se pueda aplicar la ecología en la casa y en el lugar
de trabajo.
Creo que hasta que no midamos nuestras actividades y le pongamos
números al consumo de nuestras instalaciones y vida cotidiana, nos va a
costar entender cuanto cuesta y de donde procede la energía. Esta, con
solo abonarla a la compañía, nos hace la vida fácil, quizás demasiado
fácil. Debemos concienciarnos del impacto ambiental y social así como
del coste de la generación con las actuales fuentes energéticas sucias.
Ecocasa está
dirigido inicilamente al entorno doméstico, aunque, por supuesto, se
puede aplicar en el entorno laboral desde oficinas a pequeños
comercios.
Saber qué y cuánto gastamos y tomar medidas para
reducir nuestros consumos sin perder calidad de vida es un reto al
alcance de cualquiera. Ahorrar energía y recursos naturales debería ser
nuestro pequeño grano de arena en esa revolución energética, por lo
tanto ambiental, que ampara el protocolo de Kyoto. Reducir las
emisiones tóxicas a la atmósfera es un reto ecológico planetario de
mínimos. Parece inaudito que muchos no entienden esta necesidad
global. Sin embargo, el incremento constante de CO2 a la atmósfera
durante el siglo XX es una amenaza que, más allá de las previsiones
científicas, está causando estragos meteorológicos por todo el planeta. Es
posible, necesario y no fácil, pero vital y hasta emocionante reducir
ya consumos de energía, gozando de modos de vida eficientes,
reduciendo emisiones y ofreciendo garantías de felicidad humana a los
que vengan detrás nuestro.
¡Ánimo, ecocaser@s! detrás de vuestra puerta está el primer paso hacia el rediseño de un mundo que debe de ser sostenible. |