La prensa diaria, los telediarios y las radios informativas han
dedicado sus portadas y principales espacios a tratar una noticia de
ámbito global, hoy a partir de las 00:00 horas ha entrado en vigor
planetario el Protocolo de Kioto, ese acuerdo global que no gusta a una
parte de las elites (los yanquis vacilan y andan dispuestos al bloqueo
mientras tiran CO2 por un tubarro e intentan robar petróleo lleno de
sangre, y aquí la CEOE liderada por la contaminante Endesa, ha
destacado por complicar la cosa,... ¡¡ahora que se aguanten y a
vigilarlos!!), para reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero e intentar darse más tiempo para afrontar y combatir las
consecuencias del cambio de clima, las cuales nadie puede ahora evaluar
con precisión y de donde no se duda que van a formar parte del
acontecer humano durante decenas de años por venir. Las incertidumbres
entorno a la evolución del cambio climático es un tema que ya anda en
las mesas de militares, políticos, industriales buenos y menos buenos,
banqueros éticos y poco éticos, aseguradoras... Al trabajo y rigor de
grupos ecologistas, científicos del clima y otras organizaciones de
sensatez socioambiental reconocida se debe el que hoy podamos estar de
merecida fiesta, pero de las serias.
Y como no podía ser de otra forma, en el kurro lo hemos celebrado
por todo lo alto frugal, uniendo nuestra terraza con la central
energética más poderosa de las conocidas, por un hilo dorado cósmico.
Ha sido a modo de comida al sol,
disfrutándolo en competencia con un fresquito digno de la estación y
agradeciendo los resultados de ese viaje de 150 millones de kilómetros
por parte de unos fotones que con inusitada potencia energética
llegaban hasta nosotros para darnos vida y calentar viandas a cero
emisiones. Qué menos del sentir en un día histórico. Nueve amig@s hemos
disfrutado de un menú solar completo. De primero la ensalada con
verduras saludables y garbazos cocidos al sol, todo fruto de la
fotosíntesis del sol sobre la tierra. A continuación un delicioso plato
de quínoa, ese pseudocereal, alimento de dioses llegado de tierras
suramericanas, acompañado con sofrito de cebolla, guisantes y tomate.
El brindis, con agua bendita filtrada
del grifo y un caldo peleón producto de soleadas vides. La botella de
champán en la foto puede parecer que la hemos disfrutado, pero ha sido
que no por pelos. De postres unas pastitas del comercio responsable con
la afamada infusión solar Terra, que estimula enormemente la
sostenibilidad, es buena para el tono vital, y aumenta el interés por
el activismo ambiental.
Por supuesto que se ha comentado, entre bocado y bocado y la
relajada fresquita sobremesa, sobre como pasar a la acción personal. Electricidad verde, electrodomésticos eficientes, vida simple, mucha bici y alegría por el vivir sin dañar, han sido los ejes.
Las dos cocinas solares parabólicas Ksol
y el reflector Scheffler de 2 metros cuadrados, han prestado su habitual
servicio dando ejemplo de que un futuro postkioto sólo es posible con
el uso de la sensatez y las energías limpias y renovables. Yo, y que
conste que lo mío es privilegio laboral supremo, cuanto más las uso más
me emociono con la particular trama energética. Llego a flipar con que
en la película hay tres actores, el sol, la parabólica y yo, que me
ocupo de poner a la tecnología en amorosa relación con la divina
fuerza y ellos a cambio me entregan como ofrenda los alimentos
cocinados sin ensuciar y molestar a las vidas de los demás. El sabor,
las sensaciones sutiles, hasta mi alma, aunque ande rápido y poco
atento a lo importante, me hace partícipe de la globalidad terrícola y
cósmica, cada plato elaborado con el sol es el privilegiado tributo que
puedo entregar a los cercanos y por ende, a todos los miembros que
pululan por esta maravillosa bola de agradecida vida.
Te recomiendo, si tienes tiempo, sacarte un máster virtual en el tema Kioto, para ello la página especial dedicada
desde Greenpeace te concede créditos de los buenos y puedes saber sobre
qué es el cambio climático, qué es el Protocolo de Kyoto, qué ocurre de
verdad en España, y lo más importante, qué puedes hacer tú para
titularte como ciudadano postkioto. Y en este portal, mucho se ha
escrito, échale un vistazo a la opinión más actual.
Me he enterao de que ha habido fiesta de bienvenida
en numerosos lugares, al lado tienes una foto de activistas pacíficos y
verdes en plena celebración en el mismo lugar que mucha gente se come
las uvas a la misma hora al inicio del año.
Me alegra leer en la prensa que los responsables del gobierno
central de este país, famoso en el sector climático cambiante por ser
el que más ha aumentado sus emisiones, (45% sobre el valor de
compromiso del 15%) han celebrado también la llegada del momento que
inicia una de las revoluciones sociopolíticas más necesarias y potentes
de la historia de la comunidad humana, aunque esta misma ande también
en incertidumbres más básicas.
Me alegra también que una de las organizaciones que más ha luchado
por el Protocolo de Kioto, Greenpeace, haya representado a todas los
demás colectivos ecologistas con un discurso en
la Moncloa. Emociona saber que las palabras de los trabajadores de la
equidad, la solidaridad y la defensa ambiental planetaria, han sido
escuchadas con atención por los encargados de gestionar la compleja
gran casa común.
Ahora y después de 10 años de buenas palabras y
agradecidos brindis, lo realmente importante es aplicarlo aplicándose
en cumplir cumpliéndolo, con prisa y rápido sin pausa y descanso. Y
no debemos olvidar que es algo que nos incumbe a cada uno de los
humanos que habitamos este hermoso planeta, sobre todo a los que
molestamos más al clima desde nuestro consumo y estilo de vida
insostenible. Tenemos la oportunidad histórica de iniciar la más
hermosa de las colaboraciones con los miembros desprotegidos de nuestra
misma especie y con todos los billones de billones de integrantes de
las quizás 100 millones de especies que nos acompañan y ayudan a que la
vida pueda ser fácil y que tienen el mismo derecho que nosotros a
disponer de rica tierra, saludable agua y armoniosa paz en sus vivires.
Déjame que me emocione al pensar que un mundo más sostenible es quizás posible, que no dudo, radicalmente necesario.
¡¡Bienvenido Protocolo de Kioto!!, eres ese necesario pequeño paso
en el largo camino de la sostenibilidad de todos los seres vivos que
disfrutarán de este finito planeta Tierra. |