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• Pinturas, pigmentos, y barnices de acabado para la madera
Los muebles de madera suelen recibir algun tratamiento para su protección o por motivos decorativos. Existen pinturas y tratamientos plásticos basados en las resinas de urea-formaldehído. En la utilización de pinturas al agua también se produce la emisión de formaldehído y otros compuestos volátiles.
• Revestimientos plásticos
Los materiales plásticos como papeles de pared vinílicos o baldosas vinílicas pueden contener resinas de urea-formaldehído en su superfície, que emitiran cantidades significativas del compuesto sobretodo los primeros meses.
• Moquetas y alfombras de fibras sintéticas
El formaldehído se aplica como acabado en este tipo de productos textiles de uso muy intensivo, para hacerlos resistentes a las manchas. También puede estar presente en la espuma plástica antideslizante de la parte inferior o en las colas adhesivas necesarias para fijar la moqueta.
• Tejidos
En la mayor parte de la ropa del hogar, desde tapicerías y colchones a ropa de cama o toallas. El acabado de resina de formaldehído se aplica como conservante y generalmente para hacer más sencillo el cuidado de las prendas, por ejemplo, para evitar arrugas o manchas. Aunque generalmente todos los tejidos sintéticos o mezclados incluyen un tratamiento de formaldehído, hay que añadir que también se aplica en tejidos totalmente elaborados con fibras naturales. El formaldehído presente en los tejidos se va vaporizando y lo vamos inhalando, y a la vez está en contacto directo con nuestra piel. En algunas personas provoca irritación cutánea.
• Ambientadores
Estos productos basan su funcionamiento en la emisión de compuestos volátiles y fragancias sintéticas que cubren los olores existentes con otros más intensos o que interfieren con nuestros receptores de los órganos del olfato. El formaldehído puede ser uno de ellos.
• Productos de papel
El papel que lleva un tratamiento de formaldehído se usa en aquellos productos que deben tener una cierta resistencia a la humedad, como sucede con pañuelos y servilletas de papel o con el papel higiénico. En este caso la exposición se produciría por inhalación y por contacto directo al utilizar los mencionados productos.
• Productos de cosmética e higiene personal
Por ejemplo, en desodorantes, geles y lacas para el cabello, pasta de dientes, champús anticaspa, maquillaje, o esmaltes y quitasmaltes de uñas.
• Productos de limpieza
El formaldehído puede ser un ingrediente de algunos jabones, detergentes y sobretodo en desinfectantes.
• Limpieza en seco
El formaldehído es uno de los disolvente que se utiliza en el proceso de limpieza en seco de los servicios de tintorerías, de modo que las prendas emiten pequeñas cantidades del compuesto días después de su tratamiento de lavado en seco.
• Combustiones
El formaldehído es un subproducto de cualquier combustión. Se puede formar en pequeñas cantidades en la combustión de calderas y cocinas de gas, y está presente en el humo de la combustión de la leña y en el del tabaco.
¿Hasta qué punto es preocupante?
El formaldehído es un compuesto químico que irrita los ojos y las mucosas (nariz, garganta). Los riesgos para los trabajadores que están en contacto con formaldehído son elevados: la exposición aguda causa envenenamiento y puede ser letal si se exceden las 100 ppm. En el interior de las viviendas, las concentraciones fruto de la emisión desde los materiales son bajas, del orden de 0,05 ppm, y los posibles síntomas asociados básicamente son lagrimeo, goteo nasal, dolor de garganta, estornudos, accesos de tos, dificultad para conciliar el sueño, nausea, dolor de cabeza, fatiga, bronquitis y dificultades respiratorias. Principalmente afecta a personas sensibles o que padezcan afecciones como asma y rinitis, en cuyo caso puede agravar los ataques o los síntomas.
Otro de sus principales efectos es que causa sensibilización alérgica, es decir que la exposición constante a formaldehído puede estimular nuevas sensibilidades o agravar alergias ya existentes. Provoca sensibilización tanto a él mismo como frente a otras sustancias químicas, para las que disminuye el umbral en el que se sufren las reacciones alérgicas.
Estos efectos por el momento no están demostrados de manera concluyente, aunque sí lo está su efecto cancerígeno. El formaldehído está clasificado como cancerígeno de categoría 3, es decir, que es un probable carcinógeno humano, en base a los experimentos de laboratorio y los estudios epidemiológicos realizados. Esto es así incluso para la exposición prolongada a bajas concentraciones, como es el caso de la contaminación interior de las viviendas. Así pues, los motivos son suficientes para tratar de evitar esta sustancia en nuestro hogar, aunque sea amparándonos en el principio de precaución.
Guía para evitar el formaldehído
Limitar nuestra exposición al formaldehído en casa es posible.
• Construcción y materiales
Existen algunas normas y recomendaciones relativas a la problemática de los materiales de construcción que emiten compuestos volátiles nocivos com es el caso del formaldehído, por lo que en principio en las viviendas relativamente nuevas este aspecto está considerado. En 1984 se limitó mediante normativa el empleo de las espumas aislantes de UF a determinados ámbitos del edificio y evitando siempre toda posible comunicación con el ambiente interior. Además, se definieron unos rangos de concentraciones máximas admisibles de formaldehído en el interior del recinto como resultado de la aplicación de las espumas.
Dado que las emisiones del compuesto disminuyen a medida que pasa el tiempo, hoy en día es probable que se haya vaporizado en su totalidad. Hay que tener en cuenta sin embargo que las personas sensibilizadas pueden sufrir reacciones incluso a bajos niveles y que también existe la posibilidad de exponerse a polvo de UFFI descompuesto, por lo que hay que ser extremadamente prudente en caso de reformas que involucren este tipo de aislamiento.
Por otro lado, en notas técnicas se recomienda que, para la preservación de una adecuada calidad del aire interior y para reducir al mínimo la probabilidad de aparición de efectos graves e irreversibles a largo plazo, se utilicen tableros de la clase P1, la de menor contenido en formaldehido, en la decoración y compartimentación de interiores.
• Mobiliario
Los muebles de madera maciza, los de fibras naturales, o incluso los metálicos no conllevan la emisión de compuestos volátiles desde su interior. Aunque algunos productos de madera prensada resultan estéticamente muy similares a los de madera maciza, en general es posible ver que la estructura en realidad es de madera prensada, ya sea en laterales o cantos en los que queda al descubierto, o en perforaciones de tornillos, por ejemplo. Los muebles de madera maciza o de fibras pueden tener acabados naturales que no emitan olores o compuestos nocivos. También pueden adquirirse sin tratar.
Por otro lado, comienzan a encontrarse en el mercado productos en madera prensada y tableros DM con bajo nivel de formaldehído, que se elaboran modificando la producción de la resina para reducir el excedente de formaldehído. Todavía son poco conocidos en nuestro país, aunque en otros lugares, como Alemania, su uso y demanda por parte de los consumidores es habitual. La ecoetiqueta alemana del ángel azul recoge productos de madera con bajo nivel en formaldehído.
Si finalmente se adquieren productos nuevos de madera conglomerada, contrachapada, etc, o con parte de su estructura elaborada con estos materiales, se recomienda, a ser posible, dejar que se evaporen los componentes volátiles antes de la colocación definitiva del mueble en el interior de la vivienda. Por ejemplo, se puede dejar airear unas semanas en el exterior, o bien en un espacio interior no habitado. Si es un lugar cálido, la temperatura elevada acelerará la volatilización. Aunque no todo el gas quedará volatilizado en este tiempo, se evitará la exposición a formaldehído en esos primeros días en que los niveles que se desprenden son más elevados.
También se pueden pintar o sellar los cantos de los muebles u otros objetos de madera prensada, allí donde vemos el núcleo de partículas o fibras, para reducir la cantidad de formaldehído emitida.
• Tejidos
Los tejidos de fibras de cultivo orgánico, los de fibras naturales artesanales estarán exentas de cualquier tratamiento con formaldehído. También se pueden evitar los productos en los que se afirma que son resistentes a las arrugas, que no necesitan plancha, que no encogen ni se dan de si, o que repelen el agua o las manchas. Además, los productos textiles con ecoetiqueta europea limitan la cantidad de formaldehído que contienen.
Una precaución es lavar y aclarar a conciencia prendas nuevas o textiles que previsiblemente contengan un acabado con formaldehído antes de usarlos. Dado que la resina de formaldehído se une a la fibra durante el proceso de elaboración, lavarla reduce la cantidad de sustancia presente pero no la elimina totalmente. De hecho, el efecto deseado con ese tratamiento es que las propiedades de la prenda se mantengan todo el tiempo, no solo durante los primeros lavados.
• Pinturas y barnices de acabado para la madera
Si se escogen pinturas ecológicas y tratamientos ecológicos para la madera se evitarán las emisiones de formaldehido durante su aplicación y secado. Además de las pinturas de base natural o mineral, inocuas para la salud y el medio ambiente, también se pueden encontrar pinturas con etiqueta ecológica que limitan el contenido de estos componentes volátiles.
• Revestimientos y alfombras
Si se evitan los materiales vinílicos a favor de los cerámicos u otros materiales naturales, como la madera o el linóleo, se evitan los recubrimientos plásticos y las emisiones de compuestos orgánicos de síntesis al ambiente interior. Las alfombras y moquetas de fibras naturales vegetales o de lana no emiten formaldehído. Se pueden instalar con sistemas como grapas en vez de adhesivos tóxicos.
• Evitar el uso de ambientadores con fragancias sintéticas
Se pueden evitar los malos olores con una ventilación correcta y controlando las causas (cubos de basura, tabaco, humos de la cocina …). Para aromatizar se pueden emplear fragancias naturales como las de hierbas, especies o aceites esenciales.
• Productos de papel
Puesto que el acabado de formaldehido es muy habitual, una de las pocas medidas puede ser el limitar el uso de artículos de papel rápidamente perrcedero, como el caso de las servilletas o los pañuelos de papel a favor de los de tela. Con ello también se reduce el uso de recursos naturales y la generación de residuos.
• Productos de cosmética e higiene personal
En el caso de los cosméticos, puesto que por ley deben aparecer especificados sus ingredientes en el envase, es posible hacer la lectura de la etiqueta e intentar evitar los productos que lo contengan.
• Productos de limpieza
Los productos ecológicos no contienen formaldehído. En ocasiones se abusa de los desinfectantes sin que realmente haya la necesidad. Se puede practicar una estrategia de prevención como mantener las superfícies secas y controlar mohos y bacterias limpiando convenientemente con agua y jabón y quizá utilizando de vez en cuando agua caliente.
• Limpieza en seco
Si es posible, se recomienda colgar en el exterior o en una estancia más aislada con buena ventilación las prendas traídas de la tintorería, durante aproximadamente una semana, para permitir que se evapore la mayor parte del disolvente que se usa.
• Combustiones
Los aparatos de gas y los hogares que usan sistemas de calefacción con leña deben tener una buena evacuación de los gases de la combustión, y ser estrictos en cuanto a ventilación en el interior de la vivienda.
• Evitar la acumulación de formaldehído
Aunque los materiales del interior de la vivienda puedan emitir cantidades significativas de formaldehído, también es posible seguir algunas directrices para evitar un exceso en el aire interior. Por ejemplo, es fundamental una buena ventilación. También se sabe que una humedad relativa interior baja (habitualmente por debajo del 35 %) reduce los niveles de formaldehído. Esto se puede conseguir a través de una correcta ventilación y en lugares de clima local seco.
Muchas plantas de interior tienen propiedades de absorción de componentes orgánicos volátiles. Se sabe que absorben cantidades importantes del formaldehído presente en el aire especies como Aglaonema, Pothos, Spathyifillus, los troncos de Brasil y la hiedra, entre otras.
La salud ante todo
Es evidente que ni en todos los hogares se encuentran niveles significativamente elevados de formaldehído, ni las concentraciones que se pueden hallar requieren medidas urgentes. Sin embargo, si existen alternativas, y algunos hábitos pueden mejorar la calidad del interior de nuestras casas, lo más lógico e incluso lo más prudente es actuar en consecuencia. Con nuestras elecciones determinamos las condiciones de saludabilidad en el hogar. Una vez más, que nuestra casa sea un refugio libre de tóxicos es cosa nuestra.