Aumento de las temperaturas, elevación del nivel del mar, deshielo de los glaciares, incendios, inundaciones y sequías son solo algunos de los efectos que ya ha desencadenado el cambio climático. Incluso si el mundo dejara de emitir gases de efecto invernadero mañana, el clima seguiría cambiando durante décadas. En abril, la Comisión publicó propuestas para una estrategia integral con el objetivo de preparar a la Unión Europea frente a la realidad del cambio climático.
Los incendios forestales contribuyen a la pérdida de biodiversidad.
El cambio climático ya está originando cambios inevitables a gran escala en nuestro medio ambiente, sociedades y economías. En los últimos 30 años han aumentado espectacularmente en cantidad e intensidad las sequías e inundaciones en Europa. Los efectos perjudiciales de este cambio se hacen cada año más patentes en todo el mundo: el aumento de las temperaturas aumenta el riesgo de incendios forestales, especialmente, en el área mediterránea, la extinción de especies y propagación de enfermedades infecciosas, el deshielo de los glaciares afecta al suministro de agua y aumenta el riesgo de inundaciones, y la emigración forzada desde las regiones más afectadas aumenta la posibilidad de conflictos e inseguridad.
Desde 1998, Europa ha sufrido unas 100 inundaciones de gran magnitud que han provocado más de 700 muertos, el desplazamiento de más de medio millón de personas y pérdidas por valor de miles de millones de euros. La escasez de agua afecta actualmente a unos 100 millones de ciudadanos de la UE en más de la mitad de los Estados miembros.
El cambio climático amenaza con provocar fenómenos meteorológicos extremos con más frecuencia y gravedad, lo que tendrá importantes repercusiones en sectores como la agricultura, la energía, el transporte, la sanidad y el turismo. Afectará significativamente a sociedades y economías enteras a causa de su impacto en los componentes físicos y biológicos de los ecosistemas, como el agua, el suelo, el aire y la biodiversidad.
La sequía pertinaz va a implicar una gestión más racional del agua.
Por lo tanto debemos aprender a prever los daños que puede provocar para tomar las medidas oportunas de prevención o minimización de sus efectos adversos, un proceso conocido como adaptación. Actuar a tiempo permitirá ahorrar gastos por daños más tarde. Como ejemplo de medidas de adaptación se pueden citar el desarrollo de cultivos resistentes a las sequías, la búsqueda de sistemas que garanticen el uso eficiente del agua en regiones con escasez y fortalecer las defensas contra las inundaciones costeras.
La responsabilidad de adaptarse a los cambios no puede recaer solamente en las personas o las empresas. Como los efectos varían de una región a otra, la mayor parte de las estrategias tendrá que ponerse en marcha a nivel nacional, regional o local. Por ahora, solo unos pocos Estados miembros han desarrollado estrategias contra los efectos del cambio climático. Para garantizar un enfoque integral y estratégico, la Comisión Europea ha presentado un Libro Blanco que resume medidas encaminadas a aumentar la resistencia de Europa frente un clima cambiante.
Los efectos de las inundaciones catastróficas se ceban en muchas zonas de la Unión Europea.
Un enfoque comunitario
El Libro Blanco propone una estrategia en dos fases para adaptarse a los efectos del cambio climático en la UE. Su meta es establecer un marco europeo de actuación y proporcionar instrumentos que permitan evaluar las necesidades y las medidas, así como tomar las decisiones oportunas. La función de la Unión Europea consistirá en apoyar los esfuerzos de los Estados miembros por medio de un enfoque integrado y coordinado a nivel comunitario. La intención no es suplantar las actuaciones que ya se han emprendido, sino complementarlas.
La primera fase se desarrollará hasta 2012 y sentará las bases para preparar una estrategia de adaptación más integral que se pondrá en práctica a partir de 2013. Se centrará en cuatro áreas fundamentales, siendo la primera de ellas la necesidad de crear una buena base de conocimientos. Para garantizar una eficaz toma decisiones es necesario tener información de todos los lugares de la Unión Europea. Aunque ya contamos con una gran cantidad de información, los datos sobre los efectos del cambio climático son por lo general insuficientes y varían considerablemente de una región a otra. Por ello, el Libro Blanco propone crear un mecanismo de intercambio de información que sirva de base de datos sobre los efectos del cambio climático, la vulnerabilidad y las mejores prácticas en adaptación con el objetivo de mejorar el intercambio de información en Europa. El Mecanismo de Intercambio de Información (Clearing-House Mechanism en inglés) debería estar en funcionamiento en 2011.
Las energías renovables deben ser accesibles a toda la ciudadanía para que puedan también ser productores de parte de su energía de forma limpia y libre de emisiones.
En segundo lugar, como el cambio climático tendrá un efecto colosal en muy diversos sectores, será fundamental introducir medidas de adaptación en todas las áreas políticas clave. El cambio de los patrones climáticos afectará a la agricultura y la pesca, así como a la planificación de infraestructuras y a las políticas en materia de transporte y energía, silvicultura, biodiversidad, agua y sanidad. Incorporar la adaptación a estas áreas políticas significará reducir la vulnerabilidad de estos sectores a largo plazo.
La adaptación requiere también una financiación. La tercera área fundamental consiste en identificar fuentes públicas y privadas de financiación. Esto incluye hacer un mejor uso de los mecanismos de financiación comunitarios existentes, así como explorar el potencial de nuevos mecanismos como seguros e instrumentos de mercado.
En último lugar, la UE quiere intensificar sus esfuerzos incorporando la adaptación en todas sus políticas exteriores para ayudar a los países más afectados por el cambio climático y cooperar en cuestiones de adaptación internacional con países socios.
Reducir las emisiones, algo todavía crucial
Si bien la adaptación es una parte esencial de la lucha contra los retos derivados del cambio climático, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, un proceso conocido como mitigación del cambio climático, no es menos importante. El objetivo de la Unión Europea es limitar la temperatura global a 2 ºC por encima de la era preindustrial, límite que si traspasamos puede desencadenar un cambio climático irreversible. Para ello tendremos que estabilizar las emisiones globales dentro de la próxima década y reducirlas a la mitad con respecto a los niveles de 1990 antes de mediados de este siglo.
La responsabilidad de adaptarse a los cambios no puede recaer solamente en las personas o las empresas. Una buena planificación de los transportes colectivos será esencial por parte de los gobiernos.
La UE ya se ha comprometido a actuar de inmediato para recortar las emisiones de gases de efecto invernadero a través del paquete sobre clima y energía que adoptó en diciembre de 2008 y que transformará Europa en una sociedad de bajo nivel de carbono. Pero la mitigación sola no basta, ya que se espera que las consecuencias del cambio climático sean más graves de lo previsto y ocurrirán pese a las medidas que se pongan en marcha.
Acciones futuras
Una buena cooperación entre las autoridades europeas, nacionales, regionales y locales será fundamental para el éxito de la primera fase de la propuesta de actuación en materia de adaptación. Para apoyar la coordinación de los diferentes esfuerzos y sacar adelante este marco, la Comisión va a crear un Grupo Director de Impacto y Adaptación. Este foro consultivo estará compuesto de representantes de los Estados miembros encargados de la elaboración de programas de adaptación nacionales y regionales, en diálogo con representantes de la sociedad civil y la comunidad científica y empresarial. Asimismo contará con el apoyo de grupos de trabajo técnicos.
Artículo publicado en El medio ambiente para los Europeos (2010)