La física cuántica ha demostrado la interrelación entre el pensamiento y la realidad: que cuando creemos que podemos, en realidad, podemos. Que nuestros pensamientos afectan a la materia como ha demostrado con sus fotos sobre los cristales de agua del japonés Masaru Emoto. Fritjof Capra, físico y divulgador de la relación entre pensamiento científico y misticismo oriental argumenta que las pautas que observamos en la materia parecen ser reflejos de las pautas de la mente. Cuando se observa cierta partícula o cierta estructura en el mundo de las partículas, resulta muy difícil decir en verdad si está fuera o si está dentro.
Cultivar la belleza, el arte, y la armonía en nuestra cotidianidad, un buen paso para avanzar hacia un mundo más sostenible. Foto: Jardín en una finca privada cerca de Barcelona. Autor: Fundación Tierra.
A menudo cuando hablamos de tiempo, hablamos sobre el futuro y el pasado, cuando lo único que realmente existe es el presente. En este presente nuestra existencia es la de intercambiar energía con el entorno. Somos seres electromagnéticos. Cada uno de nosotros somos energía pura, formada por átomos como el resto de los seres vivos de la creación. Todos los seres vivos son formas de energía. De ahí que existe una interconexión entre todos los seres vivos. El ser humano usa sólo el 12 por ciento de sus capacidades para percibir esta dimensión espiritual de la naturaleza. Sin embargo, es algo que la humanidad ha aprendido a lo largo de los siglos, un conocimiento que en el transcurso de la historia, los grupos dominantes han querido ahogarlo de diferentes formas. Sin embargo, algo está cambiando.
La naturaleza sigue siendo quien determina nuestra existencia. Erupción del volcán Pacaya en Guatemala los días 27 al 31 de mayo de 2010. En dos horas vertió 11.350.000 m3 de arena, siete veces la cantidad de basura que los servicios municipales de esta ciudad recogen en un año. Foto Municipalidad de Guatemala.
¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos? son algunas de estas preguntas para las que muchas personas buscan respuesta. Las religiones se prodigan como las depositarias de este conocimiento. La espiritualidad simplemente ayuda a descubrir esta dimensión de ser parte del todo. Esta sabiduría ancestral acumulada en diferentes formatos por parte de los pueblos indígenas hoy casi converge con algunas de las visiones de la física cuántica, la biología o la farmacología.
En el universo nada se destruye; la muerte no existe; todo se transforma. La muerte es un paso natural, un paso más al igual que el nacimiento. Tanto lo uno como lo otro son momentos de alegría, aunque, por supuesto, es una transición difícil. Los pueblos indígenas han desarrollado sus propios rituales para que la vida esté marcada por ceremonias que les hagan conscientes de la importancia de determinados estados. Algunas culturas han desarrollado calendarios, horóscopos, y otras creencias que pretenden explicar parte de este compromiso vital que como humanos nos enfrentamos en la vida terrenal. Otras civilizaciones han errado, pero nos han legado su herencia para que podamos aprender y no cometer los mismos errores. Tenemos la posibilidad de movilizarnos para salvar juntos nuestra civilización global.
La armonía natural se refleja en la mayoría de las formas de sus seres vivos. Foto de las nuevas hojas en una Cycas revoluta, Autor: Fundación Tierra
Curiosamente, este conocimiento está en la boca de muchos chamanes o guías de los pueblos indígenas. Hay coincidencia en que nuestros antepasados sabían la respuesta y es que el espíritu humano viene a este mundo buscando la perfección y que esta perfección se consigue con el auto-desarrollo. Que tenemos entre nuestros genes las herramientas para la perfección. No en vano coincidimos en el ADN de nuestras células en un porcentaje superior al 90 % con el resto de los seres vivos. Nuestra única misión debería ser embellecer el planeta, pero mayoritariamente nos lanzamos a la autodestrucción mutua. El consumismo actual esta destruyendo toda posibilidad para la toma de conciencia de vivir en armonía con nuestro entorno que debería ser el aliento para abrir una nueva etapa en nuestra civilización.
La reflexión sobre nuestro estilo de vida es imprescindible para adoptar un cambio radical que nos permita acelerar una sociedad en armonía con su entorno. Foto: paisaje nocturno en la isla de Fuerteventura. Autor: Pau Valverde.
Nuestro mundo no reflexiona sobre el pasado, ni vive en el presente ni tampoco se proyecta en el futuro. En realidad, somos una civilización esclava del tiempo sin comprenderlo. Vamos con relojes a todas partes y no sabemos la hora que es a menos que veamos que indican las agujas. Y sin embargo, el tiempo nos atraviesa como lo hace el sonido. Es hora de despertar, de asumir que somos ciudadanos cósmicos y que la Tierra, nuestro único planeta, es el hogar de todas las criaturas que moran en él, no sólo para unos pocos, sino para toda la biodiversidad que alberga (la mayor parte de la cual no es absolutamente desconocida).
Conocer, respertar y proteger cada una de las criaturas de la naturaleza es una obligación ineludible. Foto; álamo negro. Autor: Fundación Tierra.
Es hora de darse cuenta que la Tierra es nuestra madre, no sólo en un sentido físico, sino también en un sentido sentimental o un sentido emocional y espiritual. Porqué sin la Tierra no podemos madurar hacia nuestra plenitud. Vivimos gracias a ella. Cada vez son más las personas que sienten que ha llegado el momento de despertar, de asumir nuestro destino como especie integradora y respetuosa. Si la Tierra es nuestra madre, como es posible que la vendamos a porciones, con cada barril de petróleo, con cada tonelada de mineral arrancado de sus entrañas, por cada hectárea de bosque convertida en pastizales para pienso de animales.
La Tierra crea y revive en nosotros. La Tierra es nuestra madre y nuestro padre. Estamos pisando los restos de nuestros antepasados porque en cada molécula de aire que respiramos van todos ellos en forma de energía. Es un mensaje que está presente en la tradición de muchos pueblos indígenas y que a nuestra sociedad tecnológica nos llegan en forma de libros y films.
Artículo compuesto a partir de pensamientos recopilados del Maestro Tlakaelel, el ciudadano Francisco Jiménez Sánchez, nacido en Santa Julia (1929), un pequeño pueblo cerca de la ciudad de México en el seno de un linaje que ha protegido las tradiciones orales y las costumbres de la Mexicayotl, o “Camino Rojo”. Maestro Tlakaelel es uno de los guías espirituales más influyentes en el mundo indígena centroamericano. El nombre y título espiritual de "Tlakaelel" significa "Consejero, para que el Consejo". En cada generación hay sólo un hombre que lleva este nombre. Tlakaelel es el primer líder indígena en la historia de México que ha logrado con la ayuda de su Kalpulli o grupo espiritual, el reconocimiento oficial del gobierno y respeto por la tradición cultural indígena.