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Las
desigualdades en el consumo entre países nos animan a ser más
conscientes de lo que compramos (y lo que podemos dejar de comprar).
Fuente de la imagen: True Cost Economics / AdBusters.
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| El consumo irresponsable provoca la generación de residuos.
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Convertirse en un consumidor responsable |
Desde meditar las compras a adquirir productos con menos huella ecológica, hay muchas maneras de realizar un consumo diferente. |
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Adquirir productos respetuosos |
Hay
productos que, por sus características, emplean menos energía y recursos
en su fabricación, y también los hay que ayudan a reducir el uso de
energía o recursos (como los sistemas de ahorro de agua, etc). Así
pues, escoger estos productos en vez de los otros, supone que la energía
empleada para fabricarlos está “bien empleada”, ya que todos ellos
ahorran CO2, porque ahorran energía y recursos en su uso.
Por ejemplo, hay productos
realizados con materiales más respetuosos que otros, como los materiales
ecológicos de construcción (pinturas con aceites y pigmentos naturales,
madera certificada procedente de bosques gestionados de manera
sostenible), ropa de materiales naturales, productos de limpieza
ecológicos de base vegetal, productos reciclados…
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Compartir |
Hay
una gran cantidad de bienes de consumo que se pueden compartir entre
diferentes personas, con la cual cosa el impacto de su fabricación y de
su transporte hasta nosotros se ve dividido entre todos aquellos
usuarios que lo utilizan. Puede ser el caso de determinados aparatos
eléctricos o electrónicos (proyectores, máquinas de bricolaje), de
sillas para ocasiones puntuales, o los libros, DVDs de películas y CDs
de música. En las bibliotecas es posible acceder a una enorme
cantidad de títulos de literatura y de obras de consulta, pero también
de películas y discos. Otro caso evidente puede ser el de compartir los
medios de transporte, ya sea el transporte colectivo, las bicicletas o
el coche. Cada uno puede valorar lo que puede compartir y lo que no pero, en todo caso, si hacemos nuestra la idea de que es posible
acceder a un servicio o a un bien sin necesidad de poseer el elemento que
lo permite de manera material, seguramente haremos más pequeña nuestra
huella en más de un ámbito.
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Consumo consciente y transformador |
Vivimos
en una sociedad en la que el mercado es el motor que mueve las
actividades humanas. Pero si conseguimos desligarnos de los estímulos
que parecen impulsarnos a que nos convirtamos en simples agentes
consumidores, podemos ver con claridad qué necesitamos de verdad
(nuestros seres queridos, unas buenas condiciones de vivienda y
trabajo) y qué no (artículos de lujo, competir para ser los más
originales). Obviamente necesitamos comprar cosas, pero el efecto
ambiental y social de nuestro consumo será positivo si seguimos
criterios de lo que se llama “consumo responsable”:
· Compra meditada. Valorar si realmente se necesita comprar el objeto.
· Reparar, intercambiar, regalar cosas que no se necesitan.
· Comprar productos locales, que fortalecen la economía local y tienen una huella de transporte más pequeña.
·
Comprar productos de materiales naturales que provienen más
directamente de la naturaleza, en vez de mezclas de productos químicos
de síntesis.
· Escoger productos de baja energía incorporada,
que serán aquellos menos procesados y que no requieren grandes
cantidades de energía para fabricarse, obtenerse o transportarse.
·
De origen sostenible, que se pueda comprobar que se han recolectado u
obtenido sin malmeter la propia regeneración del material en la
naturaleza, asegurando que la fuente del material continúa existiendo.
· Productos reciclables y biodegradables pueden convertirse en nuevos productos o devolverse a la tierra.
· Productos con contenido reciclado: han utilizado un material que por otro lado sería un residuo. · Durables: si está hecho para que dure, no requiere tanto mantenimiento ni una sustitución tan frecuente.
· Eficiente: que su consumo energético sea adecuado.
En la identificación de estos productos respetuosos pueden ayudar algunas ecoetiquetas.
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