El aumento de los casos detectados en Europa invita a una extensa reflexión acerca de las causas reales de la expansión de esta enfermedad que se propaga sobre todo a través de los mosquitos
JORDI GISPERT (30-09-2022)
Los antiguos africanos atribuían a menudo los casos de dengue, o dinga, que en suajili significa “ataque súbito”, a espíritus malignos que tomaban los cuerpos de sus compañeros, familiares o vecinos. Hoy en día ya sabemos que este mal, que posee una etimología variopinta y procede de las zonas tropicales de África y de Asia, no es cuestión divina o sobrenatural, sino solo consecuencia de la forma biológica o sustancia, dependiendo de la apreciación de cada uno, más pequeña que se sabe que contiene información genética. Hablamos de un virus, familia Flaviviridae por más referencias, que posee cuatro serotipos, o variantes (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4) y que igual que sus hermanos Zika o chikungunya, no tiene capacidad de transmitirse por el aire. Debe por lo tanto ser inoculado a través de transfusión, relación sexual, o merced a un excelente e impetuoso transportista como lo es la hembra del mosquito.
Los vectores de la enfermedad
La propagación del dengue, pues, depende más allá de reducidos casos de inyecciones o trasplantes descuidados, de la actividad de dos especies concretas de esos dípteros intrépidos. El mosquito tigre (Aedes albopictus) y el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti), pequeñitos como un céntimo los dos, con un tono más oscuro el primero y marronoso el segundo, y diferencias morfológicas sutiles en las líneas del abdomen y también en el dibujo que presentan en el tórax. Son ambas originarias de paisajes tropicales, si bien a partir del siglo XVIII expandieron su dominio hacia otras latitudes. En los últimos 50 años han migrado especialmente por el incremento del transporte comercial y de viajeros, y han establecido su morada en áreas de clima templado como especies invasoras.
El proceso es muy sencillo. Pasada la cópula que se sucede repetidas veces a lo largo de los 30 días que en promedio gozan de vida estos animales, la hembra necesita proteínas que succiona de la sangre de mamíferos como las personas con el fin de completar la formación y puesta de los huevos que incuba en el abdomen. Para proceder a la extracción, planta de manera elegante las seis patas e introduce su probóscide bucal que al fin logra traspasar la piel. Si la sangre de la cual se nutre está infectada por un virus como el dengue, éste pasa al sistema digestivo del mosquito, y ocupa primero el intestino, prosigue posteriormente si es que tiene éxito hasta la hemolinfa (circulación), y en caso de superar la barrera que conforman las glándulas salivares, se instala en última instancia asimismo en la saliva. Un ciclo infectivo que queda sujeto a variables muy diversas pero que se extiende en general entre los 7 y los 14 días. Desde entonces y ya hasta su muerte, el insecto podrá traspasar la enfermedad cada vez que pique a un individuo.
Cifras generales
Cada año y a nivel mundial, se estima que 390 millones de personas sufren la infección por dengue. De ellas solo unos 96 millones (25%) llegan a presentar síntomas, que van de dolores de cabeza, fiebre y debilidad en casos leves, hasta vómitos y shock hipovolémico (pérdida en gran cantidad de sangre) en pacientes más agudos que responden al llamado dengue hemorrágico.
La dolencia es endémica de más de 100 países distribuidos entre América Latina, el oeste del Pacífico, África, el Sudeste Asiático y el este del Mediterráneo. En Europa y en concreto en la Península fue motivo de brotes diversos derivados de la trata de esclavos e intercambios comerciales, propiciados por Aedes aegypti entre 1778 y 1928. Desapareció el vector posteriormente, que fue reportado solo y nuevamente desde 2012 en la isla de Madeira. Pero Aedes albopictus, el mosquito tigre, supo aprovecharse de la ausencia de la competencia, del progreso industrial, la urbanización masiva y el transporte en crecimiento exponencial para fijar poblaciones desde mediados de los 70 en el viejo continente. Fue hallado en 2004 por primera vez en Cataluña. 3 años más tarde originó en Italia un brote de chikungunya. Provocó en el 2010 en Croacia las primeras infecciones autóctonas. Siguió Francia (2013 y 2015), y finalmente en 2018, 6 pacientes que no habían viajado al extranjero resultaron positivos en Andalucía, Murcia y Barcelona.
¿Caso autóctono en Cataluña?
Titulares de la prensa este verano relataban el primer caso de dengue autóctono en el principado. Una joven turista francesa que estuvo de vacaciones entre el 4 y el 21 de agosto en varias poblaciones del área de Barcelona contrajo la enfermedad, un diagnóstico realizado a su vuelta al país galo. Muchos medios digitales lo exponían claramente. Las autoridades y la ciencia, que al final es la que manda, no han podido sin embargo confirmar tal circunstancia. En la escala de colores que define como ha sido originada una infección en un paciente (posible, probable o confirmado), la del medio es la que prevalece todavía. El servicio de control pudo hallar mosquitos tigre en el registro de su recorrido, pero en ellos no hubo rastro de alguna carga viral. Habrá que estudiar en paralelo otras opciones, como es el transporte del mosquito desde Francia en el coche en que viajaba.
No sería, igualmente, el primer caso detectado, solo el pionero de este año en transmisión in situ. Los ya varios precedentes se remontan hasta 2015. Fue entonces cuando el IRTA-CRESA (Institut de Recerca i Tecnologies Agroalimentàries - Centre de Recerca en Sanitat Animal) halló por primera vez el virus en el seno de una muestra que contenía 29 hembras de mosquito tigre residente en Cataluña. No hubo en ese año transmisión autóctona, pero ya se avisaba de la peligrosidad. En 2018, efectivamente, la Agència de Salut Pública de Catalunya confirmó el primer paciente, un joven de la comarca del Barcelonès, que enfermó sin haber traspasado las fronteras del país.
Mecanismos de control
Desde la primera detección de Aedes albopictus en el 2004, y frente al crecimiento de los casos de dengue importado (107 en 2015, 114 en 2016 y 151 en 2019) y de chikungunya en 2013, las autoridades catalanas decidieron reforzar las medidas para prevenir posibles expansiones. Los Servicios de Control de Mosquitos que se encargan de distintas áreas, realizan las tareas de inspección en el radio aproximado de 100 metros a partir del sitio donde los pacientes declaran haber permanecido. Se buscan focos de cría, que posteriormente son eliminados a través de soluciones no invasivas para el medio como lo es la bacteria Bacillus thuringiensis. Se ubican paralelamente varias trampas para poder capturar ejemplares adultos del insecto, que posteriormente se trasladan hacia el IRTA-CRESA para que los investigadores determinen si estos contienen el dengue. En un caso afirmativo, como aquél de 2015, se avisa a las autoridades para que tomen medidas en los puntos en que han sido diagnosticados.
Relación con la temperatura
Este 2022, aún sin total de resultados, se han llevado a cabo 60 inspecciones. Tras dos años de COVID con práctica escasez de casos por baja movilidad, el repunte y expansión deja claro que el flujo de viajeros y el comercio internacional, son las preeminentes causas de propagación. Cuba, Tailandia, Filipinas, Guatemala, México y Honduras, son los focos principales de la importación. En la más grande de las Antillas no hay alarma al respecto puesto que la dictadura gobernante esconde cuanto aleja al turismo, del cual saca gran parte de beneficios. En el resto de países se elaboran meramente recomendaciones, puesto que no existe todavía una vacuna o tratamiento eficaz de prevención. En las latitudes temperadas, y a pesar de los repuntes y el esfuerzo en difusión, poca gente es consciente todavía del peligro que comporta una dolencia que es segunda en el cómputo de cifras que hacen referencia a las enfermedades transmitidas por insectos.
¿Y qué papel juega la temperatura en todo esto? Pues se sabe, por un lado, que un aumento del calor agiliza la reproducción de los mosquitos, que pasan de larva a pupa y al estado adulto en menos tiempo. Por el otro, se incrementan los estudios que tratan de establecer una correlación directa entre temperaturas elevadas y mayor capacidad de expansión en el insecto. Es el caso del ejemplo relatado más abajo (artículo de 2017), en el que los investigadores inoculan el dengue a ejemplares de Aedes albopictus, y posteriormente les someten a distinta gradación que iría a corresponder a condiciones de diversas latitudes. Se observa, como solo se teorizaba, que entre los 28 y los 32 grados el ARN viral se propaga con mayor velocidad en el mosquito que a menor temperatura.
ENLACES DE INTERÉS:
ARTÍCULO SOBRE EL PRIMER CASO DE VIRUS EN MOSQUITO AUTÓCTONO EN CATALUNYA (2015):
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30482266/
REPORTE DE UNA INVESTIGACIÓN QUE CONSTATA LA ACELERACIÓN DEL PROCESO VIRAL EN EL MOSQUITO A CAUSA DEL AUMENTO DE TEMPERATURA (2017):
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29250045/
ARTÍCULO QUE CONFIRMA LA CAPACIDAD DE AEDES ALBOPICTUS PARA CONTRAER E INFECTAR EL VIRUS EN CLIMA MEDITERRÁNEO (2018):
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30051490/
WEB DE LA PLATAFORMA DE CIENCIA CIUDADANA MOSQUITO ALERT:
www.mosquitoalert.com
INFORME DE LA AGÈNCIA DE SALUT PÚBLICA DE CATALUNYA SOBRE CASOS DE ENFERMEDAD POR LOS VIRUS DE CHIKUNGUNYA, DENGUE Y ZIKA (2019):
https://canalsalut.gencat.cat/web/.content/_A-Z/M/mosquit_tigre/documents/Informe_2019_CAST-Chik-Dengue-Zika.pdf
WEB DEL SERVEI DE CONTROL DE MOSQUITS DEL CONSELL COMARCAL DEL BAIX LLOBREGAT:
https://www.elbaixllobregat.net/scm/indexN.asp?id_menu=339
WEB CRESA (CENTRE DE RECERCA EN SANITAT ANIMAL):
www.cresa.cat/cresa3/default.asp
¿QUÉ PUEDO HACER YO?
- No mantener agua estancada en casa, en tapones, juguetes, platos o macetas.
- Abstenerse de desplazamientos si es que se contrae la infección y evitar la picadura de mosquitos.
- Colaborar con profesionales encargados del control de los mosquitos.
- Participar en las redes ciudadanas que proveen de datos a la ciencia como lo es Mosquito Alert.
- Informarse y difundir las nuevas investigaciones al respecto
- Tener especial cuidado, manga larga y otras prevenciones, si se viaja a zonas con presencia de Aedes aegypti o de Aedes albopictus.