M-11-M. Madrid, 11 de marzo 2004. La barbarie humana se ha
materializado en España. El 20 de marzo 2003 el Gobierno español
presidido por el Sr. Aznar firmó con las potencias militares de Estados
Unidos y Gran Bretaña la guerra contra el dictador de Irak. El pueblo
español manifestó su grito unánime de "NO A LA GUERRA" en la calle.
Artistas, intelectuales, obreros, mujeres, jóvenes y niños inundaron
las ciudades a favor de la Paz. Pero la voluntad del pueblo no fué
escuchada. Nuestro gobierno electo continuó asumiendo un papel
protagonista en el avispero irakí. Hoy España entera está
consternada. El tren, el medio de transporte por excelencia del pueblo
ha sido convertido en un arma de destrucción masiva. El número de
víctimas no importa porque todos somos las víctimas. Nuestro país no ha
sufrido un atentado sino que ha sido golpeado por un acto de guerra.
Por una guerra a la cual se nos llevó contra nuestro consentimiento,
aunque tolerada por la acción política sin sangre. Hoy la sangre ha
fluido a raudales por Madrid. Los que creemos en la Paz este acto
bélico nos deja en estado de shock. Deberemos superar el dolor
y expresarlo, pero también deberemos ser más responsables con
nuestros derechos democráticos. Sin embargo, no podemos olvidar
que esta guerra que sacude al mundo lo es por el ansiado
petróleo y las libertades humanas. La Paz sólo será posible
si apostamos por la convivencia democrática, la frugalidad, por
las energías renovables, por la solidaridad con la injusta pobreza. El
11-M es la continuación del 11-S. Otro mundo es posible, pero
debemos deshacernos de la economía del carbono para entrar en la
economía solar. Hoy nos toca llorar. Pero nuestro futuro depende
de la responsabilidad de cada uno en ser más políticos y menos pasivos.
En ser más frugales y menos codiciosos. Que la protesta y el tremendo
dolor, ahora en cuerpo propio, contra la violencia sanguinaria que se
ceba en medio mundo, no sea la excusa inconsciente para no cambiar
hacia el estilo de vida que allana el camino de la sostenibilidad, la
libertad y la fraternidad. |