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Barcelona, 15 Julio 2004. La central solar fotovoltaica de la
Fundació Terra, la primera que se conectó a la red eléctrica el 25 de
enero de 1999 de la mano del alcalde de Barcelona, se desconecta de la
red como protesta por la absurda normativa actual. Desde aquella
fecha, ha regalado a la red eléctrica más de 12.000 kWh y ha ahorrado
4,2 toneladas de dióxido de carbono. La Fundació Terra defiende que las
centrales solares fotovoltaicas domésticas son una contribución al
Protocolo de Kioto y, además, podrían colaborar en evitar el colapso de
la red eléctrica en momentos de alto consumo, como sucede en verano. Con
esta huelga solar indefinida la entidad ecologista pretende que el
actual Gobierno reflexione y favorezca las conexiones domésticas.
| Inauguración de la central fotovoltaica de la Fundación Tierra el 25 de Enero de 1999 |
1.
Que la gestión de la actual prima para la energía solar fotovoltaica la
realice la misma empresa con la que el cliente tiene contratada la
comercialización de su consumo (con independencia de quién sea el
propietario de la red). 2. Que se aplique el concepto de subvención a esta prima en el caso de viviendas residenciales. Ésta debe considerarse como un descuento o abono que se practique en la propia facturación del consumo. Esta medida incentivaría el ahorro doméstico al intentar obtener la máxima rentabilidad del sistema. 3. Que se considere la energía solar fotovoltaica como una medida de ahorro energético y no de producción en las ubicadas en los domicilios particulares residenciales para potencias inferiores a 2,5 kWp y ancladas en el mismo punto de conexión de la acometida de consumo. 4. Que haya una autorización administrativa formulada a partir del boletín técnico del instalador y se excluyan las pérgolas fotovoltaicas domésticas del Registro Especial de Producción Eléctrica. 5. Que se excluyan les instalaciones fotovoltaicas de menos de 2,5 kWp para uso residencial, de ser consideradas sujetas a licencia de instalación municipal porque no es una actividad económica del sujeto sino una contribución al ahorro energético colectivo y una actividad de altísimo compromiso y responsabilidad medioambiental. | Activistas de la Fundación Tierra cubriendo simbólicamente los paneles solares |
Una cocina en casa no la convierte en un restaurante
La Fundació Terra lleva años reclamando que no puede considerarse
que una pérgola fotovoltaica situada en una terraza sea un central de
producción energética, del mismo modo que, por disponer de una cocina
en casa, no se considera que tengamos un restaurante. La Fundació Terra
quiere dar ejemplo y por ello se niega a firmar un contrato con
FECSA-ENDESA para verter la energía verde porque entiende que ésta es
un beneficio ambiental. Además, en un mercado liberalizado se debería
poder escoger a quién se entrega la energía producida para que pueda
ser una compañía implicada en la producción de electricidad verde, y
que ésta debería gestionarse como una reducción en la cuota del
consumo.
La Fundació Terra
ha planteado, desde el principio, que las instalaciones domésticas en
domicilios privados no se ajustan al espíritu del Registro Especial de
Producción Eléctrica y, además, por el hecho de constar en el mismo se
vulnera la intimidad del domicilio privado, pues este registro está
planteado para instalaciones industriales. Por ello, reta a que
cualquier miembro del Govern se atreva a instalar paneles fotovoltaicos
en su domicilio privado para que éste aparezca de forma pública en el
Registro de Producción Eléctrica y deba facturar y presentar la
declaración del IVA trimestral.
La Fundació Terra
defiende que esta prima es, en realidad, una subvención que gestiona la
compañía eléctrica, y que a un domicilio privado no se le pueden
aplicar las mismas condiciones como si de una industria cualquiera se
tratara. Además, defiende que el hecho de producir electricidad solar
desde el domicilio familiar contraviene el ordenamiento jurídico en la
medida que, de facto, convierte el hogar familiar en una industria,
como lo prueba el hecho de que se haya de inscribir en el Registro
Especial de Producción Eléctrica que controla el Ministerio de
Industria y que es público.
La Fundació Terra, pionera en la generación eléctrica solar,
defiende que en el caso de instalaciones de menos de 2,5 kWp (unos 25
m2 de superficie) se trata de una contribución particular a la
reducción de emisiones tóxicas a la atmósfera y que no pueden ser
tipificadas como actividad industrial. Además, tras cinco años de
verter energía eléctrica solar, ha demostrado que ésta no puede causar
daño alguno a la red eléctrica, puesto que se trata de potencias
muy inferiores a la contratada para el consumo familiar (actualmente
de 8,8 kW).
Comunidades de vecinos solares
La Fundació Terra ha planteado que se promuevan pequeñas instalaciones
domésticas de entre 1,2 y 2,5 kWp como máximo, la inversión de las
cuales es inferior a la de un vehículo privado. Descontando la
subvención o prima por la producción de los recibos eléctricos, muchas
comunidades de vecinos y familias dispondrían de un mecanismo para
contribuir a reducir las emisiones de carbono y apoyar así el Protocolo
de Kioto. Sin embargo, advierte también de que el celo de los
urbanistas para que éstas no sean visibles impide que puedan extenderse
como sería deseable. La desconexión de la central solar fotovoltaica de
la Fundació TERRA va a impedir que se puedan ahorrar unos 900 kg de CO2
anuales.
La Fundació Terra promueve las tecnologías solares como una solución para que, desde el ámbito doméstico, se puedan ahorrar emisiones, con productos exclusivos, como la cocina solar, y organiza cada año, junto con el Centro de Estudios de la Energía Solar de Sevilla, el Encuentro Solar de Benicarló, que se ha celebrado recientemente y que reunió a más de 250 participantes de todo el Estado. Además, promueve una web para visualizar la producción de electricidad fotovoltaica doméstica. | Desconexión de la central por parte del Secretario General del Movimiento Laico y Progresista |
Un acto triste, pero reivindicativo
Dejar de aportar a la red eléctrica los vatios solares que restituyen parte del consumo de electricidad fósil que se realiza supone un duro revés en una central que es emblemática y que ha sido visitada por miles de personas desde 1999. Sin embargo, dada la inutilidad de la Administración de Justicia, este acto pretende concienciar sobre los oscuros poderes que impiden que se facilite la microgeneración distribuida en las viviendas particulares. Además, advierte de que la normativa aprobada por el gobierno de Aznar, al incrementar la potencia solar hasta 100 kWp, está primando los campos fotovoltaicos promovidos por las mismas industrias eléctricas.
La Fundació Terra lamenta que, tras cinco años de beneficios ambientales, tenga que tomar esta decisión para evitar que su central sea incluida definitivamente en un registro de industria, cuando el objetivo que le movió para esta inversión fue proteger el medio ambiente apostando por un sistema descentralizado de producción energética sostenible.