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El modelo Qashqai de Nissan
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Marc Bassets, corresponsal en Boston (USA). Los
consumidores, agobiados por el precio de la gasolina -que se ha
multiplicado por cuatro desde los noventa-, empiezan a dar la espalda a
los vehículos más aparatosos y caros y optan por los coches pequeños,
en los que las empresas asiáticas llevan ventaja a las estadounidenses.
Los Big Three, los grandes fabricantes de Detroit, cuyo declive,
según algunos expertos, es inexorable, se ven obligados a reaccionar.
General Motors y Ford quieren centrarse en vehículos más pequeños, de
menor consumo y ecológicos.
Esta semana, GM ha anunciado el
cierre en los próximos dos años y medio de cuatro plantas - dos en
Estados Unidos, una en México y otra en Canadá- donde fabrica pickups
(las camionetas con la parte trasera descubierta) y SUV (los 4x4
urbanos). Además, se planteará la venta de la marca de todoterrenos
militares de uso civil Hummer.
"Estas decisiones responden al
rápido aumento del precio del petróleo y a los cambios que suponen para
Estados Unidos, cambios que creemos que son más estructurales que
cíclicos", dijo el martes, en la asamblea general de accionistas, el
presidente de GM, Rick Wagoner. El mismo día, en una
entrevista con el diario USA Today, el primer ejecutivo de Ford, Alan
Mullaly, pronosticaba que, si el combustible sigue siendo caro en el
futuro, "el cambio hacia coches pequeños y medianos y utilitarios será
permanente". |
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La reconversión de los grandes
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En el primer cuatrimestre del año, las ventas en
Estados Unidos de coches pequeños - comunes en Europa pero hasta hace
poco escasos aquí- aumentó en un 33%. En el mismo periodo, el conjunto
de ventas decayó, según la empresa de análisis Autodata. En mayo, por
primera vez desde 1992, el vehículo más vendido en este país fue un
coche a la europea y no un pickup.
En ciudades como Boston o Los
Ángeles es raro encontrar una gasolinera donde el galón (equivalente a
3,8 litros) cueste menos de 4 dólares (unos 2,5 euros), una barrera
psicológica y, en un momento de estancamiento económico, un golpe para
los bolsillos de muchos estadounidenses, acostumbrados hasta hace poco
la gasolina casi regalada.
Hace unos días, en una gasolinera
Chevron en la esquina de Venice Boulevard y Lincoln Boulevard, en la
población playera de Venice, en Los Ángeles, el galón costaba,
dependiendo del tipo de gasolina, entre 4,19 y 4,39 dólares. Eduardo y
Víctor, dos hispanos que en aquel momento, a la una del mediodía,
atendían la caja, tenían pocos clientes. Y eso, en la ciudad de las
autopistas por excelencia.
"Mucha gente ha dejado de usar el
carro. Van a pie", dijo Eduardo. "O en autobús, o en bicicleta", apuntó
Víctor. Cuando el visitante les contó que en Europa la gasolina cuesta
el doble que aquí, no se lo creían. "¿Cómo lo hacen? ¿Tienen más
dinero?", preguntó Víctor.
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La opción del transporte público
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Es muy difícil en Los Ángeles
desplazarse a pie, y el transporte público, utilizado sobre todo por
latinos y afroamericanos, tiene un alcance limitado. Y, sin
embargo, la constatación de los empleados de la gasolinera de Venice
era acertada: en el primer trimestre del 2008, coincidiendo con el
aumento del precio de gasolina, el uso del transporte público en todo
Estados Unidos - donde su uso está menos extendido que en Europa- ha
subido un 3%, según la Asociación Americana del Transporte Público. Ya
en el 2007 se batió el récord de usuarios de los últimos cincuenta
años.
El transporte aéreo, esencial en un país con cuatro o cinco husos
horarios en su territorio continental, también se resiente del aumento
del precio del combustible. Pequeñas aerolíneas se han declarado en
bancarrota y gigantes como Delta y Northwest Airlines han decidido
fusionarse. Esta misma semana, Continental, otra de las grandes, ha anunciado que
suprimirá 3.000 empleos y aparcará 67 aviones. Una tendencia general, a
la que se une el encarecimiento de los billetes y la imposición, por
parte de algunas compañías, de un suplemento de entre 15 y 25 dólares
por facturar las maletas.
Con los precios por los aires para los niveles habituales en este país,
sus ciudadanos conducirán menos y viajarán menos en avión. Según The
Wall Street Journal, algunas empresas han empezado a reducir la semana
laboral y a potenciar las reuniones por videoconferencia para reducir
los gastos de transporte.
"Los dos primeros choques petroleros acabaron con el petróleo como fuente
para generar electricidad - ha escrito el semanario británico The
Economist-. Qué apropiado sería que el tercer choque acabase la faena y
empezase a liberar el transporte de un monopolio que ha durado un
siglo". |
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Una moda que languidece
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Dolors Álvarez, Barcelona. Las ventas de 4x4 caen en España después de cinco años de boom. Han vivido cinco años de esplendor y parecía que una marca automovilística no podía considerarse completa si no colocaba en el mercado su propio 4x4. En España, la participación de los todoterrenos sobre el conjunto de las ventas de automóviles había alcanzado un porcentaje sensiblemente superior al que tenían en otros países de su entorno: en el 2007 alcanzaron una cuota del 4,5%, frente al 4% de Alemania o el 2,5% de Francia. Pero este año, las ventas de este tipo de vehículos se han desplomado, con una caída de algo más del 30%, superior a la que ha sufrido el conjunto del mercado automovilístico.
La subida del impuesto de matriculación el pasado mes de enero para los vehículos más contaminantes, y el alza de los precios de la gasolina -y en particular del gasóleo-, son dos causas directas de la bajada de ventas de los 4x4. Pero no son las únicas y posiblemente ni siquiera son las más importantes. "Los gustos han cambiado y ha empezado a cuajar cierta conciencia ecológica entre los consumidores", comenta Joan Pla, director del grupo de concesionarios Quadis.
En efecto, en estos últimos años los todoterrenos parecían haber ganado la partida a otro tipo de vehículos deportivos y de alta gama. "Se han convertido en utilitarios polivalentes, y muchos apostaron por ellos como único vehículo familiar", explica Pla. El boom se vio animado por nuevos modelos muy atractivos, nada que ver con los tanques que se proponían anteriormente, más apropiados para la Guardia Civil que para una familia de clase media. Pero el Porsche Cayene, el X3 de BMW y también algunas propuestas más modestas como el Vitara de Suzuki o el más pequeño de los Montero de Mitsubishi, en seguida fueron percibidos como vehículos urbanos. Fue un fenómeno generalizado en toda Europa, aunque en España cobró especial fuerza.
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La mala fama de los 4x4 urbanos
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Y, aunque todavía son una minoría los conductores que aseguran estar
dispuestos a pagar un sobreprecio por poseer un vehículo contaminante,
lo cierto es que el uso urbano de 4x4 se ha ido ganando mala fama. Por
eso, se van imponiendo modelos menos agresivos tanto en aspecto como en
consumo. Según argumenta Joan Pla, algunas marcas lo vieron venir y
colocaron en el mercado vehículos de línea más sencilla, que han
resultado todo un éxito. Es, por ejemplo, el caso del Nissan Qashqai,
un prototipo calificado como crossover, que combina las características
del todocaminos y del automóvil compacto.
El Qashqai ha superado
las previsiones de ventas de su fabricante, hasta el punto de que la
planta que tiene la empresa en el Reino Unido ha tenido que duplicar
su producción (hasta 250.000 unidades). Es lo que explica también que,
en un mercado español claramente a la baja, Nissan haya conseguido
aumentar sus ventas casi un 45% en los cinco primeros meses del año. En
esta misma línea de anticiparse a los cambios de preferencia de los
consumidores se sitúa el Tiguan de Volkswagen, uno de los SUV que
están teniendo más éxito y que se caracteriza por su imagen urbana. |
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El descenso de las ventas
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Alarmados
por unos precios de los carburantes que no dejan de subir, tanto
europeos como estadounidenses están huyendo de los vehículos de gran
conusmo. En Francia, las ventas de todoterrenos han caído en lo que va
de año un 50%; en el Reino Unido, un 15%, y en Italia, casi un 11%. Son
países en los que también se ha endurecido la fiscalidad sobre los 4x4.
El cambio de ciclo económico no sólo ha acabado con el boom de los
todoterrenos, sino que también está castigando con dureza la mayor
parte de lo que se entiende por las marcas más exclusivas, al menos en
España. Cadillac ha vendido este año sólo cinco coches, frente a los 50
del 2007. Las ventas de Ferrari se han reducido un 58,3%, y las de
Porsche, un 47%.
No obstante, son todos los segmentos del mercado los que están a la
baja, incluidos los pequeños, que son los que se han beneficiado del
cambio en la fiscalidad, que ha supuesto la rebaja o incluso la
exención del impuesto de matriculación para los de gama más baja,
porque al consumir menos también emiten menos CO2. |
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Las claves de un declive anunciado:
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La larga marcha. Los 4x4 alcanzaron su cenit en los años 90 cuando desplazaron a los coches japoneses. Caro pero popular. Para la clase política americana era más cómodo llevar un SUV que conducir un Mercedes. La razón ambiental. Los 4x4 urbanos contribuyen en un 43% más que la media global de coches al calentamiento global y emiten un 47% más de contaminantes. El fin de una era. En el 2007 en EE.UU. se han vendido más Toyota Prius que Ford Explorer.
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