El síndrome del edificio enfermo

La arquitectura de los edificios en la última década ha intentado buscar métodos de construcción cada vez más rápidos y baratos. Los materiales prefabricados y sintéticos se apoderaron de nuestras moradas. Los edificios de vidrio, transparentes, reflectantes, la ventilación artificial, para que en la fachada no hubiera ningún distorsión estética en la superficie de la misma por una ventana abierta, crecieron como setas. Pero mientras estos edificios acristalados se multiplicaban por doquier también aumentaron los casos de personas que habitándolos acababan enfermas. Había nacido el síndrome del edificio enfermo (SEE).

Edificio sin ventilación, con materiales sintéticos afectado por el Síndrome del Edifico Enfermo en Barcelona (abril 2013).

Lógicamente, el edificio enfermo es un síndrome resultado de un cúmulo de circunstancias. Por supuesto, el principal factor es la ventilación artificial en un ambiente en el que predominan los materiales sintéticos en el mobiliario, el suelo, las paredes, el techo, etc. Además también inciden el uso masivo de sistemas de iluminación de fluorescencia muchas veces con balastos baratos que emiten campos magnéticos y no minimizan el tintineo de estos. La presencia de equipos ofimáticos que emiten ozono y otras sustancias así como la aparatosa acumulación de cables de electricidad y de las redes informáticas por doquier, constituyen el cóctel que genera el SEE. En las causas del mismo subyace no sólo una cuestión de tipo conceptual en el buen empleo de materiales y apantallamiento por ejemplo de campos electromagnéticos, sino también criterios estéticos que prevalecen sobre una funcionalidad saludable. 

El SEE se ceba especialmente en los edificios de oficinas, pero también en equipamientos culturales e incluso escuelas. El último de los casos que han estallado en el centro de Barcelona es en una moderna biblioteca que alberga también una guardería infantil. Primero fueron las bibliotecarias en quedar afectadas por la lipoatrofia, luego algunos de los niños de 2 a 5 años de la guardería ubicada en los bajos del edificio enfermo.

 

Efectos sobre la salud de las personas del SEE
Los cuadros clínicos de las personas afectadas por un edificio enfermo no son fáciles de diagnosticar. Aparecen rinitis alérgicas, dermatitis, alergias diversas, lipoatrofia, fibromialgia e incluso el terrible síndrome químico múltiple. Todo tiene que ver con el electromagnetismo, la calidad del aire que se respira (contaminada con emisiones de formaldehído y otros tóxicos de los materiales sintéticos, las pinturas, los barnices, etc.) y las condiciones microclimáticas del interior del edificio. En general, algunos de los símptomas del SEE desaparecen cuando se abandona el edificio. En este sentido se considera ya una enfermedad laboral, especialmente, la lipoatrofia. 


La lipoatrofia
La lipoatrofia es quizás el mejor indicador de que un edificio está enfermo. Como resultado del cóctel de factores que configuran el SEE el cuerpo humano reacciona eliminando tejido adiposo con lo cual se producen importantes deformaciones en el cuerpo que son muy visibles. Es una dolencia indolora, pero que muestra unas depresiones nada estéticas sobre el cuerpo. Afecta más a las mujeres que a los hombres y en el caso de la guardería de Barcelona, el primer caso, se ha visto en niños de corta edad (algo realmente lamentable). Se piensa que la causa está en el exceso de electricidad estática y un nivel de humedad muy bajo por debajo del 40 %, pero como hemos dicho es un conjunto de factores.

Antenas de telefonía en un edificio de viviendas. Esta puede ser una causa para provocar afecciones de salud diversas a sus habitantes.

Síntomas diversos
Los síntomas más comunes son de tipo respiratorio y sobretodo se manifiesta en forma de rinitis, obstrucción nasal, estornudos, tos, sequedad en la garganta, disnea y rinorrea. Luego están los efectos oculares que causa irritación ocular, picor, falta de lágrimas, etc. Otras personas manifiestan síntomas neuropsicológicos tales como cansancio (quizás el principal símptoma y por esto también el más difícil de caracterizar que sea producido por estar -por ejemplo- sentado en una biblioteca), cefaleas, dificultad de concentración, astenia, etc. Y finalmente, están los picores y afecciones cutáneas. Estas ultimas son las que más tardan en desaparecer cuando se abandona el edificio enfermo.

 

La medicina de la buena ventilación
La buena ventilación es la mejor medicina para prevenir el desarrollo del SEE, aunque es básico reducir los campos electromagnéticos y evitar el mobiliario con materiales que acumulen electricidad estática. Lamentablemente, muchos edificios modernos no tienen ventana alguna. Los expertos hablan que por encima de una ventilación de 10 litros de aire por segundo y por persona evitan síndrome del edificio enfermo. Pero además de la ventilación está la temperatura y sobretodo la humedad así como una iluminación deficiente (no en cantidad sino en calidad). La buen ventilación también es esencial para limpiar las emisiones de los componentes orgánicos volátiles desprendidos por los materiales sintéticos o los equipos ofimáticos. 

La presencia de transformadores eléctricos (puerta lateral y trampillas en el suelo) en la entrada del edificio de la guarderia infantil que ha causado varios casos de lipoatrofia en sus niños y niñas  (el primer caso que se da en España). 

 

La salud en los edificios enfermos
El Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) es debido a un conjunto de síntomas diversos que presentan predominantemente las personas que los habitan. En general, estos síntomas desaparecen cuando se abandona el edificio. El estatuto del trabajador reconoce esta enfermedad, especialmente la lipoatrofia como causa de baja laboral. La única solución está en intervenir. Eso es lo que han tenido que hacer edificios emblemáticos en muchas ciudades. Requiere de un la intervención de equipos interdisciplinarios en los que no falten geobiólogos. 

En Barcelona (2007) el SEE atacó a más de doscientos personas que trabajaban en el recién inaugurado edificio de oficinas de de Gas Natural-Fenosa.  En las oficinas de Caprabo de L'Hospitalet de Llobregat, fueron cerca de cuatrocientas personas las que sufrieron la lipoatrofia. En Cataluña existe un protocolo que implica el reconocimiento de la enfermedad como accidente laboral sin derecho a baja ni indemnización económica, pero que obliga a la empresa de realizar exploraciones médicas a las personas afectadas y a investigar y solucionar las causas que provocan la dolencia. En todos los casos se han tenido que hacer importantes adecuaciones en los edificios enfermos. Ahora, por primera vez, incluso en una guardería infantil municipal. El equipamiento fue desalojado preventivamente para proceder a su curación (abril 2013).

 

Artículo elaborado por el equipo de Fundación Tierra. Imágenes propias.

 

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Modificado
09/02/2017

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