El uso frenético de combustibles fósiles por todo el planeta empuja a las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera a un terreno peligroso. El aumento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2), este gas que atrapa el calor que la Tierra recibe del Sol, está alcanzando unas cotas que los científicos advierten que hay que evitar a toda costa, dada la imposibilidad de predecir los efectos sobre el clima global del planeta. Desde los albores de la Revolución Industrial, las emisiones de carbono procedentes de la quema de combustibles fósiles han crecido de manera exponencial. Los acuerdos gubernamentales para limitar las emisiones se han demostrado inútiles para frenar el aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera. Después de una breve caída en 2009 debido a la crisis financiera global, las emisiones de los combustibles fósiles volvieron a incrementarse en 2010 y, desde entonces, han crecido un 2,6 por ciento cada año, llegando a nuevo récord de 9,7 millones de toneladas de carbono en 2012.
Gráfico sobre las emisiones mundiales de dióxido de carbono procedentes de la quema de combustible fósi entre 1751-2012 (izquierda) y gráfico de las emisiones de dióxido de carbono de la quema de combustibles fósiles en los países industrializados y el resto del mundo 1751-2012. Fuente: Earth Policy Institute.
Las emisiones de carbono se habrían incrementado aún más rápido si no fuera por la caída de un 7 por ciento en la economía de los países industriales desde el año 2007, un grupo que incluye a Estados Unidos, Canadá, Europa, Rusia, Australia, Nueva Zelanda y Japón. Las emisiones de carbono procedentes de la quema de combustibles fósiles en Europa, que en su conjunto es el tercer emisor más grande, cayeron un 9% de 2007 a 2012. Las emisiones en Italia y en España se redujeron en 17 y 18%, respectivamente. Las emisiones del Reino Unido se redujeron en un 11% a 126 millones de toneladas. Las emisiones de Alemania cayeron un 4% a 200 millones de toneladas. Todos estos países han sido líderes en la promoción de la energía eólica o la energía solar, o ambos. Rusia y Japón son dos países industrializados que no vieron una disminución global de sus emisiones de carbono en los últimos cinco años. Rusia tuvo un repunte en el consumo de petróleo, el aumento de sus emisiones en un 2% a 449 millones de toneladas. Y en Japón, la suspensión de la generación de energía nuclear tras el desastre de Fukushima llevó a quemar más gas natural y a ampliar el uso de petróleo, empujando sus emisiones un 1% a 336 millones de toneladas en 2012.
Las emisiones de CO2 en los países en desarrollo superaron a las de los países industrializados en 2005 y desde entonces han seguido aumentando. Las emisiones de carbono de China crecieron un 44% desde el 2007 hasta las 2,4 mil millones de toneladas en 2012. Juntos, EEUU y China suman más del 40% de las emisiones mundiales. Las emisiones en la India, donde viven más de mil millones de personas, superó a las de Rusia por primera vez en 2008. De 2007 a 2012, las emisiones de la India crecieron un 43% hasta alcanzar los 596 millones de toneladas de carbono. Las emisiones de carbono en Indonesia, otra economía de rápido crecimiento, se han disparado, creciendo un 52%, liberando 146 millones de toneladas en 2012.
Gráfico de las emisiones de dióxido de carbono de la quema de combustibles fósiles en la tapa cinco países, 1950-2012. Fuente: Earth Policy Institute.
Estas estimaciones de las emisiones detalladas aquí son sólo las contabilizadas por la quema de combustibles fósiles dentro de las fronteras de un país, sin tener en cuenta los datos de las emisiones causadas por el transporte internacional. Cuando las emisiones se contabilizan en función del destino final del producto, la factura de carbono de los países industrializados aumenta aún más.
La huella de carbono
La tasa de emisión de carbono por persona es también significativa de lo que está sucediendo. Un ciudadano de Estados Unidos emite 4,4 toneladas de la contaminación de carbono, -dos veces más que en China. Las mayores emisiones de carbono per cápita se encuentran en varios pequeños países productores de petróleo y gas. En 2012, Qatar computaba 11 toneladas de carbono por persona. Trinidad y Tobago es la siguiente con 9 toneladas de carbono por persona y Kuwait se situa en 7,5 toneladas.
Los combustibles fósiles no son la única fuente de emisiones de CO2. Las actividades silvícolas y extractivas, como por ejemplo la quema de bosques, libera aproximadamente 1.000 millones de toneladas de carbono a nivel mundial cada año. Brasil e Indonesia tienen altos niveles de deforestación y son responsables de gran parte de las emisiones de carbono actuales de la Tierra.
Alrededor de la mitad del CO2 que se libera a través de la quema de combustibles fósiles o los cambios de uso del suelo se mantiene en la atmósfera. La otra mitad es absorbida por los océanos o por las plantas. Sin embargo, a medida que el CO2 absorbido por océanos del mundo aumenta, el agua se vuelve más ácida. Este cambio en la composición química de los océanos está arrasando la frágil cadena vital del ecosistema de los arrecifes de coral, lo cual tiene ya efectos visibles en la cadena alimentaria oceánica. Los científicos advierten que los si los océanos se saturan con CO2, este inmenso termostato global pierde su capacidad de regulación climática.
Durante unos 800.000 años, la cantidad de CO2 en la atmósfera no estuvo por encima nunca de las 300 partes por millón (ppm). Sin embargo, en los 250 años siguientes al inicio de la Revolución Industrial (a finales del siglo XVIII), se ha acumulado suficiente CO2 para elevar la concentración promedio a 394 ppm en 2012. A lo largo de cada año, la concentración de este gas en la atmósfera fluctúa, alcanzando su máximo anual en la primavera. En mayo de 2013, la concentración de CO2 alcanzó brevemente el máximo de 400 ppm, un nuevo hito sombrío en el camino de la alteración del clima. Nunca en la historia de la humanidad la atmósfera del planeta ha estado tan llena de este gas inodoro e incoloro pero poderosamente perjudicial.
El efecto invernadero
La evolución y pérdida de hielo progresiva del Muir Glacier (Alaska) a la izquierda y del Findelen Glacier (imágnes derecha), al este del monte Zermatt (Suiza).
El CO2 actúa como el vidrio de un invernadero, atrapando el calor, y desde que la civilización humana empezó a quemar combustibles fósiles a gran escala, la temperatura media global ha aumentado 1,4 grados centígrados, -la mayor parte del aumento se produjo a partir de 1970. Los efectos de este incremento de temperatura puede causar el aumento del nivel del mar, la desaparición del hielo marino en el Ártico, más olas de calor, y disminuir el rendimiento de los cultivos alimentarios.
Un futuro diferente exige un cambio de paradigma como civilización. Nuestra sociedad debe basarse en una economía de energía limpia, que además está a nuestro alcance. Alemania no es un país particularmente soleado y sin embargo ha aprovechado los rayos del sol para dar energía a cerca de 8 millones de viviendas. Los Estados Unidos tiene suficientes aerogeneradores instalados como para abastecer a más de 15 millones de hogares. Kenia genera aproximadamente una cuarta parte de su electricidad a partir de energía geotérmica. Esto no es más que una idea del enorme potencial de la energía renovable. La cuestión no es si podemos construir una economía libre de carbono, si no si vamos a ser capaces de hacerlo antes de que el clima quede fuera de control.
Artículo elaborado a partir del original elaborado por Emily E. Adams para el Earth Policy Institute.
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