Durante largo tiempo se lleva debatiendo y especulando sobre los posibles efectos cancerígenos y en el sistema nervioso de algunas radiaciones no ionizantes - que no son detectables por emisión de calor - y que en algunos rangos de frecuencia son producidas por dispositivos de uso común, como el teléfono móvil o los sistemas inalámbricos como el WIFI.
Una tecnología nueva pero vieja
A pesar de que no es hasta la década de los 70 y 80 cuando la telefonía móvil o el Wifi parece hacer su aparición, lo cierto es que fue en 1932 cuando Marconi supervisó la instalación del primer enlace telefónico usando la tecnología de microondas. Éste enlace conectaba la Ciudad del Vaticano con la residencia de verano del Papa en Castel Gandolfo.
Las microondas en las comunicaciones aparecerán inmediatamente después durante la segunda guerra mundial, para tras su finalización verlas aparentemente restringidas a los usos militares por varias décadas. Las cualidades de propagación de las ondas enviadas en este rango de frecuencias a través de los materiales enseguida despertó las posibilidades militares. Al mismo tiempo, la preocupación por los posibles efectos dañinos para la salud de los usuarios aparece casi aparejada a su nacimiento. Por algún motivo, a partir de la década de los 70 la necesidad de ampliar las comunicaciones en el planeta empujó a darle paso a su uso masivo por la población civil a pesar del patente desconocimiento en su día de los efectos en la salud a largo plazo.
Incierto balance para la salud tras dos décadas de uso
Junto a un abundante pero contradictorio repertorio de estudios científicos con diferentes conclusiones, han aparecido decisiones oficiales en algunos países como Francia o Reino Unido para imponer restricciones a la publicidad de teléfonos móviles para niños o para el uso del WIFI en determinados espacios públicos como las escuelas. En Francia además se aprobaron nuevas leyes que entrarán en vigor en Abril del 2011 y que obligan al comercio de teléfonos móviles a informar sobre el valor estándard de absorción de radiofrecuencia por el cuerpo humano (SAR)(1). La mayoría de gobiernos europeos también han empezado a elaborar en los últimos años nuevas recomendaciones respecto a las radiaciones comunes y los niveles de exposición. Estados Unidos por su parte se ha mostrado tradicionalmente reacio a considerar el potencial problema, un modelo imitado de cerca por sucesivos gobiernos en España al igual que en otros temas de seguridad ambiental como los transgénicos. No obstante, la preocupación ciudadana en España en temas de radiación ambiental también existe en forma de asociaciones al igual que en todo el mundo desarrollado.
Junto a todo esto, empieza a asomar la sospecha de alguna relación con en el importante aumento de los tumores cerebrales en la población juvenil, que se ha convertido en la segunda causa más común de cáncer tras la leucemia en la población menor de 20 años. En el Reino Unido, cada año unos 450 niños y jóvenes por debajo de 18 años han sido diagnosticados con un tumor cerebral(2).
En el 2007, el programa Panorama de la BBC emitió el documental Wifi: A Warning Signal sobre los posibles efectos en la salud del uso del Wifi y los móviles en las escuelas, causando bastante polémica. El documental goza de cierta popularidad en Internet y ha sido subtitulado al castellano en la red.
Con el objetivo de esclarecer mejor la potencial relación se ha desarrollado el proyecto MOBI-KIDS, una iniciativa internacional desarrollada de manera conjunta en 13 países para realizar por primera vez un estudio que sea estadísticamente relevante para determinar mejor la posible asociación entre el uso de dispositivos de comunicaciones y el riesgo de tumores cerebrales en la población más joven. Expertos de estos 13 países estudiarán a personas que han desarrollado este tipo de enfermedad e identificarán su pasado de exposición junto a otros factores, y luego los compararan con personas que no han desarrollado la enfermedad.
Actualmente se conoce poco sobre los factores de riesgo en los tumores cerebrales. Algunos de esos factores como la radiación ionizante o la historia familiar, son ya bien conocidos como agentes de riesgo en el desarrollo de los mismos. No obstante, en los últimos años hay multitud de estudios dispersos que apuntan evidencias de otros factores ignorados o faltos de un reconocimiento oficial de peso. Entre ellos están la exposición a substancias químicas de uso común, la nutrición durante el embarazo o la exposición a campos magnéticos incluyendo los teléfonos móviles. Sobre éste último, el uso de los teléfonos móviles se ha incrementado de manera exponencial en la última década, especialmente en niños, pero su rol en el desarrollo del cáncer cerebral en la gente joven no ha sido estudiado suficientemente. Los anteriores estudios realizados adolecían científicamente de muestras lo suficientemente representativas, y esto es lo que éste estudio multinacional aportará principalmente a esa discusión.
La sección de Telecomunicaciones de la web del Ministerio de Industria, dispone de un Servicio de información sobre Instalaciones Radioeléctricas y Niveles de Exposición en donde poder comprobar la instalación de antenas de móvil, sus empresas propietarias y las mediciones realizadas en ellas.
El proyecto ha sido impulsado por la Comisión Europea dentro del 7 programa Marco (7PM) y participan como partners varias universidades de Europa, Canadá, Estados Unidos y Australia, así como la multinacional de comunicaciones France Telecom-Orange y otras instituciones. España participa con las Universidades de Huelva, Valencia, el Instituto Carlos III, la Fundación IMIM del Hospital del Mar de Barcelona y el Centre de Recerca en Epidemiología Ambiental (CREAL). Estos dos últimos aparecen como coordinadores del proyecto. El CREAL ya elaboró en el 2010 un dossier europeo sobre la investigación de los efectos de la contaminación ambiental, llamado Calidad del aire y Salud.
Por otro lado, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebrará en Mayo unas jornadas en Lyon, Francia, con la presencia de autoridades sanitarias de la investigación del cáncer y representantes de la industria de las telecomunicaciones. Las jornadas de la IARC se consideran de primera importancia para determinar cuales son los agentes químicos o físicos por cuya exposición se puede desarollar un cáncer. Se prevé que al final de este encuentro, las radiaciones de microondas y de radio frecuencia (RF/MW) serán designadas o no, posibles carcinógenos humanos. No se espera por el contrario que puedan ser designadas de manera definitiva ni agentes cancerígenos ni tampoco seguras a este respecto, para que así sean catalogadas de una manera o de la otra en la clasificación de la IARC. No obstante, las conclusiones de la IARC serán influyentes en las percepciones de los gobiernos respecto al posible riesgo de cáncer por el uso de teléfonos móviles y otros dispositivos.
(1) La autoridad para la seguridad nuclear y de radiación de Finlandia (STUK) dispone de una página web informativa en donde se muestran las diferencias de los valores reales del SAR respecto a los que adjuntan los fabricantes.
(2) http://www.mbkds.com/frequently-asked-questions-0
Más información:
CREAL - Centre de Recerca en Epidemiología Ambiental: http://www.creal.cat/
Proyecto Mobi-Kids: http://www.mbkds.com/
STUK: http://www.stuk.fi/en_GB/
Microwave News: http://www.microwavenews.com/
IARC monographs: http://monographs.iarc.fr/