Las plantas como seres vivos disponen de la capacidad de aprender y comunicarse. Aunque no tengan orejas, las plantas oyen y aunque no tengan cuerdas vocales, cantan. De estos sentidos tenemos evidencias científicas. Así, por ejemplo, son reveladores los experimentos (narrados en un librito de 1973, titulado The Sound of Music and Plants) en el cual la Dra. Dorothy Retallack detalla los experimentos que había estado llevando a cabo en el Colorado Woman’s College de Denver.
Culturas ancestrales de todo el planeta conservan tradiciones acerca del papel de los árboles y el bosque como bibliotecas de conocimiento en las cuales los seres humanos podemos elevar nuestra consciencia.
Uno de los experimentos más espectaculares de la señora Retallack fue colocar en dos cámaras insonorizadas y con cámaras de filmación con sendas plantas. Una de las cámaras, la radio estaba sintonizada a una emisora de rock local, y en la otra la la emisora escogida emitía música relajante "middle-of-the-road". Sendas cámaras con sus respectivas plantas fueron sometidas tan solo a tres horas de música al día. En el quinto día, empezó a notar cambios drásticos. En la cámara con la música suave, las plantas estaban creciendo sanamente y sus tallos se inclinaban hacia el aparato de la radio! En la cámara que se escuchaba el rock and roll, la mitad de las plantas tenían hojas pequeñas y mientras algunos tallos habían crecido escasamente, otros se atrofiaron. Después de dos semanas, las plantas en la cámara con música relajante tenían el follaje uniforme en tamaño, exuberante y verde, y se inclinaban entre 15 y 20 grados hacia la ubicación del aparato de radio. Las plantas en la cámara donde se escuchaba rock and roll habían crecido muy alto y estaban alicaídas, las flores se habían marchitado y los tallos se apartaban de la radio. En el día decimosexto, casi todas las plantas de la cámara de rock and roll estaban moribundas. En la otra cámara, las plantas que habían escuchado música relajante lucían un verde vivo y crecían en abundancia. Desconocemos que es lo que hace que las plantas tiendan a crecer o morir según la frecuencia de una determinada música y porqué se inclinan hacia una fuente de música que las mantiene vigorosas. Los experimentos de la Dr. Retallack son realmente reveladores y sus trabajos posteriormente se aplicaron a la “música ambiental” en centros de trabajo y otros espacios colectivos.
Escuchando la música de las plantas
En 1976, pocos años después de esta experimentación, investigadores de la comunidad espiritual Damanhur iniciaron un estudio particular colocando sensores eléctricos en las plantas y transformarlos en música. En pocas palabras, utilizaban la expresión bioeléctrica de las plantas para traducirla a música. La técnica era pues transmitir las emisiones eléctricas de las plantas a un instrumento MIDI (Musical Instrument Digital Interface), un dispositivo electrónico (ver wiki) que transforma señales eléctricas en anotaciones instrumentales. De este modo, los biorritmos de los árboles y las plantas se convertían en una actuación musical. Gracias a esta tecnología se convierte en música en tiempo real las variaciones en las plantas de factores ambientales. Entre los estímulos que afectan a las plantas hay la proximidad de los seres humanos, la temperatura, la humedad, la audición musical, etc.
La base tecnológica para captar esta biosensibilidad de las plantas es una variante del circuito electrónico conocida como puente de Wheatstone –un circuito inicialmente descrito en 1833 por Samuel Hunter Christie (1784-1865), aunque se debe a Charles Wheatestone quien le dio muchos usos cuando lo empleó en 1843–, el cual se utiliza para medir resistencias desconocidas mediante el equilibrio de los brazos del puente. El puente lo forman cuatro resistencias que constituyen un circuito cerrado. El sensor usado para captar las variaciones eléctricas en las plantas cuenta con tres resistencias fijas y una variable. De este modo, se mide el diferencial eléctrico entre las hojas y las raíces de la planta. Estas diferencias pueden ser traducidas a una variedad de efectos, incluyendo la música, encender luces, movimiento y otros. En el caso que nos ocupa, al concetarse con un equipo MIDI se traduce a instrumentación musical.
Para conseguir la música de las plantas, el equipo MIDI traduce las variaciones eléctricas y convierte los potenciales eléctricos en sonidos instrumentales. A partir de esta conversión podemos oír lo que llamamos (aunque no sea apropiadamente) la música de las plantas y que como decíamos, en la comunidad espiritual italiana Damanhur, se viene experimentando desde 1976 la cual a su vez comercializa el llamado dispositivo U1. Com este dispositivo cualquiera pueda experimentar con el sonido musical de las plantas.
El aparato MIDI preparado para traducir en música la sensibilidad eléctrica de las plantas.
Gracias a este dispositivo, algunos artistas han preparado grabaciones de la “música de las plantas”. Otros ven en esta "música" un potencial para la sanación. Aunque el interés para la investigación científica sobre este tema es crucial, la principal aplicación por el momento ha sido la creatividad artística que es quien ha despertado el interés popular por la música de las plantas. Escuchar la melodía de las plantas es una alegría para nuestra esencia humana y algunos proyectos artísticos han trabajado en esta línea. A modo de ejemplo, el reciente Bio-Symphony: Music of the Plants de Oliver Jennings.
Exhibición de Bio-Symphony: Music of the Plants con Oliver Jennings en 2014 en el Chelsea Flower Show.
Sensibilidad musical
De alguna manera, esta interacción con las plantas muestra que es también una posible forma para aprender a comunicarse con ellas. La dilatada experimentación nos muestra que las plantas tienen las variaciones más sensibles cuando se encuentran cerca de una persona que se preocupa por ellas, cuando se las riega, cuando se les habla, o se interactúa con ellas haciéndoles escuchar música, etc. La cuestión es que hoy podemos ser conscientes de la habilidad innata presente en la naturaleza para comunicarnos entre todos los seres vivos (humanos incluidos). La tecnología MIDI aplicada a escuchar esta forma de variaciones “eléctricas” en las plantas nos abre un mundo de posibilidades .
La certeza científica de que las plantas disponen de un lenguaje propio basado sobretodo en moléculas químicas es incuestionable. Otra cuestión es comprender este lenguaje e interactuar con él. Por el momento, podemos convertir estas variaciones basadas en el potencial eléctrico entre las hojas y raíces de las plantas para traducirlas a música y acercarnos más a un “lenguaje” común. De la misma experimentación con la “música de las plantas” se ha constatado que las plantas poseen la capacidad de disfrutar aprendiendo a utilizar la armonía musical y también hacer su propia música a medida que escuchan la propia. Seguro que en el futuro los conciertos vegetales no serán nada raros.
Las plantas son inteligentes y se comunican entre ellas y con el resto de los seres vivos. Acercarnos a la expresividad de las plantas nos ayuda a conseguir más armonía en nuestras vidas. Cada vez son más los grupos de trabajo e información disponible sobre el papel sanador de los árboles y los beneficios de los baños de bosque. Estamos en los albores pues de redescubrir nuestra olvidada historia de amor entre las plantas y los seres humanos y la tecnología nos permite acercarnos a la misma, especialmente como medio común de expresión artística y de sanación.
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Artículo elaborado por la redacción de terra.org. Imágenes de The Music of the Plants.