Los coches son feos

En el 2015 se vendieron en España 2,7 millones de automóviles. Para el 2016 se espera alcanzar la cifra de 3 millones.  Este sector, según su patronal ANFAC, facturó en 2015, la cifra de 60.855 millones de euros, un 18,3% más que en 2014. Pero si sumamos los movimientos económicos de la industria auxiliar de componentes entre todos suponen el 8,7% del PIB español.

La soledad de la abundancia se quebrantará cuando los usuarios rompan la servidumbre al transporte supereficiente. La liberación de la abundancia se hará cuando rompan los circuitos veloces extendiendo el territorio, ahora rodeado por éstos, tomando de nuevo posesión de la tierra con sus pies (Ivan Illich). Foto: Fundación Tierra.

El sector emplea a dos millones de personas, lo cual corresponde al 9% de la población activa en España y es el sector con un índice más alto en contratos indefinidos, el 83%. Esto da una idea de la importancia que tiene la venta de automóviles, aunque sean los causantes de un buen número de problemas ambientales, especialmente en la degradación de la calidad del aire urbano que respira el 70 % de la humanidad.

Secretos desvelados
Para mantener estas tendencias de mercado la industria automovilística trabaja sobre dos conceptos de marketing. En primer lugar toda la publicidad de los automóviles está diseñada para que veamos el coche como un apéndice de nuestra identidad. Esta industria ha sido pionera en aplicar modelos basados en los patrones de conducta de los doce arquetipos que son universales y están presentes en toda la humanidad, más allá del sexo, cultura, edad o religión, ya que pertenecen a la psique humana. Gracias a estos arquetipos se vincula la psique de las personas con historias. De ahí que en la publicidad de los automóviles actualmente no se muestran tanto las características del vehículo sino historias concretas.

Una muestra de diferentes formas de publicitar automóviles, todas ellas de diferentes épocas. Veamos como en la de la izquierda la empresa automovilística se lava claramente la imagen como imprescindible para la protección de una especie protegida.

En segundo lugar se ha creado una estética funcional para que sin ser desagradable tampoco cree apego. En esto todas las empresas participan del mismo principio excepto las que fabrican sólo vehiculos de gama alta (Ferrari y similares) las cuales si convierten la estética en un objeto de apego. La estética que no cree apego es otro fundamento para el gran número de ventas puesto que cuando el vehículo funciona mal nos desharemos del mismo sin problemas. El sacrificio de la estética para evitar el apego se ha compensado con el confort de forma que cuando estemos en su interior, tengamos la sensación de incluso estar mejor que en casa. Conectividad, sonido, climatización, ruido, facilidad de manejo, etc. son sólo complementos en un vehículo, pero son los que conforman la imagen de la marca.

Un ejemplo de estética relevante en este caso de un "coche" ecológico, el roadster creado por Tesla Motors en 2009 propulsado con tracción eléctrica y capaz de alcanzar los 200 kmh. Foto: Tesla Motors.

La clave pues en el incremento de las ventas está bajo esta estrategia de una estética funcional que no cree apego emocional. De ahí que incluso las marcas competidoras lleguen a compartir “modelos”, con la misma carrocería y que diferencian por la estética interior, los complementos y sobretodo por la “visión” que gracias a la publicidad se ha establecido en cada marca.

Tres coches iguales pero de tres marcas diferentes. El consumidor escoge claramente por la confianza que le da la "marca", pero en realidad los tres son iguales excepto en detalles interiores.

La industria automovilística incialmente era guiada por la innovación. Pero está claro que actualmente lo que manda es distinguirse en el confort del espacio interior o habitable. Basta con una mirada retrospectiva de los modelos producidos antes de 1960 para darse de cuenta de ello.  Lejos queda la publicidad basada en la fiabilidad mecánica (su belleza es su mecánica), puesto que esta no se discute. Así que la clave está en sorprender al posible cliente pero sobre todo en crear marca, lo que se llama el brandering.

Ejemplos de estética e innovación en cuatro modelos: el Traction Avant, singular, equilibrado y aerodinámico, supuso una auténtica revolución en 1934 cuando se inició su comercialización.El 2 CV nace en 1938 como proyecto con la idea de crear un vehículo destinado a las clases sociales con pocos ingresos del mundo rural, sin embargo, no se inició su fabricación hasta 1948. El DS también apodado el "Tiburón" fabricado entre 1955 yh 1975se convirtió en el coche del gobierno francés durante años, un coche pensado para disponer de un vehículo de visión futurista. Finalmente, el Citroën C4 Cactus se comercializa en 2014 y rompe con los códigos establecidos y se distingue por su diseño, que conjuga lo práctico con lo estético.

La estética funcional que se aplica actualmente en el diseño de automóviles de consumo (utilitarios, sedan, 4x4, etc) pretende pues crear una sensación efímera respecto a las líneas de belleza que todavía sorprenden y que se aplican a los concept cars, deportivos o vehículos exclusivos.  La garantía en la funcionalidad se fundamenta en que lo más importante no está a la vista, ni es lo que mueve el vehículo.

La durabilidad, obsolescencia programada
La edad media de los 27 millones de vehículos que circulan por España se sitúa en los 11,6 años, pero en otros países europeos no llega a los 7 años (ni que decir de todos modos que hay vehículos con más de 20 años que siguen funcionando perfectamente, aunque todo depende también del kilometraje anual recorrido). La patronal del sector argumenta que para ser competitivo el sector un coche debería renovarse a los 5 años. De hecho muchas marcas han incrementado la “garantía” hasta los 3-5 años con lo cual fuerzan a que el comprador tenga la impresión que a partir de este momento es mejor cambiarlo o no esperar mucho más. En el mundo de las empresas, el lessing de automóviles se sitúa en tres años de media.

Maletín de comprobación de los sistemas electrónicos que han inundado la mecánica del automóvil para que sea compleja y pueda dotarse de obsolescencia programada. Foto Wikimedia.

La implantación masiva de sistemas electrónicos controlando todas las funciones de un automóvil (no sólo las complementarias), sino las mecánicas (inyección, frenado, refrigeración, etc.), dificulta la reparación y por tanto la sustitución de componentes. La complejidad de la electrónica montada en el automóvil actual convierte a los talleres mecánicos en simples autómatas de las máquinas de comprobación que suministran las propias marcas. En definitiva, obsolescencia y tecnología propietaria impiden alargar la durabilidad.

Esclavos del petróleo
No debemos olvidar que la industria automovilística no es más que el peón de la todopoderosa industria petrolera. Detrás del automóvil están los intereses de las grandes corporaciones energéticas y los gobiernos afines, que al fin y al cabo obtienen de la venta de carburante un porcentaje superior al 55 %  del precio final en forma de impuestos. Así que vender automóviles como decíamos al principio es un motor económico, pero también de beneficios suficientes para mantener las grandes corporaciones y a todos los implicados en la cadena, desde los vendedores hasta los gobiernos.

Mientras el norteamericano consagra a la circulación una cuarta parte del tiempo social disponible, en las sociedades no motorizadas se destina a este fin entre el 3 y 8 por ciento del tiempo social. Lo que diferencia la circulación en un país rico y en un país pobre no es una mayor eficacia, sino la obligación de consumir en dosis altas las energías condicionadas por la industria del transporte. (Ivann Illich, Energía y equidad). Foto: Documental Bikes versus Cars.
 

La mayor parte de los automóviles de gama media y baja actuales del mercado son de una estética poco apreciada por sus propietarios como argumentan algunos estudios del sector. Pero en contra partida, la mayoría están de acuerdo en el gran confort y seguridad de sus vehículos y sobretodo las inversiones en infraestructuras (autopistas, autovías, carreteras acondicionadas, etc.) que incrementan su valor operativo. La cuestión clave es que un automóvil, aunque nos refuerce determinados estímulos psicológicos, no nos cree apego. Debemos poderlo sustituir por otro si es igual de cómodo y fiable con facilidad. Otras cuestiones como el menor gasto en combustible, bajo mantenimiento, etc. son valoradas como menos importantes. De hecho, sólo un 4 % de los compradores  en la Unión Europea elige la compra de un vehículo por su clasificación de eficiencia energética como primer criterio.

Reducir el número de automóviles

El automóvil es el medio de transporte que más energía consume por persona transportada y kilómetro recorrido, es el causante de series problemas de salud de las personas por causa de la contaminación del aire y el ruido en las ciudades. El coche privado ocupa más de un 25 del espacio urbanizado y permanece inmóvil el 90 % del tiempo y es una máquina de matar y herir gravemente personas y robar centenares de horas en atascos.

Para reducir los efectos del cambio climático, la insalubridad del aire en las ciudades,  y en general evitar el colapso ecológico por agotamiento de recursos estratégicos exigirá reducir el número de automóviles planetarios. Para ello hay que promover una nueva visión del automóvil que supere la "personalidad" por su pura funcionalidad.

La industria del automóvil siempre ha querido seducir con la estética cuando pretende construir vehículos exclusivos. Foto: Aptera

De hecho gracias a las redes cada vez hay más modos para compartir el coche. La industria del automóvil debe abandonar la estrategia de vender unidades a toda costa. El vehículo eléctrico como futuro es otro espejismo que pone de manifiesto que el modelo socioeconómico ligado al automóvil particular actual se está agotando, aunque vuelva la estrategia de promover la estética.

Los coches utilitarios modernos son feos para que los compremos sin parar. Ivann Illich ya nos lo recordaba en los años sesenta, cuando la estética de los mismos empezaba a ser "retro". "Lo que ahora amenaza tanto a los países ricos como a los países pobres es precisamente lo contrario. Más que los jeques árabes y más que las compañias petroleras internacionales, es la crisis energética recientemente "descubierta" la que aventaja a las clases gobernantes y a sus lacayos profesionales. En lugar de identificar el mínimo de carburante necesario para la mayor movilidad personal, ellos tratan de obligarnos a consumir el máximo de medios de transporte que se puede hacer funcionar con el carburante disponible. Los ecólogos tienen razón al afirmar que toda energía no metabólica es contaminante: es necesario ahora que los políticos reconozcan que la energía física, pasado cierto límite, se hace inevitablemente corrupta del ambiente social.".Aplicarse en ecología práctica en el ámbito de la movilidad es imprescindible. Las ciudades deben acabar con la tiranía del coche, que no es más que la expresión de nuestra inconsciencia colectiva.

Artículo elaborado por la redacción de terra.org.

Modificado
09/02/2017

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