Julio, 2008.- Una dolencia misteriosa de las abejas amenaza a una industria billonaria y a una fuente esencial para la nutrición. Durante 3.000 años, los granjeros de la provincia de Sichuan, en China, polinizaban sus árboles frutales de forma tradicional: dejaban que las abejas lo hicieran. Las flores producen el néctar que atrae a las abejas, que transfieren sin querer los granos pegajosos del polen de una flor a otra, fertilizándolas para que den fruta. Cuando China expandió rápidamente sus huertos de pera en los años 80, intensificó el uso de pesticidas, y este sistema histórico de polinización comenzó a enredarse. En la actualidad, durante la primavera, los perales blancos como la nieve florecen cubriendo las colinas chinas, pero no hay abejas para diseminar el polen. En su lugar, miles de aldeanos suben a los árboles, polinizando a mano las flores, sumergiendo "palitos de polinización” - pinceles hechos de plumas de pollos y de filtros de cigarrillos - en botellas de plástico con polen, para después tocar una por una los millones de flores.
Un misterioso síndrome
El empleo en China de "abejas humanas" es solamente una de las muchas muestras preocupantes de una crisis agrícola en marcha. Por todo el mundo, las abejas han estado muriendo de un síndrome misterioso llamado síndrome del despoblamiento de la colmena o desorden del derrumbamiento de la colonia (CCD por sus siglas en inglés). Los apicultores de EE.UU. perdieron el 35 por ciento de sus colmenas este invierno, después de perder el 30 por ciento el año pasado. Pérdidas similares, pero que han sido menos publicitadas, han ocurrido en países tan lejanos entre ellos como Canadá, Brasil, India y China, así como en Europa. Un estudio reciente de las poblaciones de abeja salvaje en Bélgica y Francia encontró que el 25 por ciento de especies ha disminuido en los últimos 30 años. Varias especies de abejorros comunes en los Estados Unidos también han desaparecido muy recientemente, en 1990. En Gran Bretaña, la asociación británica de apicultores ha advertido que las abejas podrían desaparecer enteramente de la isla antes del 2018, junto con 165 millones de libras esterlinas en manzanas, peras, canola y otras cosechas que necesitan la polinización.
La amenaza es amplia y extensa. La mayoría de las cosechas - 87 de las 115 más importantes del mundo - requieren de polinización para desarrollar las frutas, frutos secos y las semillas, señala la agroecologista Alexandra-Maria Klein, de la universidad alemana de Göttingen. Esas cosechas explican cerca de 1 billón de US$ de los aproximadamente 3 billones de US$ en ventas anuales del producto agrícola por todo el mundo. También proporcionan el 35 por ciento de las calorías consumidas por los seres humanos cada año, y la mayor parte de las vitaminas, los minerales y los antioxidantes. Cada arándano, cereza, manzana, pomelo, aguacate, calabaza, pepino, nuez de macadamia y almendra depende de la contribución de una abeja para su existencia. Incluso cosechas tales como la lechuga y el brócoli necesitan la polinización del insecto para producir la semilla para el año siguiente.
El origen del síndrome del despoblamiento de la colonia
El desorden del derrumbamiento de la colonia se caracteriza por el desplome repentino de una colmena en plenas facultades en cuestión de semanas, los adultos abandonan la colmena y no regresan hasta que la colmena está desierta. "Encontré colonias que simplemente dejaban de vivir", dice Borje Svensson, apicultor sueco, "habían dejado de vivir sin ofrecer ninguna señal de lucha". Nadie sabe qué lo causa, pero las teorías abundan. Investigadores de EE.UU. creen que una enfermedad previamente poco conocida llamada virus agudo de la parálisis israelí está implicada, mientras que investigadores españoles sospechan de un hongo llamado Nosema. Cuando Francia perdió un tercio de sus abejas en los años 90, los apicultores culparon al Imidacloprid, un nuevo pesticida que había sido utilizado en la cosecha del girasol, una de las favoritas de las abejas. Francia prohibió el uso del Imidacloprid en los girasoles en 1999 y amplió la prohibición a otras cosechas en 2004, pero sus abejas no se han recuperado. A pesar de estas evidencias ambiguas, muchos apicultores en todo el mundo continúan culpando al pesticida superventas Imidacloprid - el más vendido del mundo, con ventas anuales de casi 860 millones de US$. Otros han señalado con dedo acusador a malhechores que se extendían desde los teléfonos celulares a las cosechas modificadas genéticamente, con pocas evidencias. La teoría principal es que el derrumbamiento de la colonia es causado por una combinación de virus, de pesticidas, del ácaro parásito de varroa, de la sequía y de la tensión acumulada por las colonias comerciales; trabajo excesivo y pobre nutrición.
Abejas en el negocio agrícola
El culpable final es el cambio a la agricultura a gran escala. Cuando la mayoría de las granjas eran pequeños asuntos de familia, las repartidoras de polen venían de yermos próximos. Pero el crecimiento de granjas industriales masivas ha puesto la mayoría de las cosechas fuera del alcance de los insectos salvajes. Los granjeros necesitan suministrar de forma artificial una gran cantidad de abejas para polinizar sus campos en primavera. La abeja europea es la única polinizadora que rinde cuentas: adaptada a la vida en densidad en los huecos de los árboles, llena naturalmente las colmenas artificiales de madera, convirtiéndola en la única abeja que vive en prácticas cajas para 50.000 abejas que se puedan acarrear de cosecha en cosecha. Los insectos salvajes tales como abejorros y moscas tropicales, todavía son responsables del 15 por ciento de la polinización, incluyendo cosechas como el cacao (chocolate). Con todo, estos insectos salvajes están disminuyendo en el mundo debido a la pérdida de hábitats y al uso creciente de pesticidas. Hoy en día, los granjeros de todo el mundo confían casi totalmente en la abeja europea, una de las 20.000 especies de abejas. Muchos apicultores hacen ahora más dinero de los honorarios de la polinización que de la producción de la miel.
Alquiler de colmenas
La carencia de abejas ha alcanzado proporciones de crisis en el valle central de California. Las almendras, durante años la cosecha más provechosa del estado, amplió su área cultivada desde más de 222.000 hectáreas en 2005 a 249.000 en 2007, y se espera que alcance cerca de las 325.000 hectáreas antes de 2010. Estas plantaciones de alta densidad requieren más de dos colmenas por cada 4.000 metros cuadrados, lo que significa que una cosecha récord de almendras pronto exigirá casi 2 millones de colmenas de abejas. Esto es tantas abejas como actualmente existen en los Estados Unidos enteros, pero apenas un tercio de lo que existió hace 60 años.
Pagar por las abejas ha socavado los beneficios de los productores de la almendra. Joe Traynor, un "broker de la polinización” que empareja a los cultivadores de almendra que necesitan abejas con los apicultores que buscan alquilar sus colmenas en el Central Valley, ha visto el coste de polinización elevarse durante estos últimos años. "Cuando comencé en 1960, el precio de los alquileres de la abeja era de US$3 por colmena. En 2004 era US$60 por colmena. Este año fue de US$160 a US$180 por colmena." Esos precios a la carrera han hecho que los costes de polinización asciendan al 20 por ciento del presupuesto anual de un cultivador de almendra de California -más que el fertilizante, el agua o incluso el coste del trabajo. En 2008, por primera vez, el precio de las almendras descendió por debajo del coste de producción. “Están realmente atrapados en medio”, dice Traynor, "y van a pasar cada vez más y más apuros".
El hecho de que las cosechas sean ahora cuestiones globales, hace que sus precios estén fijados por el mercado mundial; los granjeros no pueden traspasar fácilmente los aumentos del coste de producción a los consumidores. En lugar de eso, a medida que sus beneficios desaparecen, salen del negocio o cambian a cosechas más rentables. La hora de la verdad puede llegar pronto para las almendras y para muchas otras cosechas dependientes de las abejas. Según Bernard Vaissière -un especialista de la polinización del Instituto Nacional Francés para la Investigación Agrícola-, ni tan siquiera sabemos si actualmente experimentamos reducción de producciones debido a una subóptima polinización, porque no hay una anterior línea de base sobre la que medirlo. "La polinización del insecto se ha pasado por alto totalmente como factor de producción en Europa hasta muy recientemente", dice el investigador. "Las polinizadoras fueron tomadas como algo garantizado, como el aire y la luz. Si hay una pérdida de la producción, el déficit será atribuido a todo menos a la polinización. Pero ha habido un aumento claro en los costes del alquiler para polinización en muchas partes de Francia". Los precios de muchas de las cosechas principales polinizadas por insectos se han elevado estos últimos años. Los granjeros consiguen polinizar sus cosechas, pero a mayor coste.
Ayudas gubernamentales
Los gobiernos han hecho poco para solucionar el problema. En junio de 2007, la cámara de representantes de EE.UU. elevó una audiencia de emergencia sobre el estado de los polinizadores en Norteamérica y asignó 5 millones de US$ a la investigación sobre la abeja en el subsiguiente proyecto de ley agrícola, pero la financiación fue recortada un año más tarde. El mes pasado, el Ministerio de Agricultura de los EE.UU. puso 4 millones de US$ a disposición de un consorcio de universidades para investigación. El 22 de abril, haciendo una llamada al gobierno británico para proporcionar 8 millones de £ destinados a financiación de emergencia, el presidente de la asociación británica de los apicultores, Tim Lovett, dijo: "El CCD todavía no ha cruzado el canal de Europa, pero estamos instando al gobierno a tener en cuenta que necesita estar preparado por si esto sucede. ¿Querría el gobierno que la nación se quedara sin miel en su tostada, no tener fresas de cosecha propia para ir con nata, e incluso poner en riesgo su propia cruzada para que la población coma cinco raciones de fruta y verdura fresca?". Jeff Rooker, ministro británico de alimentos y cultivos, ha respondido que el gobierno no dispone de los fondos para ayudar.
Esto deja a los apicultores solos luchando para mantener las frutas y las verduras en el mundo. "No podemos soportar otro insecto o virus o parásito", dice Mark Brady, presidente de la Asociación Americana de productores de miel. "Actualmente, la industria es como el cristal. Es igual de frágil. Un resbalón y quedará hecha añicos".
Traducción íntegra del artículo de Rowan Jacobsen aparecido en la revista Newsweek, edición del 23 de junio de 2008. El libro de Jacobsen “Fruitless Fall: The Collapse of the Honeybee and the Coming Agricultural Crisis” fue publicado por Bloomsbury en otoño del año 2008 en EEUU. www.newsweek.com