Más de 100 millones de litros de bebidas se envasan a diario en Europa en cartones para bebidas. Eso significa que al año se producen nada menos que 36.000 millones de cartones de bebidas, compuestos en un 75-80 % de papel y el resto de un polilaminado de finas películas de aluminio y polietileno que en total pesan entre 25 y 28 g cada uno.
Al año consumimos sólo para estos envases algo así como un millón de toneladas de pasta de papel. Para fabricar todos estos envases se precisan 2,7 millones de árboles de 1m3 (un árbol de 1m3 que tiene un diámetro aproximado de 40 a 50 cm proporciona pasta de papel suficiente para fabricar 13.300 envases de litro, aunque en realidad la mayor parte de las fibras se obtienen de pequeños árboles de menos de 20 cm de diámetro o ramas que no se pueden emplear como madera aserrada). En España se consumieron en el año 2004 unos 136 cartones de bebidas por habitante, lo que sumó las 5.885 millones de unidades vendidas. La tasa de reciclado fue del 31 % (39.000 toneladas).
Bala de cartones de bebidas para su reciclaje.
Suponiendo que la madera para los envases de cartón de bebidas tuviera que proceder de árboles que aportaran 1 m3 de madera, esto equivaldría a unos doscientos árboles de estas medidas. Así pues, siguiendo con este bosque de referencia, se tendrían que talar algo así como 13.500 hectáreas de bosque, que para que nos hagamos una idea equivale a la superficie de 135 km2, una décima parte de la provincial de Córdoba. En cualquier caso, esta cantidad de árbol talado es mínima y, sobre todo, puede ser replantada. El problema es que el reciclaje de los cartones de bebidas es todavía bajo y mucha gente sigue pensando que por ser un polilaminado no puede reciclarse. Recordemos que entre el 20 y el 25 % son materiales no renovables, como el plástico y el aluminio. De ahí la importancia de su reciclaje.
Las ventajas comerciales de un cartón de bebida
El motivo del éxito comercial del cartón para su uso como envase para líquidos es que se trata de un producto robusto, resistente a los golpes y que protege a los productos delicados contra el aire, las bacterias y la luz. Todo ello le convierte en un envase aséptico que conserva los alimentos líquidos a temperatura ambiente. Su escaso peso (apenas un 3 % sobre el peso del contenido) y su forma hacen que el transporte sea muy eficiente. En su contra tiene que se trata de un tipo de envase limitado a determinadas bebidas y que está controlado por tan solo dos empresas en todo el mundo.
El problema de ser un envase de un solo uso
Los cartones para bebidas son envases de un solo uso. Cuando se vacían se convierten en residuos que deben ser gestionados. La Unión Europea admite tres métodos de gestión de Residuos Sólidos Urbanos: el reciclado o recuperación de las materias primas que los componen, la reincorporación material (se convierten en otro tipo de producto) y su eliminación, ya sea con la valorización energética (incinerándolos) o depositándolos en el vertedero. El cartón para bebidas se adapta a todos ellos. Lamentablemente, la mayor parte de los cartones de bebidas terminan en la fracción de rechazo. Según las previsiones para el año 2009, en Europa se recogerán selectivamente un volumen de cartones de bebidas de algo más de un 30 % del total, es decir, unas 345.000 toneladas. Su alto valor energético (por ser mayoritariamente compuestos de papel y plástico) es equivalente al 50 % del poder calorífico del petróleo, lo cual les convierte, lamentablemente, en un producto muy atractivo para las incineradoras de residuos urbanos.
Los cartones de bebidas pueden ser depositados en los contenedores para envases de color amarillo.
Facilidad para su reciclaje
Se calcula que los cartones para bebidas usados para el consumo de leche de una persona durante todo un año (>100 litros), bien plegados, caben holgadamente en un cubo de cocina. En realidad, su peso y su volumen compactado son muy pequeños y si además se lavan previamente se pueden almacenar en casa sin que causen mal olor alguno. Esto permite no tener que ir al contenedor de envases (el amarillo) a diario.
Las soluciones para reciclar los envases tetrabrik han evolucionado en los últimos tiempos. Este envase multicapa ha dejado de ser un residuo para convertirse en una fuente de materias primas para fabricar otros productos. Lógicamente, sigue siendo un envase de un solo uso, pero sus valiosos componentes pueden continuar siendo útiles una vez vaciados. El reto principal es recuperar el papel (algo que se hace desde hace años) y extraer el aluminio sin oxidar, a la vez que aprovechar el polietileno como combustible.
Sistemas de reciclaje del tetrabrik
• Reciclaje del papel. El papel representa entre un 75 y 80 % del peso de un envase de cartón. La calidad de la fibra celulósica con la que se fabrican estos envases es muy alta, para garantizar su resistencia. La extracción de estos casi 20 g de papel de un cartón aséptico se realiza mediante un proceso muy simple que sólo requiere agua y la energía para mover el llamado hidropulper o triturador, entre quince minutos y una hora. Bajo el efecto del agua, el aluminio y el plástico quedan separados de la fibra celulosa. El éxito de este proceso radica en separar perfectamente la fibra celulósica del plástico y del polietileno. Estos dos últimos componentes suelen emplearse para recuperar energía en cementeras. Las fibras recuperadas de los tetrabrik se están empleando en diferentes países para producir productos diversos. Así, por ejemplo, en Noruega fabrican hueveras, mientras que en Alemania se produce papel de cocina. En España se repulpa para bolsas de compra y sacos industriales.
Envases de tetrabrik recogidos en un manojo para ser depositados en el contenedor amarillo.
• Reciclaje del plástico y del aluminio. Existen productos plásticos que incorporan los restos no celulósicos del envase tetrabrik. Por extrusión se obtienen perfiles de material reciclado que pueden ser usados como materia prima substitutiva empleada en la fabricación de muebles, especialmente para exteriores, y como perfilería para construir estructuras para el aire libre, dado que se trata de un producto de larga duración al que no hay que pintar ni barnizar.
• Materia prima de postcosumo del cartón de bebidas. Es una forma original del reciclado de este tipo de envases, pero no la más idónea. Se trata de obtener una materia prima de postconsumo a base de la trituración de envases tetrabrik, la cual permite obtener un granulado que al ser calentado y aplastado con una prensa provoca que el polietileno se funda y una todos los componentes, como si de una cola se tratara, para conformar tableros. Al extender estre triturado sobre una plancha se obtiene una placa de un producto compacto y comparable a los aglomerados de madera. La ventaja de este producto obtenido del reciclado de envases de cartón es que, a diferencia de los aglomerados convencionales, no es necesario que incorpore productos tóxicos tales como el formaldehido. Este tipo de aglomerados reciben nombres distintos según el país que los fabrique. En Europa se comercializa bajo la denominación de Tectan. Este producto se fabrica exclusivamente de restos de fábrica, para evitar los problemas derivados de la humedad que contienen los envases usados. Con estos aglomerados se pueden fabricar muebles, revestimientos, etc.
• Hacia el reciclaje integral de los cartones de bebida.Desde hace años, algunas empresas han dedicado un gran esfuerzo de I+D para poner en marcha una planta de valorización integral de los cartones de bebidas. El sistema se basa en gasificar el polietileno, de modo que éste pueda utilizarse como combustible posteriormente, y que tanto el papel como el aluminio puro del envase puedan ser reintroducidos como materias primas: celulosa y aluminio. Una de estas plantas se prevé que esté en pleno funcionamiento en España a mediados del año 2010.
Distribución de las plantas de reciclaje por capacidad existentes en Europa.
Un problema de conciencia
El reciclado de envases de cartón depende en gran parte de la conciencide las personas, facilitando que una vez usados sean depositados en los contenedores de envases (amarillos). Demasiada gente todavía cree que los cartones de bebida tipo tetrabrik, por ser un envase multicapa, no se pueden reciclar. Esta idea, lanzada por determinados grupos ecologistas, sigue todavía anclada en el imaginario de muchas personas. Sin embargo, la Ley de Envases y Residuos de Envases de 1998 impuso que existieran medios para reciclar los envases. En el caso de los envases ligeros (entre los cuales se incluyen los cartones de bebidas) los medios están, pero la tasa de reciclado es baja. Sin embargo, hay capacidad de reciclaje para unas 300.000 toneladas en toda Europa y en España es de las más altas de todas, con 90.000 toneladas (se recuperan sólo 60.000 toneladas).
Hidropulper extrayendo la celulosa del papel usado en una planta papelera moderna.
La pereza y las excusas de que los cartones de bebidas pueden oler (porque no dedicamos un rato a lavarlos antes de compactarlos) son algunas de las causas que no animan a participar en su reciclaje. Mientras que el vidrio está asociado como un material 100 % reciclable, los bricks no. Por lo tanto, el reto es incentivar al consumidor para que separe los envases de tetrabrik y NO los tire al cubo de la basura. La realidad es que el tetrabrik es un envase común en nuestros residuos (cerca de un 0,7% del peso de las basuras) y que, si no se recoge, estamos tirando inútilmente 27 gramos de materias primas.
Cartoncillo saliendo de la máquina de papel después de haber reciclado los envases de cartones de bebidas.
Sin duda, se trata de un envase no retornable que aumenta los residuos domésticos. Como ciudadanos, simplemente nos toca ser responsables con nuestros actos y saber valorar qué productos con envases de un solo uso adquirimos (vidrio, metal y papel). Cuando adquirimos un producto envasado en cartones de bebidas, debemos considerar que tenemos en nuestras manos la posibilidad de reciclar sus materias primas o de tirar el subproducto que puede llegar a ser.
La recogida selectiva de envases con el sistema de contenedores amarillos es el método escogido para aplicar la Ley de Envases y Residuos de Envases de 1998, a través del llamado punto verde, impuesto añadido a todos los envases para que pueda financiarse el sobrecoste de recogerlos selectivamente. El sistema general previsto por la Ley era el de depósito, es decir, avanzar una cantidad de dinero que es devuelto al retornar el envase vacío. Todos los envases de usar y tirar podrían estar sujetos a un sistema de depósito, para que la devolución llegase nuevamente al fabricante. De esta manera se hubieran conseguido más rápidamente los objetivos de recogida selectiva marcados por la legislación y hubiera sido menos gravoso para el consumidor.