Regálate en lugar de regalar
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Aunque
no todo el mundo crea en el sentido religioso de las fiestas de
Navidad, la celebración de la llegada del invierno y el cambio de año
se han convertido en una ocasión que propicia el intercambio de regalos
entre las personas más próximas deseando felicidad y buena suerte para
el nuevo año.
La presión de la publicidad en estas fechas hace casi inevitable salir
de compras y dejarse llevar por la atracción de los productos. Esta
manera de consumir es poco reflexiva y acaba generando regalos bastante
inútiles, y además, este consumo desmesurado viene agravado por la
cantidad excesiva de embalajes y envoltorios de los productos finales.
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¿Hace falta comprar?
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Cuántas
veces nos ha asaltado la duda de qué regalar cuando la persona ya tiene
de todo. Sin embargo, se acaban comprando objetos que en realidad no
sirven para nada. Además existe el riesgo que no gusten al
destinatario. La acumulación no permite valorar lo que se tiene.
Podemos considerar hacer un regalo que suponga un mayor esfuerzo
económico pero que sea de calidad, útil y de larga duración. También
puede ser un regalo la colaboración personal o el apoyo en algún
problema personal, técnico… Se trata de darse, no de dar. Comprar
cualquier cosa es una solución fácil, un trámite a pasar que pone
precio a la persona, pero darse a uno mismo implica entrega,
generosidad y compromiso hacia el otro.
Podemos ofrecernos de varias maneras; una de ellas es aprovechar las
capacidades manuales y artísticas propias que han fascinado a la
persona en cuestión. Entonces, el regalo se convierte en algo único y
personal.
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Una compra reflexiva
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Es
necesario ponerse en el lugar del otro e intentar pensar qué es lo que
le gusta, qué aficiones tiene, qué puede necesitar. Al hacer un regalo
ponemos a prueba el conocimiento que tenemos de la otra persona y qué
puede desear. Un regalo debe tener sentido y ser útil, aunque también
hay que considerar otros aspectos. Por ejemplo, puede ser muy
interesante regalar una bicicleta a alguien, pero hay que pensar si
sabe usarla y le gusta, si podrá utilizarla con regularidad, si tiene
espacio para guardarla...
Para comprar justo lo que se necesita es muy conveniente apuntarse en
una lista lo necesario. Compremos en pequeños comercios cercanos a
casa, fomentando la riqueza local y ahorrando en desplazamientos.
Vayamos a pie, en bicicleta o en transporte público, y no olvidemos
llevar bolsas reutilizables o el carrito. Debe pedirse siempre el
tiquet de compra y asegurarse que la tienda acepta devoluciones.
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Un regalo
puede convertirse en un problema cuando no es muy deseado, ocupa mucho
espacio, no se usa demasiado, consume energía (eléctrica, pilas), no
existen recambios, etc. Un regalo no debe ser una carga, debe ser útil,
además de respetuoso con el medio ambiente, y que sea enriquecedor.
Es muy interesante que el producto haya sido diseñado según el concepto
“de la cuna a la cuna”, es decir, que se haya pensado para facilitar la
recuperación de los materiales al final de la vida útil del producto y
de esta forma que no se convierta en basura.
Un regalo de calidad es más duradero, está compuesto de materiales no
tóxicos o peligrosos, ecodiseñado, y con la posibilidad de ser
reparado fácilmente. Puede que sea algo más caro porque las materias
primas deben pasar por los controles de un sistema de calidad que
valore no sólo las cuestiones de seguridad sino también las ambientales.
En
algunas ocasiones no se sabe con certeza qué se puede regalar. Si no
hay manera de consultarlo con alguien más cercano al homenajeado puede
ser una buena idea regalar cultura (entradas para el teatro, para una
exposición, un buen libro, la suscripción a una revista interesante, un
concierto…), una salida de descanso, aventura o cultural según el caso
(a poder ser, de bajo impacto ambiental), o incluso la suscripción a
una ONG.
Otro recurso es el regalo de productos de comercio justo y solidario, o
incluso una cesta de comida biológica, sabrosa, sana y solidaria. En
este caso tenemos la oportunidad de un doble regalo, por un lado a la
persona a la que ofrecemos el producto, y por otro a la familia que ha
podido obtener un precio justo por su esfuerzo en el trabajo. Además se
evitan situaciones de injusticia terceras personas, de explotación
infantil o de mujeres, y se respeta el medio ambiente. Se puede ofrecer
también el acercamiento a les energías renovables, ya sea de forma
práctica o experimental.
Regala imaginación a los niños
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Los
niños son los más bombardeados de información y anuncios sobre juguetes
que distorsionan mucho la realidad. Por eso debemos velar para que los
juegos que ponemos en manos de los más pequeños sean seguros,
estimulantes, adecuados a su edad y, sobretodo, que favorezcan la
cooperación y la creatividad. El juego debe ser un instrumento para
aprender, experimentar, comprender y formar la base de su imaginario y
sus valores. Es por ese motivo que deben descartarse juegos bélicos,
agresivos o sexistas, en favor de juegos de equipo, de construcción,
libres de mecanismos con pilas, de creación, de habilidad…
Menos envoltorio y más afecto
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La
cantidad de embalajes que se acumulan en las calles después de la noche
de Reyes es indecente. Juguetes, móviles y miles de cosas que se venden
dentro de bolsitas, con protecciones de todo tipo probablemente no
recicables. Es habitual el sobreembalaje con papeles y plásticos que se
rompen con precipitación casi sin mirarlos y a los que tampoco se les
da facilita una segunda oportunidad. Hay que desterrar la idea que lo
más envuelto es mejor. Pongamos un poco de creatividad reutilizando
otros materiales, aprovechando papeles de revistas o periódicos. Pero sobretodo deberíamos plantearnos unas fiestas más sostenibles.
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Resumiendo ... |
- Ponte en lugar del otro y valora el regalo más adecuado para el destinatario.
- Un regalo no siempre es material ni debe comprarse.
- Piensa en productos de comercio justo o ecológicos.
- Compra productos, no envoltorios.
- Planifica tu compra; haz una lista, busca
tiendas cercanas y dirígete a pie, en bicicleta o transporte público.
Lleva contigo bolsas reutilizables, una cesta o el carro de comprar.
- Sé original al envolver los regalos; no es necesario utilizar papeles nuevos.
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