El paseo matutino por la finca de la Escuela de Agritectura,
con el sol saliendo de Madrid al fondo y la primera escarcha de la
temporada en mi sendero han sido placer supremo. En el laurel, quizás a
cientos de pajarillos, un humano madrugador les ha alterao el descanso,
he flipao al paso de cómo cientos de ellos se movían con rapidez debido
al stress de la alarma autoinducida quizás por el hipotético vigilante
alado, me he llegao a sentir molesto por la interferencia en pleno
espacio de sensibilidad con lo que rodea.
Después de charlar té en mano sobre temas del estatut hemos decidido
no perder el tiempo y salir a ver las novedades del proyecto. La nueva
fresquera almacén llena de calabazas y tomates helaos con el frescor de
la noche me ha dejao con ganas de quedarme dentro de ella. Ahora,
descubrir bajo la cortina a toda una familia de salamanquesas en numero
nunca visto por mí, tantas y tan juntas, eso me ha tirao pa tras de la
emoción de observar a esas máquinas de la naturaleza con fuerza
supersónica en sus patillas. Cuenta el proyecto con unos okupas
muy especiales, una escuelita libre ha tomado el aula de actividades y
5 chavalillos, una profe y una mamá se lo pasan de lo lindo formándose
mutuamente y trasmitiendo a los peques la formación pedagógica más
acorde con el sentir de la enseñanza cercana y en un entorno especial. Ahora,
si hay algo que siempre me miro son los servicios composteros que tiene
la finca, tres sistemas que tiran todos muy bien en su labor de
acumular depuraciones humanas y ayudar a convertirlas en fertilidad
para la tierra. Hoy le ha tocao al evidente, el móvil, justo situado a
las puertas del aula, ahora infantil. Al abrir la puerta he flipao con
los detalles decorativos que hacen seguro del paso a la acción, un
momento especial. Ahora pequeños y grandes tienen su maquina de hacer
compost a pleno rendimiento.
Camilo Rodríguez, arduo caballero de la vida simple y elegante
bioconstructor, me enseña el prototipo por montar de una casita solar,
de madera de alta calidad, aislamiento corchero, bajo coste y gran
sorpresa para entendidos e interesados por habitar con poca huella.
Será por allá la primavera del 2006 cuando se pueda visitar esa obra
del Ecomago Camilín, que sin duda, dará que hablar bondades y cobijará
más de un sueño. Por cierto, a Camilo se debe, hace ya años, la
brillante idea de la Cisterna Consciente.
Me marcho a toa pastilla, sobre lomos de fiel cordel rodado a la
captura, si captura, porque por aquello de la emoción siempre me pasa
que llego como tarde a la parada del bus. Al ratillo y agotao por el
pedaleo peleón me recupero en la parada solitaria con fresco importante
y el bus apareciendo en la cercana lejanía. Una hora después me bajo
en Moncloa, la bici y el pulpo no se han llevao bien y el golpetazo en
los bajos durante el trayecto ha tenido explicación. No ha hecho falta
la bolsa mochila, pero cuando te montes en coche de línea extrarradio
no te dilates mucho en ajustes y agarres en el maletero, porque el
conductor se suele poner nervioso con los tiempos y el pito intimidador
puede hacer que no la cojas bien al soporte. De Moncloa a la Casa de
Campo, oye, un placer urbano, casi todo bajadita. Ya en Lago, la
competición popular de piraguas ha sido todo un hallazgo. Entrañable
también ver a los animadores desde la barandilla lanzando saludos de
ánimos a los atletas acuáticos, poco ruidosos y nada contaminantes en
su actividad ociosa.
Entro contento por segundo día a Biocultura, el controlador alucina
ante mi plegado a buen ritmo de la bici, y ni siquiera me pide el pase
para entrar. De lo visto y vivido doy cuenta. Triodos Bank ha
destacado por el gran espacio de comunicación que han presentado en un
lugar, Biocultura, por donde pululan algunas de sus empresas
financiadas y muchos de sus potenciales ahorradores clientes domésticos. El
pasado Día de la Tierra presentaron junto a las principales
organizaciones ambientales y ecologistas el Ecodepósito Triodos, el
primero y único producto de ahorro medioambiental estatal. Este
banco tiene una política de inversión tremendamente interesante, ya que
se dirige a empresas y organizaciones con objetivos sociales,
medioambientales y culturales, en sectores como las energías
renovables, la agricultura ecológica, la bio-construcción, el turismo
sostenible, iniciativas de integración social, artes plásticas y
escénicas, entre otras. También anda financiando iniciativas de
cooperación al desarrollo a través de organizaciones de comercio justo
y micro-crédito en países en vías de desarrollo. Todo ello es posible
gracias al apoyo de depositantes e inversores que desean contribuir a
un cambio positivo de la sociedad dentro del contexto de un desarrollo
sostenible. Oséa, que si tienes pasta, puedes rescatarla del sistema
financiero poco limpio y puedes hacerte activista financiero, además
podrás elegir una suscripción anual a la organización ecologista con la
que mejor vibres.
Me cruzo con Nuria del Río, experta en ecofinanzas y casi al vuelo
me pone al día de sus labores, me habla de un estudio de microfinanzas
al que me iré volao en cuanto pueda. Su libro Rescata tu dinero se ha convertido en herramienta necesaria para conseguir un entorno financiero ético y solidario.
No todo ha sido Biocultura, hoy podría interpretarse que he pecado
en consumo. Me he ido como poseído a una tienda fashion de zapatillas
deportivas, el motivo ha sido pillarme unas modernas y pijillas
zapatillas de la marca Veja. Las descubrí hace un tiempo navegando por
el ciberespacio y me dije, son para mí, quiero unas. ¡¡Ah, ecopecador!!
Resulta que están de moda en París, el paisano de la tienda me enseña
los dos modelos que triunfan de esa ciudad. Yo sentado como cliente
raro, la bici aparcada delante del mostrador, he asistido a sus
explicaciones muy atento. Cuando le he preguntao si alguien las ha
venido a pillar por sus valores sociales y ambientales, me ha dicho que
nadie. Bueno, para liberarme del demonio consumista, resulta que Veja
fabrica bajo condiciones de consumo justo y equidad social las únicas
zapatillas deportivas éticas y más sostenibles. El látex es natural, el
algodón es ecológico y hablan de bastante felicidad entre los
trabajadores que la confeccionan como pequeños productores en Brasil.
Veja respeta el medio ambiente, y sus deportivas están fabricadas desde
la economía que también respeta la dignidad humana. Veja
es una empresa joven francesa, cargada de buenas intenciones sociales y
ambientales, que depende como lo mires, han acertado en una
silenciosa y casi desapercibida revolución zapatera. Sólo se pueden
conseguir en dos tiendas, una en Madrid y otra en San Sebastián, de
momento y no son baratas, échale 72 euros, mi presupuesto para tres
años en calzado. Yo más contento que unas pascuas me he lanzao Madrid
pabajo rumbo de nuevo a Biocultura, pero bien calzao, por lo menos
éticamente y ambientalmente, que unido a cada vez menos ecohuella,
veremos.
Disfrutando de los sabores ecogastronómicos y de la buena compañía
de amigos diversos se me ha pasao la tarde volando. Un botella de vino
Rocal producido por Bodegas Pirineos en el Somontano desde un proyecto
que une agricultura ecológica y protección de aves de los amigos de
estas en SEO/Birdlife y un queso
supremo de vacas felices me han ido de ecoperlas para cenar como un
marqués en buena compañía, llegando a cotas de casi delirio placentero,
y es que con poco y bueno, uno pretende ser feliz.
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