Un carril bici no es muy difícil de diseñar y no tiene porque ser caro. Sin embargo, en la Barcelona gobernada a golpe de talonario las cosas son diferentes: porque se antepone el diseño a otros criterios más sensatos como los medioambientales o incluso socioeconómicos. A mediados del 2008 se inauguró el carril bici de la calle Comte d´Urgell de Barcelona entre el Paral·lel y la Plaza Francesc Macià). La gran novedad eran unas piezas separadoras de goma de "diseño" que enamoraron a los responsables de movilidad. En ningún caso se atuvieron a productos del mercado, algunos incluso con premios de medio ambiente.
A los pocos días de su inauguración las piezas "modelo Barcelona" saltaban por el impacto de los vehículos.
El presupuesto del carril bici en el momento de su construcción en el 2008 era de poco más de 773.000, pero acabó costando en primera instancia 918.500 euros al que se añadieron las reformas con nuevas protecciones y pavimento, entre Francesc Macià y Provença, que costaron 66.921 euros realizadas durante la primavera 2010. Así que en total, según las cuentas del consitorio barcelonés se invirtieron exactamente 985.412 euros para 2.650 metros de carril bidireccional.
En la primera versión de 2008 se utilizaron unos separadores de goma "modelo Barcelona" que simplemente resultaron ser un fiasco. A finales de la primavera 2010 se retiraron los últimos de ellos para ser sustituidos por un modelo más sensato. En 2008 apostaron por un "modelo propio" no porque no hubiera otros modelos -incluso más baratos y fabricados con material reutilizado, etc. Lo cierto, es que el Ayuntamiento de la ciudad del mito pero enraízada en el fiasco como es el caso del sangrante bicing (ya que estamos en el tema bici), decidió por la apuesta menos durable (fíjense en la imágen lo fácil que lo tienen los operarios para retirarlos, lo cual da una idea de lo poco que podían durar cuando iban recibiendo golpes de los coches). Casi año y medio de un carril que se tenía que ver afectado por diversas obras ha sido remodelado en uno de sus tramos y el resto se irá también renovando.
Aquí retirando definitivamente, las "piezas separadoras de diseño made in Barcelona" que se convertirán en residuos (Barcelona, calle Urgell, 2 de junio 2010).
Mientras que para dos metros de carril bici, el número de separadores "modelo Barcelona" era de 4 piezas, para el modelo sustituto con material reciclado Zebra de Zicla bastan 1,2 sólo. Los primeros cuestan 45 euros cada pieza, mientras que el Zebra-13 cuesta sólo 37 euros (precios sin colocación). Las piezas del separador "modelo Barcelona" saltaban por los aires por que su diseño era malo de verdad y su anclaje deficiente. Así que pueden imaginarse cuanto dinero público se ha tirado cada vez que una de estas piezas era aplastada o desenganchada del asfalto por las ruedas de los vehículos y finalmente abandonada en la cuneta. En cambio, hay otros separadores de carril bici sólidos, durables y con un anclaje recio y de menor coste en su colocación. En fin, el que debía ser el carril bici más avanzado en realidad demostró ser una chapuza antes de iniciar su remodelación. Un carril bici equipado con semáforos especiales y programación específica y un trazado siguiendo los chaflanes. Esto último aspecto también bien curioso ya que lo hace bien incomodo. Podían haber colocado una señalización de advertencia para los coches en lugar de alargar el trazado de quien pedalea, pero se trataba de que el tránsito de coches no tuviera que estar atento a los ciclistas en ruta. Vivan los cochinos!
Demasiados separadores y demasiados de aplastados por los vehículos.
Los vecinos junto al mencionado carril de Urgell ya se han acostumbrado a que en los alcorques de los árboles y en las cunetas se amontonen estas piezas rotas, aunque lo que no debían saber es que cada una costaba 45 euros. Este "moderno" carril bici barcelonés es un ejemplo más de un estilo de gobierno municipal despilfarrador e irresponsable con el dinero público. Aunque, el ejemplo de este carril bici no muy diferente de la apuesta del bicing que aunque se paga con el área de aparcamiento callejero tienen la cara de soportarlo a pesar de que sólo en mantenimiento cuesta más de 3.000 euros por bici (y hay unas 6.500). Y no digamos sobre la renovación de los semáforos de la Ciudad Condal, para no cansar al lector. El área de movilidad del Ayuntamiento de Barcelona tiene tan pocas ideas sobre la gestión del espacio público como mínima es su sensibilidad socioeconómica.
Con casi sus 88 cm los separadores Zebra cumplen su función perfectamente con menos piezas
Los carriles bicis son necesarios para garantizar la protección del ciclista, pero a menudo sería más interesante en medidas para reducir la velocidad de circulación en las calles urbanas que sería mucho más barata e igualmente efectiva para facilitar la circulación de las bicicletas. En cualquier caso, diseñar un carril bici no es tan difícil. Aunque a juzgar por los responsables de Barcelona si lo es. Por ejemplo se empeñan en poner separadores en giros cerrados donde todos los vehículos, especialmente, autobuses acaban machacándolos, por más resistentes que sean. En fin, que no aprenden...
Lástima que en Barcelona, ciudad por excelencia de biciclistas, el personal del ayuntamiento dedicado a movilidad o no saben o tienen demasiado dinero y por eso no paran de experimentar "soluciones". Veremos si estas piezas del separador más robustas y recicladas son ya definitivas y dejan de "innovar" a costa del dinero de toda la ciudadanía. La cuestión es que el concejal de movilidad de Barcelona este no salta ni que la ciudad sea la más contaminada de Europa por el caos circulatorio. Eso sí que tiene mérito...y es que hay políticos que son de caucho recauchutado.