Rellenando la encuesta de RENFE echao sobre la litera alta (siempre
la cojo porque estoy más cerca de mi bici Dahon plegadita) de retorno
de un fin de semana envuelto de economía ecológica, me doy cuenta
en relación a las preguntas de que andan los del márketing
ferrocarrilero queriéndole meter mano al aumento del negocio de
viajeros, y me alegro de que así sea, y que las mejores artes del
mercadeo obtengan datos sobre viajes y viajeros para mejorar y ampliar
servicios, además de dejarte un espacio de sugerencias. La mía ha sido,
que la bici y el tren lleguen a la más sólida relación posible, y no
como a la ida, que en mi vagón las discusiones de unas vecinas viajeras
que tuvieron que compartir departamento con dos ciclistas y sus
máquinas, costó varias horas de mosqueos y negociación, con
incorporación lógica a la escena del paisano interventor, que tampoco
encontraba el sitio para que se colocaran los vehículos y dejó a los
afectados en plena resolución del altercado. En un paseo por el pasillo
final de jornada, recuerdo a una bicicleta acostada sobre la litera y
un silencio típico de tren traqueteando, mientras que mi Dahon
plegadita en el hueco para maletas sobre mi litera, como que me hacía
poseedor de la mejor solución bicielegante viajera.
Si hay una región europea que conozco poco pero que me emociona
mucho, esta es el País Vasco, donde tengo el placer de tener algunos
amigos de esos que están siempre y donde el verdor de sus paisajes, la
distribución humana sobre el territorio y su dinamismo social, los
admiro. Y ahora con ilusión y a las puertas de un emocionante proceso
deseado de fin de conflicto conocido, me emociono al visualizar todo el
potencial humano de un pueblo genuino y sabio, me emociono al pensar en
lo mucho bueno que para el movimiento ambientalista global será el ir
recargándose, más todavía, de habilidades, excelentes experiencias y
capacidades de una sociedad responsable y cuidadora de su singularismo
y valores. Aúpa.
Después de una noche traqueteando en litera superior llegar a la
zona y poder visitar a un pionero en activo de la bioconstrucción, Josu
Jáuregui y familia en su ecocasa, ha sido como uno de esos regalos que
te deparan las mañanas de esos días que sabes que van a ser algo
especiales. Madera, cal, ganancias pasivas del sol desde invernaderos
adosados, pinturas y tratamientos de la madera sin venenos para lo vivo
y una impecable instalación solar térmica y en el almacén casi 5 kw de
paneles fotovoltaicos esperando ser colocados en breve plazo para meter
electrosol vasco a la red, vamos que la casa y los caseros poco más
pueden hacer por un mundo mejor. Aúpa amigos
Irún, en su día frontera y control, hoy paseo libre entre europeos,
nos recibe con día nublado y alegre. El motivo para estar en este lugar
hoy ha sido la asistencia a BIOTERRA 2005,
la segunda edición de una joven y elegante ecoferia que pretende
influir en el consumo y hábitos de vascos y franceses y todos los demás
que se sumen a la interesante propuesta de esta feria de la
agricultura, los productos y la gestión ecológica y del medio
ambiente.
Como privilegiado observador del acontecer de la economía ecológica,
¡menuda autoproclamación!..., visitar ferias con sentido y objetivo por
lo sostenible se convierte en disfrute sin remedio. De lo que he visto,
olido, probado, descubierto y disfrutado, y que apunto entre todo lo
vivido, destaco:
Asociación de Estudios Geobiológicos GEA y Fundación GEA. En
su stand me he encontrao las publicaciones referidas a todo lo que
tiene que ver con la geobiología, ese ciencia/arte de saber y proceder
con las energías naturales y artificiales para estar sano y bien en los
lugares. También la bioconstrucción tiene en estas organizaciones
el mayor número de humanos conocedores de saberes, experiencias
practicas entorno al arte del buen construir viviendas saludables. Mariano Bueno,
presidente de GEA, animó con su presencia, conferencias y dotes de
animador de lo saludable diversos espacios de BIOTERRA. Sus
publicaciones, algunos ya best-sellers de lo ecológico, dieron servicio
ilustrativo a numerosos visitantes. Por su parte, la Fundación GEA,
llena de activistas alegres presentó en sociedad su publicación, que se
deslumbra emocionante, práctica y necesaria para la cultura de las
artes del vivir ecológico, La revista para Bioconstruir en su número uno se hace necesaria para todo implicado y activista, también interesados, por construir un mundo mejor.
Y
entre todos los impactos, la estrella de la acción ecológica en el
lugar, una caseta construída con madera de la buena y balas de paja,
causó sensación y fue escenario de ilustradas e interesantes charlas
entorno a la construcción solar, aquella que aprovecha materiales donde
el sol es el papá y la fertilidad de la tierra, la gran mamá. Por
cierto que aquí también me entero de una actividad interesante para
mentes inquietas por aprender a vivir mejor con menos, conviviendo y
compartiendo, además de participando en la construcción de un
habitáculo donde la paja, la madera y la tierra más la ilusión humana,
formarán parte de un agosto muy especial, míratelo aquí, (archivo pdf).
Y en este espacio, y como muestra de las buenas relaciones entre humanos e ilusiones compartidas, la conocida Biohabitat,
esa ecotienda virtual de la Fundación Tierra, ha tenido su espacio para
darse a conocer entre los visitantes con la muestra de una selección de
sus ecoproductos; la linterna magnética NightStar, el sillín Duopower, el compostero de jardín ECO3000, el economizador de agua Perlaqua y el metro para carpinteros eFSCientes, wood_stock.
No podía falta la última publicación de la Fundación Tierra, ese manual
para la vida simplemente radical, equitativa y responsable, Simplicidad Radical tuvo la acogida suficiente para dejar el virus de la vida simple activista entre algunos de los visitantes. Y
allá donde está Biohabitat siempre tiene a su lado una bici Dahon, en
esta ocasión una veterana Boardwalk D6 equipada con el revolucionario
sistema de pedaleo sin punto muerto ROTOR y debidamente matriculada con el NO OIL. Un gusto ha sido verla circular más de 10 veces entre curiosos visitantes y la mirada atenta de los más pequeños.
Ecofin de semana en BIOTERRA - Irún (II) y (III)
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