El otro día llegó una invitación para asistir al acto La conservación del águila perdicera en Catalunya y lo cierto es que me llamó la atención algo que hasta hace poco podía haber pasado de largo. Desde hace un tiempo tengo un inusitado interés por conocer, por lo menos lo básico, de cuantas más especies con las que convivo, mejor.
Hoy me he colao con la bici hasta la entrada de una sala a abarrotar, la del Aula Magna de la Facultad de Biología de la Universitat de Barcelona. En ella los responsables del proyecto y las instituciones implicadas me han permitido asistir a toda una lección de primer nivel sobre la importancia de proteger todo lo que no camina a dos piernas, y que vive con nosotros. La artista hoy ha sido una ave rapaz, el águila-azor perdicera, de la que he aprendido en poco rato tanto que me he llegado a sentir de un feliz intenso. Si quieres conocerla mejor, picha aquí. Me he enterao de que esta especie mediterránea emblemática es un bioindicador (vaya que si está es que la cosa va bien, si no está es que hay que remediar los fallos cometidos) de los ecosistemas por los que deambulo.
En el 1975 había 85 parejas viviendo en Catalunya y hasta ahora han ido cayendo en picado hasta fechas recientes que comienza a recuperarse en algunas zonas de actuación (en estos momentos vuelan por cielos cercanos unas 65 parejas). Y esto que es un éxito se debe a un grupo de investigadores que desde el 1983 no paran de observar e investigar con rigor a las bellas rapaces. Son el Equipo de Estudios del Águila Perdicera, que ha podido llegar hasta donde están porque además de mantener una historia de amor entre humanos y rapaces, la Fundación Miquel Torres, del sector vinícola, ha colaborado desde hace ya bastantes años en su mantenimiento y estímulo.
Las causas por las que desaparecían estas aves, que si vuelan por la zona es que esta se gestiona con acierto sostenible, han sido en gran parte la electrocución y colisión con líneas eléctricas, seguidas de la inconsciente caza. En estos años de laborioso trabajo se han adecuado torres eléctricas y se han señalizado tendidos en algunas de las zonas de nidificación y campeo del águila. Se ha pactado con escaladores, ciclistas de montaña, motoristas y senderistas calendarios de regulación para la no intervención en las zonas de nidificación y vida de las rapaces. También han divulgado el tema desde exposiciones y tours escolares y acaban de poner el marcha una excelente página web donde se puede encontrar toda la información relativa a la biología de la especie, y a las acciones de investigación, conservación y divulgación que realiza el equipo.
Con todo esto han conseguido que en el territorio de la provincia de Barcelona donde se han aplicado todas las medidas, no sólo las águilas hayan dejado de disminuir, sino que van recuperando territorios. Tanto que el conocer y localizar las áreas de influencia de las águilas, la selección del hábitat y su uso son herramientas útiles tanto para el análisis funcional del paisaje como para la gestión sostenible de las actividades humanas y la ordenación racional del territorio. Las águilas precisan de entornos agrícolas y forestales donde su principal alimento, perdices y conejos le garanticen la supervivnecia, de entornos bien gestionados, siendo su presencia el mejor indicador de que la otra especie entiende y hace sus cosas respetando al águila y por ende a todas las demás especies del territorio.
Un DVD ha puesto imágenes en movimiento a lo escuchado. Al final las palabras de los responsables de la Universidad y la política no han podido más que elogiar a esos trabajadores en equipo por la defensa de la rapaz, el territorio y la vida de los ecosistemas. Chapó.
Y como el patrocinador vive y bien del fruto de la vid, que por cierto me he enterao hoy que anda haciendo esfuerzos notables por hacer sostenible sus labores, pues a los quizás más de 400 asistentes nos han obsequiado con una cata de sabrosos caldos que junto a unos pinchos han hecho que desplegar la bici se me haya complicao algo la cosa.
Y no recuerdo yo haber bebido tanto como para que me tuviera la sensación que al pedalear con la bici fuese como que volaba también calle pabajo, contentillo con lo aprendido. De golpe, un anuncio en la parte posterior de un autobús me ha impactado tanto que le abré tirado 8 fotos seguidas. El rótulo, según mi apreciación era claro: respeta el carril bici, por favor. Cuando el bus ha parado al lado de la estación del tranvía, bueno aquí he llegado a pensar que estaba en el paraíso de la movilidad urbana sostenible. Ya en casa, bien cenao, me he dispuesto a decargar las fotos al ordenador y me he percatao que en las fotos en vez de carril bici pone carril bus... ya me extrañaba a mí. Definitivamente, demasiadas emociones aladas vividas....
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