Un día de bandera, soleado y agradable y como en complicidad con la actividad prevista, ha brindado al Ral·li Solar 2004 de Barcelona, organizado por ADTS, una mañana preciosa.
La céntrica Plaza de Sant Jaume, donde se cuece casi todo lo social
y político de la ciudad y de Catalunya, ha tenido a bien acoger la
mayor concentración de vehículos eléctricos y algunos solarizados del
año.
El porqué del Ral·li, como dicen sus organizadores, se debe a que
estamos viviendo una época en la que hace falta fomentar de forma
decidida las alternativas al petróleo. Cada vez son más evidentes los
efectos de la contaminación ambiental y acústica del transporte en las
ciudades. Para cumplir los compromisos del recién entrado en vigor
Protocolo de Kyoto y la Agenda 21 local para reducir la contaminación
ambiental y nuestra dependencia del petróleo, es necesario impulsar las
tecnologías limpias que ya hace años han demostrado que funcionan: los
vehículos eléctricos para usos de cercanías y urbanos El Ral·li
pretende dar a conocer al público en general las posibilidades de la
utilización de las tecnologías sostenibles aplicadas al mundo de la
automoción.
Cuarenta y cinco máquinas rodantes, más limpias que las habituales y
45 equipos humanos ilusionados se han apuntado a demostrar que no sólo
el petróleo mueve cacharros. Aquí sus fichas oficiales.
Y yo he tenido el privilegio de ser piloto del Terra Team con mi Dahón Boardwalk D6,
solarizada, rotorizada y duoporizada; o sea, con pedaleo saludable,
bien sentado y contento. Con una máquina de tales características me he
presentado a la hora prevista dispuesto al disfrute con la colectividad
rodante.
Mientras se realizaban algunas pruebas ante la atenta mirada desde
las vallas de un público numeroso y curioso, el grupo de agitadores de
la matriculación NO OIL han ofrecido a cada uno de los más limpios
conductores, en decir, todos, la posibilidad de disponer del mayor
grito silencioso y visual que desde el asfalto se puede dar para decir
que se puede ser feliz con menos petróleo y que se celebra el raquítico
Protocolo de Kyoto por fin parido y apunto de echar a correr hacia un
futuro incierto. Vamos, que contra menos CO2 a la ecoesfera, mejor se
siente uno. La pegatina de NO OIL se ha colocado con rigor y alegría en
cada una de las bicis y triciclos eléctricos, las electromotos,
electrocoches y camioncillos presentes, los prototipos atrevidos, y
hasta en la nevera solar móvil presentada. También por allá andaban los
promotores del primer barco solar construido en el país, Solemar,
una limpia embarcación que estaba en puerto pero ellos no han
querido perderse el participar simbólicamente, ...pues por ello
pegatina NO OIL ya tienen.
A la salida, mirar los culos de humanos y coches ha sido inevitable, la campaña NO OIL ha comenzado a rodar por Barcelona, con alegría sigilosa y contundente.
Es realmente agradable y necesario que la guardia urbana con sus
motos vaya abriendo paso al colectivo rodante más limpio, silencioso y
sostenible en tan elegante desfile. Por las Ramblas abajo y en
dirección contraria sólo las buenas causas lo consiguen, y por ella
hemos bajado, gozándolo yo y de verdad. Giro en Colón, que el hombre a
pesar de rígido estoy seguro que le habrá echado un guiño a la
caravana. Que requeteplacer circular tranquilo, tomando las calles por
las que circulas habitualmente y donde la cotidianidad no te deja
hacerlo en paz.
Me he pasado un rato pedaleando al lado del Twike de
Francesc Baselga, un triciclo a doble pedal y con eficiente apoyo
eléctrico, que sigue demostrado su elegancia en la movilidad con una
estética de modernidad ecológica suprema. Los Kewet el-jet 2 de
Elektron y el de Elena Martín, ambos matriculados y pasados por la ITV,
han demostrado que esto de disponer de un vehículo no contaminante y
silencioso es más real y accesible de lo que uno podría pensar.
Escuchando
el murmullo suave de motores eléctricos en una mañana de anticiclón
otoñal, observando sobre las miradas de curiosos viandantes y
compartiendo ideas e ilusiones con otros participantes, llegar al
recinto del Forum ha sido un camino de rosas. Del lugar no comento
historias, me limito a decir que allá sigue el pergolón fotovoltaico de
400 kilowatios. Entre los participantes estaban los del colectivo
"Món Energèticament Sostenible" que han solarizado uno de los
aerodinámicos Trixis
(esos taxis a pedales temporales que los barceloneses y visitantes de la
ciudad tienen el privilegio de poder disfrutar). Los MES me han
entregado una pegatina donde piden que ya esta bien de pergolones, y no
lo dicen nostálgicos; todo el equipo es de ingenieros solares de primer
nivel.
Lo que debo también decir y sin ánimo de ser pretencioso, es que la bici Dahon, con el eficaz Rotor RS3, el confortable y liberador sillín Duopower,
el motor Zeta II de Sinclair y el módulo solar flexible de ICP más
piloto elegante, ha sido una de las máquinas más miradas y valoradas. O
sea que la escudería bicicletera Espai Bici y la
Fundació Terra, alabanzas simpáticas tienen bien merecidas. Ha sido
todo un éxito la bici conectada al sol y ha llamado mucho la atención,
sobre todo cuando en las paradas se unía directamente con la central
energética más poderosa de todas las conocidas. La unión entre el panel
flexible y el sol no podía ser de mayor complicidad energética.
De retorno a la Plaza Catalunya, hemos pedaleado y circulado a la vera del nuevo tranvía del TramBesòs,
que discurre por un bello recorrido. Al cruzarnos con un de ellos hemos
recibido el saludo del conductor cuando el gusanillo verde blanquecino
más limpio y elegante que todo lo demás rodante, ha echado a correr
siguiendo su línea paralela después de la foto de rigor.
La megafonía solar de Intiam Ruai junto con una chistorrada solar preparada con una cocina solar parabólica Ksol 14 nos
ha dado la bienvenida al lugar. Otra vez estar en lugares cotidianos
pero viviendo una experiencia especial me ha hecho mirar el espacio
alrededor, como queriendo guardarlo en una imagen de 360º.
El piloto de la nevera solar, que claro está, no ha hecho el
recorrido, nos ha enseñado como en un rato una botella de agua se ha
helado, los paneles fotovoltaicos y el refrigerador del VPESP han demostrado que rinden de lo lindo.
La organización ha repartido obsequios para todos los participantes,
que junto a la gorra oficial y una jornada rodante agradable de verdad,
animan a pedalear y a conducir contentos durante el resto del año,
esperando compartir en plan fiesta mayor, seria y reivindicativa, la
próxima convocatoria entorno al sol y la movilidad deseada. Por cierto,
me han dicho que quizás se celebre a las puertas del verano, y claro,
en esta misma ciudad insostenible, pero inquieta donde cada vez más
humanos quieren ayudar a construir un mundo en paz, sin guerras por
petróleo, sin electrones radiactivos, con aire limpio y renovada
ilusión para venerar la frágil vida sobre un finito planeta.
¡¡ Hasta el próximo Ral·li Solar 2005 ¡¡ |