Sabes cuando te pones la mano en la boca para intentar compensar la situación de impacto que te genera una escena, una imagen, o un texto. Hoy, durante la visita inaugural de la exposición “Hi havia una vegada Txernobil” en esa casa de todos y de la cultura de la ciudad de Barcelona, el CCCB, Centre de Cultura Contemporània de BCN he visto más de tres, puedes ver una de ellas ante las imágenes de cómo la radiación ha afectado a los humanos cercanos al lugar de la que está catalogada como la mayor catástrofe industrial de la historia de la humanidad.
No te cuento paso a paso la expo porque lo que me interesa como comunicador, relator y eco charlatán es seducirte con lo que he sentido para acabar invitándote a que no te pierdas por nada la visita a esta primicia mundial y extraordinaria obra cultural antinuclear. Gracias promotores de la expo por haber pensado en el diseño apto para las visitas escolares, por incluso haberle puesto de nombre una evocación a la fábula y es que son los jóvenes los que deben saber la verdad sobre el mal sueño nuclear acontecido, del que además les va a tocar vivir.
La expo es un homenaje a un número que nunca se podrá aclarar, de humanos víctimas que han dejado la vida, de otros que la están dejando y de muchos que no saben todavía que la radiación acabará más rápido con sus existencias. 700 mil liquidadores (militares, civiles, servicios médicos y sociales...) y otros cientos de miles de afectados de primera línea, quizás entre todos un millón de humanos víctimas directas y más de 9 millones de afectados en una zona afectada de 160 mil km cuadrados, a los que desde el 26 de abril de 1986, ahora hace 20 años, por cierto que ahora parece que fue ayer porque no está tan lejano ese día, la pesadilla del átomo les atormenta y aniquila la felicidad poco a poco. Para los que tenemos suerte de haber estado lejos, para los que vivimos en un mundo cada vez más industrializado y donde cada vez hay más catástrofes, aprender de las lecciones del pasado debe interesarnos y es por esto que la expo nos permite educarnos un poco más. Ahora que los pronucleares intentan volver a engañarnos, ahora conviene estar mejor informado que nunca, y las sensibilidades que te abrirá el conocer la muestra sobre un hecho de reciente historia, no te dejará desinformado.
Como un crimen perfecto, después de 20 años, de forma silenciosa, ocultada, tapada, la muerte radiactiva está presente en forma de cáncer y quién sabe cuándo el riesgo nuclear acabará. Una cosa con la que he flipao, es que el 1991 por suerte no peta otro de los cuatro reactores del desafortunado lugar, fue entonces cuando la fatídica y decrépita torre 4 con su enorme sarcófago activo y con riesgo nuclear durante algunos miles de años más y los otros tres se cerraron a la fuerza. Hoy investigadores, militares, empresas de descontaminación, miles de humanos trabajan allá solo para contener el riesgo.
Piensa que hay miles de bomberos en estado de alarma contínua para evitar a toda costa que los bosques de las enormes zonas afectadas se quemen, y no es por el valor ambiental del ecosistema, sino por los isótopos radiactivos de sus hojas y troncos que pasarían a la atmósfera acompañando la nube de humo y que podrían en peligro, otra vez más, ese infierno nuclearizado que es una basta región con más de 600 pueblos abandonados por evacuados, donde 350 mil humanos dejaron todo a la fuerza, y claro, todo el territorio que los caprichos eólicos dispusieran. Al entrar a la expo podrás conocer los nombres desde un impresionante montaje.
En la zona dedicada a las mutaciones de insectos y vegetales, que vienen al poco del espacio dedicado a los dibujos infantiles del antes y el después, me he encontrao con Anna Rosa, activista antinuclear, y nos hemos mirao ambos con los ojos como a punto de soltar alguna lagrimilla de esas que los impactos emocionales generan a los sensibles, pero no, hemos decidido activarnos mucho más. Ella pensaba en sus hijos, también en lo que hubiese ocurrido si alguna de las ollas a vapor de las que tenemos cerca hubiese sido Chernóbil, nos hemos preguntado cuántos liquidadores catalanes irían hoy a salvar, vete a saber que patria, para luego convertirse en héroes abandonados camino de la tumba. Los dos sabemos que aquí no hubiese ido nadie y que todos estaríamos a miles de kilómetros de nuestros actuales espacios de convivencia. Mira tú qué cosas que hasta hemos trazado un plan ecoguerrillero, y es meter a todos los trolas y mezquinos pronucleares, un día entero en la expo y sin posibilidad de salir en las 8 horas si no era para ir al lavabo. Y esperarlos en la puerta para pedirle si su opinión ha sufrido alguna modificación o si siguen absortos en sus mentiras.
También me he encontrado con Pep Puig, profesor y experto antinuclear que nos brindo una contra (entrevista) en la Vanguardia el otro día, hecha desde su alta calidad humana y su compromiso inalterable por un futuro sin nucleares. Aquí puedes encontrarla. Hemos comentado que hoy no se ha visto a ningún político agradeciendo el enorme y loable esfuerzo que ha realizado el equipo gestor y todos los gremios para que la visita a la exposición se convierta en un espacio de altísima calidad cultural entorno al mal sueño de la energía nuclear y homenaje a los caídos desde la inocencia. De los políticos locales, quizás alguno de ellos esté preparando el viaje a París, capital del país más nuclearizado del mundo, país de bombas atómicas. Mañana el tema social que parece más importante, el de unos mimados millonarios dándole patadas a un balón y unas muchedumbres animando al clan local, para que unos minutos de euforia sólo me muestren a mí, lo que una civilización que camina hacia la extinción es capaz de hacer para aislarse del mundo real que hemos montado entre todos.
Oye, una cosa, y es que pasado mañana, el jueves 18, a las 19:30 nos brinda la organización un debate sobre Chernóbil, que contará con el testimonio de personas que trabajaron como liquidadores directamente en las labores de extinción y control del accidente nuclear. Yo no me lo pierdo, allá estaré como pequeña contribución a la causa que sumada a mi reducción de electrones nucleares a partir de este momento, es poco, pero es bello, aquello de que los pequeños cambios son poderosos, hoy más que nunca. Información e inscripciones aquí, o en [email protected], o en el teléfono 933 064 133.
Nada será igual para ti, imagino por un símil con mi experiencia vivida hoy siendo yo un antinuclear radical sin remedio alguno y después de recorrer la exposición, que te recomiendo con calma y en un día que tu tono vital sea óptimo, el revulsivo que te puede lanzar el vivirla hará que cuando alguien defienda y alabe la energía nuclear, lo más probable es que le digas que calle, que no siga, que le pregunte antes a su mente si vale la pena defender algo con lo que nunca debimos jugar.
Aquí el anticipo de espacios, pero mejor vete a verla sin leer nada más, te lo recomiendo. Descubre el resultado del buen hacer de un montón de profesionales y activistas culturales, guárdate tiempo para los videos, para la lectura, para las sensaciones, entra en el mundo de alguna de aquellas personas para los que Chernóbil fue o es un losa.
Gracias CCCB y patrocinadores, gracias por la valiente apuesta y por este regalo cultural apto para todos y tan necesario como el agua para podamos pensar que igual podemos conseguir un mundo sostenible, si espabilamos muy rápido. Por supuesto con todas las nucleares cerradas a cal y canto cuanto antes, porque cada una puede ser hoy otro Chernóbil, quedan 431, y sueños locos de montar alguna otra, casi ná.
Apunta: CCCB Montalegre 5, Barcelona Del 17.05.06 al 08.10.06 En octubre irá a Alcalá de Henares e intuyo y es como un deseo, que seguirá rotando mucho más. |