Como no podía ser de otra forma en una especial mañana soleada de primavera, yo y mi bici vamos camino de Sant Joan d'Espí. Primero en tren y luego a toda pastilla hacia la parte baja de la población puesto que hoy se inaugura el Trambaix (Tranvía del Baix Llobregat) en las cocheras de este saludable y popular, ahora modernizado, medio de transporte colectivo. Sant Joan y Barcelona están desde hoy unidas por unos raíles por donde circularan aerodinámicas máquinas.
Llego y me encuentro un montón de amables gorilas en la puerta y con pinganillo en la oreja. Por un momento pienso que estoy en medio del rodaje de película de acción. Se me ocurre parar delante de la puerta para preguntar de que va el tema y ni me dejan. Me cogen y me sacan a un lateral si mediar palabra. Y es que alguien relevante llegaba en ese momento y un mocoso en bici parecía que no debía interferir en su camino. Aquí no entra nadie que no disponga de acreditación y los que lo hacen parece que vayan a una boda por la indumentaria y la alegría de sus rostros. Vaya, iluso he sido al pensar que sabiendo que habría una presentación para los vips, hicieran después una para el pueblo llano. Pero no ha sido así. Las máximas autoridades políticas no se han perdido este día especial. El pueblo, a partir de las 13 horas, pista libre para subir y probar a discreción, además de gratis, el nuevo tranvía. Más que suficiente para los votantes...
En la puerta de acceso, y fuera claro, me encuentro con miembros de Amics de la Bici, asociación a la cual tengo el privilegio de pertenecer. Bueno, primero sólo veo a uno, ya sumamos dos y al rato llega el tercer congregado. El plan es acompañar la salida del primer tranvía con nuestras bicis circulando a su lado. Se nos antoja que es una buena forma de manifestarnos como colectivo que apoya a la bicicleta como medio de transporte urbano y aplaudir que la bici y el tranvía continuen siendo una buena pareja. En el otro extremo de la línea están otros bicicleteros de Amics, y el plan ha sido montarse en el primer tranvía que pudiesen, por supuesto con sus bicis, a modo de brindis por la intermodalidad. El tranvía permite viajar con la bici durante todo el día. Esto para el movimiento pedalero reivindicativo es motivo de celebración y fiesta. Finalmente, eso se ha conseguido y en los dos extremos bicis van y vienen para que se vea, se perciba, que comienza con la primavera, también una intensa relación entre ambos medios de transporte.
Una manifestación de vecinos exigiendo más seguridad en el trazado de las vías esperaba junto a nosotros que saliera la comitiva rodada. No he podido aguantar y me puesto a rodar con la intención de realizar los más de 10 kilómetros de recorrido del trazado. Ha sido un placer ir parando en muchas de las estaciones, y he aprovechado para hacerme con un numero considerable de billetes que he pensado serán un buen obsequio para los compañeros del trabajo.
Ha sido agradable ver el verde entre los raíles del manto de césped que contrasta con el duro asfalto de los laterales, por donde pasan los cuatro ruedas. Y es que el tranvía es más limpio que el sucio coche y es merecedor de esta digna alfombra verde a su paso. Ya comenté días atrás que los coches y el tranvía no han comenzado bien su convivencia, casi una veintena de accidentes han hecho cuestionar incluso el proyecto. Han creado confusión para que el rey del asfalto, que no admite un sistema vasallo se interponga en su camino, continue siendo líder. No hay duda que la culpa de todo la tiene la falta de cultura en la conducción de muchos pilotos ineptos de las cuatro ruedas. Me he quedado a la espera de la llegada del primer convoy después de situarme en el otro extremo del recorrido, en la Diagonal de BCN. Pero lo que sí llega es la noticia de que una mani ha parado el trasiego festivo. Cientos de personas apasionadas han reducido su emoción por la larga espera. Lo cierto es que estaba preparado para dar unas palmas en tan emotivo acontecer al tranvía inaugural, pero no ha podido ser.
Cuando estaba en uno momento en el que me planteaba que hacer, de pronto me ha llegado uno de esos mensajes incitadores en el móvil. Ahora las revoluciones parece que comienzan en buena parte con ese método. Me anunciaba un posible acto de la Iglesia del Parar las Compras. La señal divina no me ha hecho dudar, a toda pastilla y poseído por una sensación de extraño misticismo, he comenzado a bajar hacia el centro de la ciudad. Mi mente ha dejado a los cacharros a un lado y se ha concentrado en valores más espirituales, poseída por una especie de fervor de congregación. La devoción dicen que mueve montañas, pero en mi caso, lo que creo que tan sólo ha hecho es que mis piernas pedalearan más rápido.
Me encuentro en el patio central del CCCB al Reverendo Billy rodeado de un montón de devotos. Ataviado con traje blanco impoluto, camisa negra, alzacuellos y en la mano un viejo megáfono andaba predicando sobre su particular vía crucis contra el consumismo. Imagino que en conexión directa con los entes etéricos ambulantes de la lucha contra el poder de las multinacionales. Nos cuenta su última visión llegada desde el más allá supremo. Plantea sacar al demonio del consumo de una cafetería Starbucks de las que hay en la ciudad. Y desde el diálogo que el sólo puede mantener a niveles no accesibles para el resto de los mortales, le llega la inspiración de que hay que infectar con el virus del no consumo toda la cafetería. Propone a sus fervientes seguidores lamer sin compasión todo el recinto. La cántico entonará el ¡¡lameluya¡¡. Suenan con fuerza y todos los devotos congregados comienzan a seguir los pasos del reverendo como poseídos por una fe clara anticonsumismo y a gritos callejeros de ¡¡Stop Shooping¡¡, ¡¡Lameluya¡¡.
Yo he sido devoto, pero claro, a pedales y esto me ha permitido adelantarme algo para ir tomando fotos de este día tan especial en mi vida anticonsumista. Ante cualquier escaparate que sonara a multinacional, el reverendo megáfono en boca lanzaba sus mensajes mientras caminaba con paso firme rumbo al Starbucks de la calle Pelai.
¿Por qué Starbucks? Por qué es una multinacional con más de 7.000 establecimientos repartidos por el mundo, y en muchos lugares donde se instalan aniquilan el tejido social cafetero del barrio. Porque además su café no es justo. Por que a su logo, una sirena, le han quitado los originales pezones de sus tetas, porqué representan la globalización con aroma a café, muy sútil y cargado de control económico, manejo de hábitos, injusticias macroecononicas, falta de respeto a pueblos soberanos,... en fin. Suerte están teniendo en BCN las tiendas de Disney con sus peluches fabricados en regimenes de explotación humana, aunque parezcan tan dulces... Ya que son otro objetivo de la activa Iglesia del Reverendo Billy.
Una vez en la terraza de la cafetería, unos atónitos clientes no daban crédito al montaje: Ante ellos y de sopetón invade su espacio un tío enorme, vestido de religioso, rubio oxigenado, que se arrodilla y levanta para subirse a predicar en un altar improvisado de un salto sobre una jardinera callejera: ¿Quiero que Starbucks entre en mi vida? y todos los devotos respondíamos al unísono ¡¡Noooo!!. Los clientes y paseantes, simplemente alucinaban. De nuevo y con los brazos en alto, comienza su caminar de rodillas hacia la puerta del establecimiento, como poseído y con una cara de película de terror. Se gira y grita: ¡¡Lameluya!! ¡¡Sentir como nos afecta Starbucks!! ¡¡Chupemos la sillas, los vasos, las cafeteras de Starbucks¡¡ ¡¡Notemos su efecto en nuestros cuerpos¡¡ ¡¡Lameluya¡¡ ¡¡Lameluya¡¡... Así atravesó el Reverendo la puerta, dando comienzo a su particular exorcismo. En cuestión de segundos, devotos sumados a los clientes, colapsaron el recinto. Tras saltar la barra, el reverendo era más una enorme lengua que otra cosa y comenzó a lamer las sillas, la maquina de café, las jarras de leche, la vitrina de los bocadillos y la plancha, que con la emoción del momento y el apoyo de algo parecido a sus ángeles protectores, supongo se aseguraron de que no estuviese caliente, por que al fin y al cabo, el reverendo es de carne y hueso y dudo que su lengua aguantara los 200º de la máquina. Aunque hay quien dice que existen los milagros...
En el exterior, algunos devotos lamían con fuerza los cristales. Lo que no olvidaré es la cara de los empleados y los clientes, que por poco no fueron también lamidos y a los que el saboreo del café placentero se les habrá atragantado con esta visión celestial anticonsumista, sorprendente e inolvidable. Acabada la movida y activa misa, a toda pastilla se abandona el local. El reverendo no acaba aquí, y excitado se dirige a una autobús turístico megáfono en mano y a grito de ¡¡Stop Shopping¡¡. Los coordinadores de la performance tienen que avisarle que vuelva a la tierra, a lo cual accede y al poco agradece a toda la congregación el apoyo a su Iglesia del Parar las Compras. Ya relajado, la reencarnación del actor Bill Talen muestra a un ser humano comprometido y accesible, consecuente con sus ideales y tremendamente atrevido. Nos emplaza a todos los devotos a su puesta en escena prevista para la noche y que podrá punto y final al emocionante y genuino encuentro de The Influencers.
En el hall de CCCB (Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona) todas las sillas estaban ocupadas y mucha gente de píe, quizás éramos 400. A la hora prevista, los miembros de la Iglesia del Parar las Compras desde una pantalla gigante, nos daban la dimensión de la puesta en escena que realizan en EE.UU. Aquí, sólo dos miembros, Bill y Savitri (directora artística) se han desplazado. Mientras veíamos a un negro impresionante cantar en gospel con el coro consignas del No Consumo con tonos supremos, el reverendo ha salido a escena, se ha paseado entre los asistentes, ha estrechado manos y dado la bienvenida. Cuando ha acabo la película ha subido a un pulpito y a comenzado su sermón. Ha vuelto a predicar para que abandonemos el consumo insostenible, el que destruye la felicidad humana, explota y devora recursos, hipoteca el medioambiente nuestro. Pero sobre todo advierte del terrible futuro que estamos tejiendo para los que vendrán, al dejar en manos de unos pocos todos los beneficios económicos a cualquier precio. También ha sermoneado sobre la debilidad del cuerpo y de las ideas, y todo lo que el cuerpo humano puede llegar a hacer por tomarse un café. Su mensaje divino nos ha ilustrado sobre algunas estrategias de seducción al consumo que emplean las multinacionales. Con altas dosis de humor, quizás más de 5 veces todos los congregados nos hemos levantando y con las manos en alto hemos gritado muchas veces ¡¡amén!! y ¡¡lameluya!!. Un extraordinario intérprete nos ha ayudado a los que no controlamos en ingles a entender todos sus mensajes.
Risas y alegría comprometida han sido resultado de esta especial misa laica y liberadora que ha terminado con una solemne ovación y aplausos para estos creadores de comunicación social y entretenimiento activista. Artivistas llegados desde el cielo y del otro lado de allá los mares. El actor y la directora, Bill y Savitri han cogido el micro y se han abierto para generar diálogo, permitiendo unas preguntas con respuesta hacia el público. Aparte de la calidad artística ha quedado evidenciado el compromiso del trabajo de este entrañable reverendo de mentira y su divertida y aunque al mismo tiempo seria Iglesia del Parar las Compras. Yo me añado a la congregación y sólo espero que se paren rápido para que todos los que somos y serán podamos seguir buscando la Paz y la Fraternidad, con garantías suficientes para poderlas gozar.
Un montón de artífices del activismo creativo barcelonés se han sumado a este acto atrevido. Un activismo sólo válido para ojos y mentes que no precisen de lo divino para comprender que la fuerza y la creatividad de cada uno de nosotros puede contribuir a la felicidad, a rediseñar el mundo hacia lo sostenible y hacer del mismo un emocionante planeta en el que tengamos el privilegio de vivir.
Para tod@s y tambien para dos artístas de la vida: Desde las sensaciones de un devoto de vuestro mensaje, y desde una ciudad bañada por un mar azul, en un barrio rico de la aldea global, con apreció.
Muchas gracias y ¡¡Lameluya Bill!!, ¡¡Lameluya Savitri!!,
¡¡Lameluya Iglesia del Parar las Compras!!, ¡¡Lameluya Vida!!
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