Para situar la acción de hoy debo hacer constar antes que
nada de que no dispongo de capital alguno. Sin embargo, ando
ilusionado por disponer de una pequeña reserva económica por si las
moscas, y en eso estoy ahora que busco simplificar mi vida. De todas
maneras, no puedo quejarme y lo cierto es que voy tirando, como casi
todo el mundo. No tengo propiedades, salvo la bici y un coche a medias.
He leído hoy que la mitad de las familias no llegan a fin de mes, en mi
caso llego pero no sobra. Ósea que soy un ciudadano no preferente para
cualquier entidad bancaria.
Hace unos días ojeé información
sobre la vinculación de empresas españolas con la reconstrucción
post-invasión de Irak y me llevé un solemne susto. La entidad
bancaria a la cual confio la cuenta de ahorro, aunque sea con lo
poco que tengo, es una de las trece entidades financieras que se
reparten el pastel del nuevo escenario irakí impuesto por la coalición
invasora.
Soy un ciudadano pacífico, que no quiere guerras, ni
esa ni ninguna otra contienda. Pienso que ya tenemos suficiente
capacidad mental como especie, para solucionar las cosas sin matarnos
unos a otros. Me manifesté hace un año, antes de que ocurriera la
invasión así como el día que comenzaron los bombardeos injustos y sin
fundamentos humanistas sobre un pueblo soberano como el de
Irak y que no representaba amenaza alguna. Me duele todavía que el país
donde vivo sea un aliado de un grupo de republicanos fanáticos y
devotos que en nombre de EUA se pasan por el forro lo que las
mayorías planetarias defienden. Y no son las guerras, sino el diálogo y
la cultura de la Paz y la Justicia Social lo que la sociedad
comprometida reclama. Sin embargo, la fraternidad parece
incompatible con los objetivos de la mafia económica que nos envuelve y
llena nuestros depósitos de combustible barato.
Resulta que la
que ha sido hasta hoy mi entidad financiera donde disponía de una
cuenta de ahorros para ir pagando facturas y gastos, parece ser que se
ha apuntado al negocio de un país arrasado por bombas aliadas y lleno
de sangre y dolor. Sin embargo, en el subsuelo del Irak devastado
esperan contenidas las segundas mayores reservas del oro negor que
conmueve a la economía del petróleo del mundo. Menudo negoció
administrarlas democráticamente por equipos muy competentes de buitres
no alados, ¿no os parece? La guerra de Irak creo que ha costado la
cifra de unos 10.000 muertos de momento, casi todos en el bando local y
muchísimos son civiles. Y el degoteo de muertos sigue cada día. Pues
bien, con estos datos sobre la mesa, mi cuerpo y mi mente no pueden
continuar siendo seducidos por la inocente colaboración con una rama de
este árbol financiero podrido y que continua derramando sangre a
borbotones.
Lo primero que he hecho esta mañana es
dirigirme con la tarjeta de crédito en mano a la que hasta
hoy ha sido mi oficina de La Caixa de Pensions i Estalvis de Barcelona,
más conocida y vista como La Caixa, siempre acompañada del
logo de colores de la estrella diseñada por Joan Miró. Sin pedir
explicaciones no han tardado en la ventanilla en coger una tijera.
Siempre me ha parecido cómodo usar el dinero de plástico, pero ahora
que ando replanteándome mi relación con la pasta no tengo más remedio
que moderarme. Dar de baja la tarjeta de crédito en La Caixa
ha sido un alivio. Camino de la puerta de salida me han acompañado los
chasquidos del corte del plástico. Primer objetivo cumplido.
He dedicado varios días para buscar un candidato sustituto, y después de diálogos y valoraciones he elegido Caixa Sabadell,
que hasta donde llego parece que no invierte en negocios sucios y apoya
algunas causas ambientales, entre otras de culturales y asistenciales.
Han atendido en abrirme una cuenta de ahorro con las mismas condiciones
razonables que he tenido hasta ahora aun no siendo un potentado. He
solicitado el servicio de consultas online que además permite
recibir por correo electrónico todas las notificaciones con lo que
evito unos kilitos de papel al año. Lógicamente, me han solicitado una
nueva tarjeta de crédito. Este chisme, aunque lo uso poco
lo considero una ayudica llevarla encima. Como veis todavía me
queda un tiempo para encontrar el camino más frugal.
Esta
entidad, aunque implantada por casi toda Catalunya dispone de menos
oficinas que las grandes corporaciones, ósea que deberé habituarme a
ser previsor con el dinero, sobre todo cuando me mueva por otros lares.
Al enterarse del porque me cambio de cuenta, por mi personal boicot a La Caixa, el amable director de la oficina me ha respondido con una sonrisa sincera. Desde la obra social que gestiona la Fundació Caixa Sabadell, contribuyen al patrocinio de la edición en catalán de un libro de referencia para mi: La Situación del Mundo 2004,
del Worldwacth Institute, Este año, totalmente recomendable para
cualquier mente moderada y activista en los caminos hacia la
sostenibilidad.
Una vez con la nueva cuenta de ahorros en la mano, he iniciado el proceso de cancelación de mi cuenta de pocos ahorros en La Caixa.
Simbólicamente, he roto la cartilla y en breve firmo la baja. Y es que
no he recibido ninguna respuesta a la carta que envié al director de la
entidad pidiendo más información sobre la cuestión irakí. Viendo esta
falta de atención al cliente por parte de una entidad que cínicamente
se publicita con el eslógan de ¡Hablemos! la baja es casi de pura cortesía por mi parte. Segunda misión cumplida, aunque ...mientras las guerras siguen.
Hace unos meses, la autoridad provisional del Irak ocupado y dirigida por el yanqui Paul Bremer, anunció la concesión del Trade Bank of Irak
(El Banco de Negocios de Irak) a un consorcio de trece bancos liderados
por el JP Morgan Chase. Una de estas trece entidades es la Caja de
Ahorros y Pensiones de Barcelona, La Caixa. El cinismo,
ciertamente, no tiene vergüenza. En sus oficinas te encuentras folletos
de solidaridad con el pueblo irakí que sufre y peticiones de
donaciones. Luego resulta que me entero por la prensa alternativa de la
noticia motivo de mi ofuscación. ¿Porque será qué La Caixa no informa de los negocios que piensa hacer en Irak a sus clientes?.
Desde el Trade Bank of Irak
aseguran que será un gran negocio a largo plazo. Financiar las
importaciones y exportaciones del país con una economía devastada es lo
que más les gusta a las multinacionales. Así se aseguran que no se
invierte para la autosuficiencia, ni la sostenibilidad. Todo lo
contrario, lo importante es crear una red para que el país pase a
depender en gran parte del exterior y por descontado exporte mucho o
todo su petróleo.
Por mi parte ya colaboro menos en este sucio negocio. Aliviado emocionalmente he vuelto a visitar la pagina de boicot preventivo,
la cual os recomiendo si vuestra pasión activista está inquieta. Ando
aplicándome en algunos consejos que dan los boicotistas como
alternativas preventivas a la sociedad de consumo desaforada, la
autentica máquina de destrucción masiva, y si no, mira por la ventana. Los
enumero y me despido. Tengo que afinar mis instrumentos de protesta
para el sábado, donde la cacerola y mi voz estarán a punto para decir
otra vez y bien fuerte: NO A LA GUERRA.
1.- Reducir el consumo de petróleo y derivados 2.- Consumir con responsabilidad 3.- Dar apoyo a cooperativas de producción 4.- Favorecer el comercio hecho con justicia 5.- Organizarse para consumir 6.- Intercambiar y reutilizar 7.- Evitar los grandes bancos 8.- Liberar la información 9.- y el conocimiento 10.-Escapar de la publicidad
Boicoteo
por la Paz y la sosteniblidad, con la seguridad de que las cosas pueden
cambiar y de que otro mundo es posible. Nunca tantos tuvimos
tanto interés por saber la verdad y actuar en consecuencia. |