Ruta ecológica - Cabo de Gata y retorno a BCN




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Ruta ecológica - Cabo de Gata y retorno a BCN

 
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Rafael, sus obras, su objetivo

Viento y sol para la auto-nomía

 

En la calle Santa Bárbara, patrona de los mineros, en Rodalquilar (Almería) está la casa rural de Marta y Juan. Es agradable, económica y más interesante que los hoteles de lujillo de la zona, que son pocos, pero los hay. Y es que además, al lado tienen un vecino bar que ofrece unas patatas a lo pobre, vamos, como divinas.

La mañana tiene toque artístico, nos encontramos con
Rafael Ebrero, artista del reciclaje y de la vida sencilla junto al Mar, compañera en todo. Nos abre la puerta de su taller, poca máquina, la justa y necesaria, y un montón de residuos valiosos. Sus manos, sus ideas y su tiempo dan valor a lo rechazado. Al lado, en la calle del Oro, tiene su exposición permanente: lámparas y mobiliario diverso. Su obra artística tiene además el valor de ser útil. Se opone a la soldadura, por ser una técnica que lo facilita todo y nos argumenta la estabilidad como reto de sus estructuras. Comenzó recogiendo todo lo que el limpio mar de la zona proporcionaba, además de lo que pescaba en vertederos y los campos del lugar. Encontró en la renovación de la red eléctrica una fuente preciosa de recursos, aislantes de vidrio y porcelana de las mejores calidades, elementos característicos en muchas de sus obras. También los tapacubos que se quedan por las pistas del entorno y algún cono de señalización abandonado en la cuneta se regeneraban limpiados, pulidos y retocados. Nos ha mostrado una lámpara realizada con la carcasa de un obús, regalo de un amigo y que ha convertido en un simbólico artefacto de paz, una lámpara vela, luminosa y colorida.

Una de sus estrellas de su arte manual con la basura, son sus mesitas aprovechando los tambores de lavadoras. De estas nos dice que las hay por todos lados, que tienen ya incluso imitadores de la idea; vaya, como todas las cosas buenas. No vemos mucho más, porque estos días tiene su primera
exposición en Almería ciudad, y ha desplazado su capital artístico a esos espacios por donde pasa mucha gente y donde pueden observar que, creatividad y sostenibilidad de recursos, generan un arte en defensa del medio ambiente. El artista ofrece además talleres prácticos y performances recicladoras.

Mar y Rafael son activistas de primer línea en la zona, andan en todos los fregaos de defensa ambiental que pueden para, desde el dialogo y el compromiso, proteger un territorio que comienza su descontrol inevitable.

El Parque Natural Marítimo Terrestre de Cabo de Gata-Nijar, es un espacio alucinante. Tiene una de las franjas costeras más impresionantes del litoral del Mare Nostrum y es un ejemplo único de estepa mediterránea. Sus casi 50 mil hectáreas protegidas albergan volcanes, arrecifes, dunas, acantilados de vértigo, praderas de Posidonia oceánica y una fauna y flora autóctona de alto valor científico. A este valioso espacio protegido, por el frente sur, casi se lo comen los mares de invernaderos. Por la zona norte, lo bordeada la central térmica de Carboneras, sucia como ninguna y con planes de ampliación.

El pueblo de Rodalquilar está situado como en el centro espacial del parque y es conocido, sobre todo, por sus históricas minas de oro. Territorio rico en minerales, ya los romanos se aprovechaban del regalo telúrico. En el 1914 comenzó una nueva fiebre del oro, explotándose de forma insostenible envenenando el entorno por los procesos de cianuración, hasta que llegó el cierre en 1966. Ahora las instalaciones de aquella época dorada se están enverdeciendo, algunas alojan los centros de gestión ambiental del  Parque y las casas de los ingenieros están rehabilitándose para funcionar como alojamientos rurales. Hasta el cierre definitivo de las minas se trataban unas 600 toneladas de mineral al día, que daban sólo 5000 kg de oro al año. Aquí cuadra, mas o menos, la huella ecológica del adorado mineral. Se generaban más de tres toneladas de residuos de minería tóxica. Recuerdo aquí aquello sobre todo el cianuro necesario para extraer el oro necesario para un solo anillo de boda.

La visita al punto de información del Parque en el pueblo nos ha servido para saber qué se cuece a nivel ambiental en la zona. El coordinador nos comenta la situación actual,
la oferta de servicios ambientales, los planes de futuro y las dificultades para entroncar el progreso con el desarrollo sostenible del Parque. Una exposición de la cultura y la geología de la zona es de visita obligada.

A un tiro de piedra está el Jardín Botánico el Albardinal, todo un lujo, no se crean. Están representadas la flora natural y la agricultura de las zonas semiáridas de Andalucía oriental. En sus siete hectáreas se pueden observar casi todas las formas de adaptación de las plantas a la sequía y constituye un lugar excepcional para conocer especies únicas en el continente europeo: los llamados endemismos iberonorteafricanos que hablan del pasado geológico y biológico común del sureste andaluz con el continente africano. El jardín forma parte de un interesante proyecto de Red de Jardines Botánicos, que distribuidos con criterios ecológicos por el territorio, muestran el tapiz vegetal de Andalucía y ofrecen un
excelente programa de educación ambiental. De forma simple y agradable, al lado de las escombreras de las minas, el espacio está integrado en la fisonomía del espacio.  Unas pérgolas sombreadoras dan fe de que aquí, cuando el sol aprieta y que es casi siempre, son de agradecida utilidad.
Visita vegetal de alta calidad, gratuita, frugal, emocionante. Tel.: 950 389 742 y
mail. Su lugar en el mundo: Lat. 36º 51.01 N - Long. 2º 02.55 W.

Rodalquilar es en definitiva toda una joya ambiental y no precisamente de oro, menos mal.

Hemos salido del Parque atravesándolo, viendo como lo que antes eran pistas ahora es asfalto para ese turismo que llega motorizado, también en bicicleta, también a pie. Nada más recomendable para los amantes de los viajes tranquilos que echar un vistazo
al mapa de la Editorial Alpina para saber y emocionarse con todas las posibilidades de itinerarios por este maravilloso espacio natural.

Ya vamos saliendo. Bordeamos como hacen los limites del Parque, la central térmica de sucio carbón de Carboneras. Resulta irónico que en pleno debate sobre el Protocolo de Kioto y la necesidad de reducir la contaminación, Endesa, este grupo eléctrico que se jacta de ofrecer energía verde pretenda convertir esta central en el punto más contaminante no sólo de Andalucía, sino de todo el estado. Sin duda, sería mucho mejor destinar los recursos a un eficaz plan de gestión de la energía y eficiencia energética. Ahorrar energía es mas barato que hacer vatios sucios que fomentan la insosteniblidad. Además, un impulso al desarrollo de las energías limpias y renovables, en la región europea más soleada de todas, vamos, que me digan por qué no.
¡¡Olee¡¡ por una moratoria que evite que nuevas centrales térmicas, de cualquier combustible fósil, solo se autoricen cuando se agoten todas las posibilidades sostenibles de gestión. Para saber más sobre como decir no a las sucias centrales que estén cerca de vuestros lugares, lo ideal es conocer a la
Plataforma Ciudadana, No a las Térmicas.

Cerca de la mítica población de Mojácar, el litoral sigue mostrando su destrucción bendecida. En una playa nos encontramos de golpe con quizás 50 caravanas de turistas buscadores de Sol invernal. Algunas están solarizadas con notorias instalaciones de paneles solares fotovoltaicos que ayudan a que se pueda disfrutar de autonomía energética en el uso de cacharros cotidianos en esas casas móviles. Una nos llama la atención, es un camión transformado que parece que lleva tiempo en el lugar, viento y sol le abastecen de autonomía y de agradables vistas.

Ando reflexionando sobre la necesidad de comprometerme con las cosas y atenderlas como se debe, pues en este viaje me he llevado un susto importante. Rodeado de tanta ecología en acción me olvidado de atender como es debido al Micra, esa máquina con la que nos movemos tirando CO2. Cometí el error de iniciar el viaje con prisas y olvidé echar el imprescindible vistazo a todos los niveles de su corazón mecánico. De pronto me doy cuenta que le falta de casi todo: aceite, refrigerante, líquido de frenos, en fin, una imprudencia. Nos hemos volcado sobre la tienda de una gasolinera. Con la química adecuada y una hora de trabajo, que tendría que haber atendido antes de iniciar el viaje, salvo la situación que, por suerte, no ha pasado de ser un susto. Tirón de orejas por acciones poco sostenibles ya que el mantenimiento periódico para el coche es una obligación ecológica.

Una reflexión final, yo tan atento a la mejor calidad para el aceite del motor y casi no valoro la calidad de los aceites que ingiero para el motor de mi vida, ay, ay, ayyy!!.

Llegamos a BCN. Un largo trayecto conduciendo de forma eficiente para gastar el 15% menos de gasolina y por carretera nacional para evitar la tentación de profundizar el acelerador. Atrás quedan 2.035 kilómetros, 125 litros de gasolina sin plomo, y a grosso modo, unos 3.000 kg de CO2 emitidos a la atmósfera junto a otros gases contaminantes. Trabajo tengo en mi afán de no contribuir tanto al cambio climático que sobrecalienta este maravilloso planeta, en fin...


¿Porqué éste diario?

Modificado
09/02/2017

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