Ya desde primeras horas de la mañana, el día se presumía excepcional en lo referente a la presencia bondadosa del Sol. Y así ha sido, hoy ha hecho un día de bandera, con un sol de justicia, una temperatura agradable y ni una nube a la vista. Hemos medido valores de radiación solar, hoy supremos, entorno a los 850 vatios por metro cuadrado, casi ná.
En un plis plas, y siguiendo las instrucciones de los chefs solares, Ricard y Artur, he ayudado a instalar toda la batería de cocinas solares sin perder un minuto para ganar vatios limpios. Dos parabólicas Ksol 12, una Ksol 14, el fascinante reflector de 2 m2 Scheffler y un horno solar han llenado el espacio exterior asignado. Estaba prevista una paella abundante llena de verduras, siempre y por descontado, procedentes de la agricultura sin venenos: imprescindibles en una demostración gastronómica de las más limpias que se puedan dar.
Cebollas, pimientos, ajos, acelgas, zanahorias, berenjenas, alcachofas han sido cortadas en sus medidas variables y rápidamente llevadas a prepararse como sofrito para la paella que se presumía excelente. El sol era como una bendición alegre. Bajo el astro rey, el maestro Artur dale que te pego al batidor manual para el primer bizcocho solar del día. Remarco aquí, nuevamente, su desbordante prestigio entre las gentes del lugar. Agua calentita para abastecer preparaciones y una olla llena de patatas como al horno y al poco todas las cocinas han empezado a echar humo con los aromas más sugerentes de la zona.
Después de mi colaboración como pinche solar me he escapado a por la segunda visita a la ecoferia que ha motivado nuestra particular celebración solar tan sabrosa y mi viaje en coche con bici plegable al lado, que por cierto solo he mostrado porque poco la he utilizado. Tomando la temperatura al sector más sostenible de la economía más guapetona, también sus sabores, me he cruzado con quesos y aceites de delirio aunque he echado de menos panaderos de culto y observado como la primera ecocerveza de la región, la San Miguel Eco, se mostraba al mundo como reciente hazaña del grupo cervecero que precisamente la elabora en su planta de Lleida. También tomado nota de la oferta de inversión éticoamtiental de Maderas Nobles, que desde Riopar en Albacete, están plantado ahora árboles que en unas decenas de años entregarán rica materia prima. En el stand de la revista ReHabitar me he puesto al día, de la mano de Toni, su motor, del periplo de sus 8 números editados hasta la fecha, llenos de la actualidad del sector de la bioconstrucción, la permacultura y la vida más sostenible. Un articulo sobre el cáñamo industrial aplicado a la construcción ecológica me ha alegrado la visita.
De nuevo en el exterior. El ajetreo en la zona de las cocinas solares era intenso, ósea que he tenido que incorporarme sin dilación como pinche e informador solarculinario. A una gran parte de los visitantes les cuesta creer que lo que hay en la sartén se cocine de forma tan curiosa utilizando el sol. El hecho de que Ricard y Artur estén rodeados de cocinas y poniendo su tiempo, alegría y platos de rechupete a disposición de la gente, es porque sienten que esta sencilla tecnología solar hay que verla funcionar para quedar convencido de lo que no estamos aprovechando del todo. Una energía bondadosa y realmente divina del astro cercano.
Es habitual en estas demostraciones las continuas bajadas de energía, algo similar a una reducción del fuego en la cocina, ya que es imposible conseguir que la gente las observe desde los laterales, lo normal y a causa de lo curioso del cacharro, es ponerse delante interrumpiendo una gran parte de la radiación solar que debe reflejarse en la parábola con dirección a la olla. Esto llega a poner en riesgo los tiempos de preparación, aunque el simple aviso de retirada da pie al inicio de una conversación informativa.
Ricard se merece un premio, le he nombrado inventor del sistema de deshidratado de almendras más limpio del mundo. Con el simple horno de cartón hecho en casa, dos horas de horneo a 110 ºC (no cuesta mucho conseguirlos si el día es soleado) ha llegado a obtener las más sabrosas almendras como tostadillas. Con esta cocción solar las almendras les sale la piel con frotarla con los dedos. Se pelan con una facilidad, que este menda no ha visto nunca antes en su vida. Ya anda pensando en como montar una línea de tostadeo saludable solar antes de que se apropien del descubrimiento mentes poco soleadas. Informaré, si la ilusión se convierte en paquetes de almendras supersoleadas, en cuanto estén en el mercado. Sé que será un mercado amistoso, local, humilde, frugal y respetuoso, como es la vida que Ricard lleva junto a Isel en Mas Lluerna.
No hemos podido realizar con rigor una prueba espontánea que ha surgido de una empresa, Agua Absoluta, y donde su gerente ha aparecido con un destilador de agua para punto de calor con la idea de aprovechar los 800 vatios de potencia de la cocina Scheffler. Mi emoción se ha desbordado porqué el tema de la destilación solar me inspira una especial atención. Así que hemos quedado para otro día y así poder testear el ingenio. Como funcione bien, advierto que será para mí el descubrimiento del año.
Bueno, de aperitivo las almendras soleadas, pero la paella, ...que puedo deciros. Aunque se haya pasado un poco, el gozo humano ha sido considerable. Regada con buen vino y abundante agua, quizás los placeres sean parecidos a los que sienten los que llenan la barriga de florituras y fenómenos culinarios. Sin embargo, aquí el placer es más supremo por su frugalidad. El placer llega cuando se come la simple mezcla de verduras y arroz junto a buenos amigos, con buen sol y acompañado de buenas energías. Hoy, he tenido el privilegio de participar en una celebración simbólica por un mundo sostenible donde todos coman lo necesario, los alimentos sean saludables y estén preparados con las mejores energías. Cualquier actividad aprovechando la energía del sol para el bien común siempre es motivo de celebración para mí.
Se me olvidaba el postre, colofón de placeres: el bizcocho con chocolate y dosis de amor a la vida trasmitidas por las manos de Artur. Con la mezcla de buenos ingredientes, de agua sana y del limpio sol, ...el bizcocho no ha tardado más de unos minutos en ser digerido generando placeres intensos en estómagos agradecidos. En la sobremesa, Ricard, cocinero y además genio solar, me ha mostrado los 5 vehículos solares que tiene dispuestos para una actividad que se inaugurará en el próximo Encuentro Solar de Benicarló. Los coches se dirigen con unos espejos que reflejan la radiación solar y según la destreza del peculiar piloto enfocando hacia los módulos solares que impulsan directamente dos motores que deciden la dirección. Con esta actividad Ricard tiene previsto deleitar a grandes y pequeños en una carrera solar donde todos ganan en satisfacciones y nadie pierde en competencias. Eso sí, aquí la destreza y la atención harán más divertida esta peculiar carrera del sol.
En plena digestión de altas dosis de emociones solares me escapo otra vez al interior de la feria. Mira por donde me encuentro con los amigos-amantes de la bici, y su sencillo puesto lleno de información para la defensa de la máquina adorable. Toca la inversión del día. Cinco litros de aceite de olivas arberquinas de color oro del bueno, un quesito de cabra de sabor irrechazable y un paté de olivas verdes son compras inevitables.
Ya saliendo, un utensilio me llama la atención, debe haber sido por mi formación profesional y esa manía de observar todo lo que se mueve en direcciones interesantes. Sojamatic es un artefacto eléctrico diseñado para hacer licuados de soja fresca y bebidas de cereales, nueces, arroz... Más que sus virtudes alimentarias me he puesto a pensar en sus posibles virtudes ambientales. Se cogen 50 cl de soja remojada desde la noche anterior, se llena el recipiente con hasta un litro de agua, esta se calienta y enseguida se bate automáticamente, el resultado es un licuado similar al que comercializan en tetrabrick. La fibra sobrante es idónea para hacer otros preparados. Aquí la inversión es, según el vendedor, de 0,20 euros/litro contra los 2,00 euros que cuesta un litro comercial. La observación rápida ante el Sojamatic es que ahorramos envases, elegimos la calidad, no transportamos desde lejos agua y el coste en energía parece apropiado. En fin, no tardaré en daros un balance ambiental de este cacharro, una vez que consulte algunas dudas nutricionales y me haga con uno de estos. Quizás me encuentro con un aporte tecnológico para un cierta autonomía humana, una forma fácil y económica de hacer bebidas vegetales para quien las consuma habitualmente y no esté contento cuando tira el tetrabrik al contenedor amarillo.
Echo mano de las almendras que llevo en el bolsillo. Frente a mí la noche y la carretera de retorno a BCN. Atento a la velocidad para cumplir con aquello de la conducción eficiente. En el maletero la bici y conmigo los recuerdos cercanos de un fin de semana soleado, agradecido, esperanzador.
|