El otro día se plantaron miles de árboles en Catalunya y de ello se dio cuenta en este diario. Al mismo tiempo que se plantaban aquí esos
seres vivos vitales, la motosierra hacia crujir la vida de muchos miles de
ellos en no tantos lugares de este planeta. Aunque algunos se dedicaban a labores solares varias, como el amigo Ricard, liado montando un seguidor solar de Feina (made local), para dejarlo listo y que siga la órbita solar, donde unos paneles fotovoltaicos viajaran cada
día de forma automática mostrando su cara azulada al mundo, mientras generan
limpia energía eléctrica.
Pero hoy lo que quiero proponer es que toques madera de la buena, que es
toda, y qué mejor que la toques cuando su creador, su soporte, su cuerpo, está
en la vertical, bien anclado a la tierra, buscando el sol, fijando bienes
naturales, limpiando el aire, capturando el jodido CO2, ese gas que ya ha
comenzado a cambiar nuestras vidas. Tócalo venga, para que siga dando sombra y
alimento, cobijo a otros seres vivos y placeres para el gozo humano no mercantil.
Tenemos dos sabinas moras, Juniperus phoenicea, a nuestro cargo, en el balconcillo. Nacieron en las montañas de
Mallorca; un amigo, que visto de lejos parece un árbol porque su alma creo que
es como uno de ellos, nos entregó las mencionadas sabinas en custodia. Nos propuso que las abrigáramos,
que las colocáramos en un tiesto con tierra nutritiva, que las regáramos y que
las viéramos subir hacia arriba. Llevan con nosotros seis meses, han pasado el
invierno, hemos hecho todo lo indicado y hoy precisamente nos hemos sentado
frente a ellas para querer, mirándolas, ver qué podemos hacer por el bien de
todo lo vivo en este mundo patas arriba. Unos meses antes, alguien totalmente
cercano a mí estuvo colaborando con su talento y habilidad en la entrega de
unas cocinas solares parabólicas en las altas tierras del Atlas marroquí, donde
un día casi todo fue bosque de sabinar albar; aquí unas secuencias. Es del mismo género que mi sabina mallorquina, pero la del Norte de África -que también habita en el Centro de la Península ibérica-, la Juniperus thurifera, como su nombre científico indica (thurifera significa «productora de incienso»), tiene una madera muy aromatica... y así, por tener esta valiosa calidad de madera, le ha ido. Todos los árboles del género de las sabinas tienen una madera de muy buena calidad, pero son árboles de crecimiento muy lento.
Estamos preparando ya un plantel con otras especies; es tan poco lo que
piden y tanto lo que dan, que más allá de lo infantil que pueda parecer la
jugada, te animo a que no te pierdas el tocar madera, el sentirla. Tendrás, como nosotros,
bastante tiempo para pensar dónde el jovenzuelo echará raíces cuando ya se
defienda solo, hay tanta tierra esperándolos…
Ayer, los amigos de la verdepaz presentaron una campaña de alarma y amor por
los árboles que quedan en la vertical y sufren. Una campaña importante,
sentimos como las dos sabinas que cuidamos en el balcón están vinculadas a ella. Nos hemos encontrao seducidos cuando la campaña nos habla de que no solo salvemos a todos los posibles
parientes de nuestras dos sabinas sino que, además, ello nos sirva para
salvarnos de un clima cambiante a peor. "Salvar los bosques, Salvar el Clima", ¿te apuntas?: los detalles en esta dirección. Y para hacer las cosas bien y no esperar a que caigan del cielo las soluciones, han presentado la Guía de la Buena Madera, que tiene como objetivo promover y orientar sobre el consumo de madera. La guía está destinada a los sectores de arquitectura, decoración e interiorismo, y a otros colectivos que prescriben madera, como los responsables de contratación en la administración pública, empresas constructoras, etc. Esta guía es la primera actividad de la campaña "Salvar los bosques, Salvar el clima" y pretende ser una herramienta para luchar contra la madera ilegal y la deforestación, responsables del cambio climático. Se estima, apunta, que casi el 20% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero proceden de la deforestación y la degradación forestal.
Ahora lo que propongo es que toques la mejor madera cortada, sesgada, aliada
en nuestro devenir, como un material que retorne a darnos servicios prácticos e
inteligentes, desplazando a otros materiales que no lo hacen. La Guía de la
Buena Madera ha seleccionado algo más de 30 especies muy comunes en el mercado
español y las ha agrupado en cuatro grupos, según los diferentes riesgos que se
derivan de su grado de amenaza, de la región del planeta de donde proceden, de
la existencia o no de problemas en sus bosques, de la existencia de conflictos
bélicos, etc. Así, la guía establece cuatro categorías:
Maderas recomendadas: maderas con sello FSC, la madera reciclada y el
corcho.
Maderas aceptables: castaño, haya, roble, pino silvestre y laricio, nogal,
bambú, etc.
Maderas problemáticas: abeto, alerce, hemlock, eucalipto, pino radiata, cedro
rojo, etc.
Maderas de alto riesgo: merbau, iroko, ipé, teca, wengué, jatoba, meranti,
sapelli, etc.
Nosotros, con nuestras dos sabinas y siempre atentos a consumir madera y
papel de no venga de la destrucción -mira un interesante y jodido viaje- ya llevamos un tiempo sabiendo dónde echaran
raíces esos seres vivos, será un poco más allá de nuestros corazones, en un
lugar del mundo donde imaginamos que algún día volverán los pájaros con sus
cantos.
Toca madera, tócala bien, siéntela, hazla tuya... rápido
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