Los puertos marinos son siempre espacios llenos de misterios. Perderse en este mundo no es fácil. De entrada tienen su frontera infranqueable, su propia policía y sus leyes –mafias incluidas (luego hay quien se queja de los independentistas del mundo!!). La última vez que me perdí realmente en el puerto de Barcelona era buscando el barco de Greenpeace en el que daban un fiestecita. Por suerte, durante los más de cincuenta minutos perdidos en su inmensidad iba montado en un taxi con un simpático conductor y buena compañía. Pero, no todo es misterio en los puertos. También se topa uno a veces con curiosidades aparcadas sin más: desde el yate de algún multimillonario desconocido, hasta un barco ecopirata. Lo último que uno esperaría en un espacio escondido del puerto es el mayor barco solar jamás construido: el Tûranor PlanetSolar.
Sin duda, el Türanor PlanetSolar no pasa desapercibido, como tampoco lo hace su política de comunicación pública. Foto: Fundación Tierra.
Había oído hablar del tema, pero poco imaginaba que un paseo rutinario el pasado 11 de septiembre 2010 por el puerto divagando entre amores varios, fuera sorprendido por la puntiaguada proa i megaaerodinámica de un catalamará solar. Observé por un ratillo el trajín de la tripulación. En realidad les ví más bien relajados, vaya, movida tipo: “tranqui tronco”. Sin embargo, digo trajín, porqué según la Marketing Manager de la empresa Immosolar que puso la tecnología fotovoltaica en el mismo, a la que solicité poder visitar tal maravilla tecnosolar contestó textualmente: "Dado que las personas que trabajan en el barco están extremadamente ocupadas, es bastante improbable que podamos organizar una entrevista personal". ¿Cómo podía darme una excusa tan mala la persona responsable de Marketing de Immosolar?.
Uno de los tripulantes cazados en pleno trabajo de mantenimiento o más bien moviendo el esqueleto para no aburrirse. Foto: Fundación Tierra.
Aquí cometí mi primer error periodístico. En lugar de asaltar directamente el barco con el carné en el boca empuñando mi cámara digital, contacté con los propietarios. Luego, contacté con los responsables de comunicación que difundieron la nota de prensa que el catamarán solar estaba en Barcelona. De los primeros silencio, y con los segundos simplemente me quedé estupefacto. La nota de prensa sobre el Turanor estaba más vacía que el universo según Hawking. En cualquier caso, lo más destacado que relataban es que “El MS TÛRANOR PlanetSolar permanecerá en la marina de Barcelona (Marina di Barcelona MB 92) durante dos semanas. Allí no sólo será sometido a más pruebas y a una inspección, sino que además será preparado para su viaje alrededor del mundo”.
Un proyecto solar sin más contenido que el del marketing verde más insulso. Portada de la publicación de marzo-abril 2009.
No imagino cómo puede urdirse un proyecto de marketing como es el Tûranor sin incluir al capitán Patrick Marchesseau (43 tacos) como "relaciones públicas" al frente del barco solar más rápido surcando las olas a la increible velocidad de 7,5 nudos (casi 13 km/h) para dar la vuelta al mundo. Al fin y al cabo, las 85 toneladas del Tûranor no avanzarán de media más que la velocidad de los veleros de competición y sólo 1 km/h más que el pequeño catamarán Sun 21, también suizo, que hizo Basilea-Nueva York en el 2007. Intento saber más sobre las características de este barco solar y me leo la siguiente nota de prensa de Immosolar titulada Autonomía solar en tierra y en alta mar. Veo un video pero no hay nada de información sólo música de una animación 3D. Simplemente, dejan claro que: "El objetivo del proyecto del PlanetSolar es dar la vuelta al mundo en el año 2011 en un barco propulsado exclusivamente con energía solar". En la nota de prensa del fabricante de la parte solar del barco no hay ningún dato técnico y análisis sobre su capacidad fotovoltaica para abordar este viaje (eso, ¡¡¡en una nota de prensa de una empresa solar!!!)
Me pregunto cuántas noches podría navegar, de las 40 personas que puede cargar, cuántas podrían hacer un “crucero”, cuál es la proporción peso vehículo-energía consumida por milla recorrrida, como gestionan los residuos de sus tripulantes, que posibilidades de navegabilidad tendría frente a la tormenta perfecta en alta mar, si harán algo de educación ambiental a cada puerto que visitan (por qué no llevan una persona docente capaz de animar cada escala entre escolares, etc.). En fin, hasta donde he podido investigar sobre el Planetsolar, no es más que un barco fantasma, algo que Immosolar remata en su nota de prensa: "El objetivo es demostrar que las energías renovables ya están maduras y que tienen un rendimiento lo suficientemente alto como para poder realizar proyectos ambiciosos como este". Ni se han dignado a un pequeño análisis de las características técnicas del barco.
La organización ecologista Sea Shepherd Conservation Society, con su buque negro Steve Irwin, lucha por la preservación de la fauna marina con ataques directos a las "embarcaciones depredadoras" o como en esta imagen destruyendo una granja de engorde de atunes. Eso sí que son aventuras marinas. Foto: Sea Shepherd Conservation Society.
Me vuelvo al puerto a echar la última mirada a este alarde de vacuidad solar. Porque incluso en los proyectos solares subyace, a veces, la estupidez humana. Proyectos que invierten millones de euros para ser simples fantasmas perdidos en el océano de la sinrazón. Es increible que haya atracado este barco solar en Barcelona y no haya servido para ser un símbolo para animar la maltrecha fotovoltaica. Parece que disponen de una exposición pedagógica que se movió por Suiza y una publicación, también algo fantasma… En fin, el Tûranor partirá de Barcelona y se irá directo a ser entronizado en Monaco entre el 21 y 2l 24 de septiembre según cuentan. Luego, simplemente, se perderá para siempre en las profundidades informativas hasta que quizás algún día saquen una nota de prensa diciendo “hemos dado ya la vuelta al mundo con un barco solar”. Eso, si el catamarán no acaba en manos piratas, porque, sin duda, la superficie de 536 m2 de paneles fotovoltaicos con una potencia de 93,5 kW podría ser bien útil en cualquier país no desarrollado ya que es capaz de suministrar energía eléctrica a una población de casi un centenar de habitantes durante 25 años. La verdad, es que entre un barco fantasma perdido en el puerto de Barcelona (que los hay, aunque no solares, por ahora) o un barco solar varado en medio del desierto a modo de haima tecnológica, no le veo la diferencia.